Carpa llena

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El cubano Jorge Perezoff es un malabarista excepcional. Obtuvo el premio a la mejor interpretación masculina. Foto: Yuris Nórido
El cubano Jorge Perezoff es un malabarista excepcional. Obtuvo el premio a la mejor interpretación masculina. Foto: Yuris Nórido

 

La popularidad del circo en Cuba está fuera de duda, bastó con asistir a cualquiera de las funciones del  recién finalizado Festival Circuba  2016 para comprobarlo. La carpa  Trompoloco, sede principal de la  cita, estuvo repleta en todas las presentaciones. Algunos todavía subestiman las credenciales artísticas  del circo, pero nadie podrá negar su  extraordinaria capacidad de convocatoria.

Lo mejor es que el circo cubano sigue apostando por un espectáculo sano, apto para toda la familia.  En varios chistes de los payasos,  no obstante, uno pudiera encontrar  ciertas visiones prejuiciadas de distintos temas… pero no llegan a ser  expresiones agresivas.

Circuba, se ha dicho muchas veces, es la principal vitrina del arte  circense nacional, y también la  oportunidad de apreciar algo de lo  que se hace fuera. Y está claro que  las propuestas cubanas se encuentran a la altura de los estándares internacionales; en ocasiones, incluso  a la vanguardia.

Desde el punto de vista de la técnica, Cuba tiene mucho que mostrar  al mundo. La Escuela Nacional de  Circo ha garantizado durante años la  renovación de los elencos, la continuidad de una tradición y la aplicación  de efectivas metodologías de enseñanza.

De hecho, decenas de artistas formados aquí integran las plantillas de  reconocidas compañías europeas y norteamericanas. No es casual. Para  muchos de ellos, Circuba fue la primera oportunidad, teniendo en cuenta que a este festival vienen cada año  importantes artistas, directivos y empresarios circenses de todo el mundo.

Hasta el punto de que los jurados del certamen suelen ser más famosos y relevantes que buena parte de los artistas que concursan.

Con todo, no basta asistir a las sesiones competitivas del Circuba para  llevarse una idea abarcadora del circo  cubano; aquí acuden los mejores y la  dramaturgia de los espectáculos está  pensada en función del concurso.

Rusia estuvo representada por la Compañía Estatal Rosgoscirk. Fue premiada con la Carpa de Plata. Foto: Yuris Nórido
Rusia estuvo representada por la Compañía Estatal Rosgoscirk. Fue premiada con la Carpa de Plata. Foto: Yuris Nórido

El Circo Nacional tiene todavía un serio desafío: que su propuesta puramente estética (dígase: esencialmente  artística) esté a la altura de las capacidades técnicas de los ejecutantes. Para eso hace falta más sentido de integración con otras manifestaciones,  nuevas concepciones dramatúrgicas,  experimentación y deseos.

No es que el espectáculo tradicional (número tras número, a la manera  de una feria de atracciones) no siga  siendo funcional —las carpas repletas es la muestra fehaciente de que lo  es—; sino que algunas expresiones del  circo contemporáneo han demostrado  que esta práctica puede ser mucho  más que pura exhibición de destrezas  y riesgo. Como la ópera, el circo podría ser escenario de sugerentes confluencias.

Para eso habría que desterrar prejuicios. Por un lado, los que afirman que es un arte en decadencia.  Por el otro, los que sostienen que  una estilización conceptual pondría  en riesgo la esencia misma del espectáculo.

Demasiadas comparaciones tienen que sufrir los artistas cubanos  con el celebérrimo Circo del Sol,  pero ahora mismo nos viene bien la  alusión: las presentaciones de esa  compañía son brillantes entramados  múltiples, de altísimo vuelo estético… y no traicionan las emociones  del circo de toda la vida.

Claro que hay un fuerte componente financiero —eso en sí merecería  un análisis aparte—; pero sobre todo  es cuestión de creatividad.

Algo está garantizado de antemano: el gusto del cubano por el circo.  Y también su nivel de exigencia e información. En este festival la gente  aplaudió más a los mejores. El premio  de la popularidad nunca está muy lejos de los galardones otorgados por el  más exigente jurado.

La XV edición de Circuba, dedicada a los 90 años del líder de la Revolución Fidel Castro Ruz, presentó  dos programas balanceados, sin llamativos altibajos. Aunque todavía  nos quedan insatisfacciones: ¿Por qué  comenzar a veces las funciones con  largas y aburridas entregas de reconocimientos? ¿Qué hicieron algunos  de los payasos del Festival en un año?  No tiene mucho sentido repetir exactamente los mismos números de la  pasada edición.

A partir del miércoles comienza la tradicional gira de Circuba por varias ciudades del país. Por falta de circo no será.

Los principales premios de Circuba 2016

GRAND PRIX: Vuelo en barra fija con levitores, de Compañía Havana (Cuba); CARPA DE  ORO: Mambo Five, Barra Rusa  de Compañía Havana (Cuba) y  Mástil acrobático de la Compañía Havana (Cuba); CARPA DE  PLATA: Trío de pulsadas de la  Compañía Rosgoscirk (Rusia)  y Malabares de rebote de Lucas Escobedo (España); CARPA  DE BRONCE: Fuerza capilar  del dúo Zontli de la Universidad  Mesoamericana (México) y Aro  giratorio de Enomine (Ecuador);  CARPA DE INTERPRETACIÓN  FEMENINA: Ximena Rivero de la compañía Los Circonautas  (Perú); CARPA DE INTERPRETACIÓN MASCULINA: Juegos  malabares al estilo de Jorge Perezoff (Cuba); CARPA ARTISTA  REVELACIÓN: Rolan Rolan de Alejandro Licea (Cuba).

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