Curiosa exposición de quimeras

La XVII Feria de la Cultura Cubana Arte en La Rampa, no obstante la loable reducción de los stand en relación con años anteriores, hasta la fecha ha recibido más de 100 mil visitantes nacionales y cerca de mil extranjeros, mientras que las ventas superan los promedios de citas precedentes; afirmaron en el Pabellón Cuba, sede del evento, funcionarios del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), institución que lo patrocina junto a la Asociación Hermanos Saíz.

El salón fue inaugurado el pasado primero de julio con la apertura de la exposición Fidel, soldado de las ideas, de los fotorreporteros Liborio Noval e Ismael Francisco González, imágenes que reflejan momentos históricos del período revolucionario y del presente en la vida del Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz.

La polivalente vitrina está habilitada con unos 90 stands de creadores del FCBC, además de otros 30 de diferentes firmas vinculadas a la cultura cubana. La mayor ganancia del nuevo diseño de la exhibición del vasto y comercializable surtido de expresiones artísticas, ha sido una mejor disponibilidad de las áreas y pasillos que favorecen el tránsito de los asistentes, los que pueden ver y adquirir los productos en aventajadas condiciones.

Los organizadores de Arte en La Rampa velan por el exigente cumplimiento de su programación artística paralela, la cual se destaca por la calidad de las figuras que allí se presentan. En las tres plataformas concebidas para ese desempeño se han realizado encuentros de música, danza, modas, artes plásticas, literatura y espectáculos para niños, entre otras expresiones, lo cual ha posibilitado, junto a la venta de duplicados de pinturas de reconocidos maestros cubanos, enmarcados y propuestos a precios realmente módicos, que —en esa vertiente— el evento constituya verdadera plaza para el disfrute.

Pero para el gran público esta no es una feria pensada para la mayoría de los cubanos que, ante los precios elevado de buena parte de las mercancías, visitan el lugar como espectadores. En muchos casos la calidad de las artesanías en los stands individuales no se corresponde con su valor en CUC (pesos cubanos convertibles), sobre todo en artículos de uso personal y domésticos.

No existe asimismo homogeneidad en los atributos estéticos de diversas realizaciones en fibras y cerámicas. De terminal renglones pululan en las plazas destinadas para su venta diseminadas por toda la capital, tanto por el FCBC como por los cuentapropistas. Señaladas bisuterías son ridículas quincallerías, cuya única atracción es su bajo precio de acuerdo con el resto de las obras.

No puede dársele la espalda a una realidad inocultable: el salario promedio de los trabajadores de este país. Algunas piezas artesanales de las que se venden en Arte en La Rampa, como una simple y poco atractiva cartera para mujeres, combinada con pedazos de tela, lona o vinil, cuesta 25 cuc, es decir más de 500 pesos (CUP), cifra que para algunos representa el salario de casi dos meses. Conviene recordar que la mayoría no recibimos nuestro sueldo o una porción de él en divisas convertibles. Varios de los que visitan el Pabellón Cuba lo hacen para adquirir útiles escolares mercadeados por Artex, ante la cercanía del nuevo curso.

Pienso que no es justo llamársele a Arte en La Rampa la Feria de la Cultura Cubana. Así lo fuera si además de mantener una excelente programación artística para niños, jóvenes y adultos, se lograran mayores ventas de reproducciones artísticas enmarcadas, pues cada día se aglomeran decenas de personas para obtener alguna de las pocas que se expenden. Sería justo que se suministraran, a precios asequibles y en beneficio de su promoción, originales de creadores emergentes. También alcanzaría tal denominación si la gran parte de los bienes propuestos fueran significativos modelos de la creación artesanal artística; y si a estos fines se destinaran los espacios ahora dedicados a las manufacturas fachosas y a los carísimos calzados con diseños similares —el mayor número de stand corresponde a este artículo—; y además si la participación en esta feria estuviera precedida por una rigurosa curaduría en la que ciertamente descollara la calidad artística de los productos.

Sin embargo, el público acoge este esperado proyecto cultural del período estival como lo que realmente es: una curiosa exposición de quimeras, cuyas puertas estarán abiertas, hasta el venidero domingo 18 de setiembre, a partir de ahora en los siguientes días y horarios: jueves y viernes, de 2:00 p.m. a 7:00 p.m., y los sábados y domingos de 10:00 a.m. a 7:00 p.m.