El fin del bloqueo es la luz al final del túnel, declara Malmierca

El fin del bloqueo es la luz al final del túnel, declara Malmierca

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El ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca Díaz, realizó este domingo declaraciones a la prensa en el Hotel Tryp Habana Libre, en las que expuso sus puntos de vista acerca del impacto del más reciente paquete de medidas aprobado por el Gobierno de Barack Obama y comentó el nuevo escenario que para las relaciones económicas bilaterales generaron los anuncios del 17 de diciembre del 2014.

La aplicación del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos contra Cuba hace más de 50 años, ha prohibido el establecimiento de vínculos de negocios entre empresas cubanas y estadounidenses, incluso con las sucursales de estas en terceros países, aclaró.

La autorización emitida en el año 2000 para la importación de productos agrícolas y alimentos procedentes de Estados Unidos permitió la realización de las únicas operaciones comerciales que han podido desarrollarse, con grandes limitaciones, en ese mercado.

Pero su condicionamiento a la aplicación de estrictas reglas, que se alejan de la práctica comercial internacional y reducen la competitividad de los productos de esa nación, han motivado la tendencia decreciente en los volúmenes de alimentos importados desde 801 mil millones de dólares en el 2008, hasta menos de 200 mil millones en el 2015, aseguró.

No obstante, destacó el titular cubano, a pesar de haberse sostenido esa política de bloqueo, muchos hombres de negocios de EE. UU. se interesaron por las oportunidades que ofrecía el mercado cubano.

El sector agrícola fue uno de los más activos en la oposición al bloqueo, pero no fue el único, pues en los últimos años se ha ido incrementando el respaldo al cambio de una política condenada, año tras año, por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Este escenario tuvo un cambio trascendental el 17 de diciembre del 2014, cuando el presidente Barack Obama admitió el fracaso de esa política y se comprometió a sostener un debate con el Congreso de los Estados Unidos sobre el levantamiento del bloqueo, recordó Malmierca.

Desde ese momento, 4 paquetes de medidas han sido aprobados por el presidente Obama, en enero y septiembre del 2015 y en enero y marzo del 2016.

Como hemos expresado, dijo, estas medidas van en la dirección correcta y han sido demostraciones claras de las amplias facultades ejecutivas que posee el presidente Obama para, en correspondencia con su declarada oposición al bloqueo, ir vaciando su contenido con la excepción de aquellos elementos que solo pueden ser modificados por el Congreso estadounidense, al estar codificados en ley.

Apuntó que el proceso hacia la normalización de las relaciones bilaterales ha contribuido a establecer vías de comunicación sobre temas de interés común, especialmente en el ámbito económico y comercial, para ello han mantenido intercambios con los departamentos de Estado, de Comercio y del Tesoro de los Estados Unidos y se realizaron dos rondas de Diálogos regulatorios: el primero en octubre del 2015, en La Habana; y el segundo, en Washington, a mediados de febrero último.

El Ministro cubano recordó que la secretaria del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, Penny Pritzker, quien acompaña en esta ocasión a Obama, fue la segunda alta funcionaria que viajó a la isla después del restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Con ella acordó reunirse ese mismo domingo para continuar intercambiando sobre temas de interés bilateral, en correspondencia con el objetivo que compartimos de lograr la eliminación del bloqueo.

La secretaria Pritzker viajó acompañada por representantes del sector empresarial estadounidense, y todos serán recibidos con respeto y hospitalidad.

Acerca de las nuevas medidas anunciadas por Obama el pasado 15 de marzo, el titular precisó que se introdujeron cambios importantes en algunos de los temas planteados por la parte cubana en los dos primeros diálogos regulatorios, entre los que destacamos el levantamiento de la prohibición del uso del dólar en nuestras transacciones internacionales.

La efectividad de esta medida debemos comprobarla en la práctica, refirió, pues las instituciones financieras han sido sometidas a una férrea persecución y se les han aplicado sanciones que superan los 14 mil millones de dólares en los últimos años, por lo que es de esperar que se mantenga cierta resistencia a operar con Cuba, si no cuentan con seguridad y garantías de que les está permitido. Pensamos que el Gobierno de los Estados Unidos puede dar pasos para trasladar mensajes claros y directos en esa dirección.

Para Malmierca esta es una de las cuestiones que tiene mayor implicación en el comercio cubano, pero solo para operaciones que se realicen con otros países, pues persiste la prohibición de utilizar el dólar en las transacciones con empresas estadounidenses, excepto algunos casos autorizados, lo que genera costos adicionales y va en contra del interés de establecer negocios mutuamente ventajosos entre Cuba y Estados Unidos.

Remarcó que medidas aprobadas en paquetes anteriores, que podrían tener una incidencia positiva considerable, no han sido implementadas, como la capacidad de que entidades estadounidenses provean financiamiento para las operaciones autorizadas de exportación hacia Cuba, excluyendo el sector agrícola.

Una vez más abordó algunas de las facultades ejecutivas del presidente Obama que no han sido empleadas, entre ellas la imposibilidad de las empresas cubanas de exportar productos y servicios a Estados Unidos; la prohibición a los empresarios estadounidenses de invertir en Cuba, más allá del sector de las telecomunicaciones; y la autorización a los bancos cubanos de establecer relaciones directas con bancos estadounidenses y de abrir cuentas de corresponsalía en estos últimos.

Denunció el sesgo discriminatorio hacia las empresas del sector público que tienen las medidas anunciadas, pues ellas son mayoría en un modelo económico soberanamente escogido por nuestro pueblo. Por otro lado, la orientación específica hacia determinados sectores, refleja, en nuestra opinión, propósitos políticos, comentó.

El bloqueo es el principal obstáculo al desarrollo de Cuba y ha provocado perjuicios estimados en más de 121 mil millones de dólares. Pero aun adoptando medidas al alcance de las facultades ejecutivas del presidente Obama, explicó el Ministro, no podríamos alcanzar una real normalización de las relaciones, pues el bloqueo seguiría vigente y se mantendría pendiente la solución de otros temas de alta importancia para Cuba, como por ejemplo, la devolución del territorio ocupado por la base naval de Guantánamo.

Enfatizó en que será necesario que el Congreso de los Estados Unidos atienda a los reclamos del mundo, así como de una parte considerable del pueblo y la comunidad de negocios estadounidenses, y elimine el injusto e inmoral bloqueo al que ha sido sometido nuestro país.

En cualquier caso Cuba seguirá impulsando un modelo económico propio, sin políticas de ajustes ni terapias de choque, con el objetivo de hacer próspero y sostenible el socialismo.

Mencionó entre los pasos dados para promover la inversión extranjera la creación de la Zona Especial de Desarrollo Mariel, el incremento de la autonomía del sector empresarial cubano, y la ampliación del papel que juega el sector no estatal.

Destacó, además, que se ha ido restableciendo paulatinamente la confianza de los empresarios en el mercado cubano, a partir del estricto cumplimiento de los compromisos financieros asumidos por Cuba, como el Acuerdo firmado con el Grupo Ad hoc del Club de París, y con otros países acreedores.

Mantenemos relaciones comerciales con más de 75 naciones, indicó, y hemos definido como política continuar diversificando nuestros socios. El sector de negocios de los Estados Unidos debe tener la posibilidad de acceder al mercado cubano como lo hacen empresarios del resto del mundo. No es Cuba quien los discrimina, sino las propias leyes estadounidenses.

Anunció que en la mañana de este lunes se efectuará un foro de negocios convocado por la Cámara de Comercio de la República de Cuba. Las palabras inaugurales del evento estarán a cargo del presidente de la Cámara de Comercio Orlando Hernández Guillén y la miembro del gabinete María Contreras-Sweet, encargada de la Administración de Pequeños Negocios de los Estados Unidos.

En el evento, donde se esperan intervenciones del presidente Barack Obama, de Malmierca y de la Secretaria de Comercio Penny Pritzker, habrá una representación de empresas estadounidenses y estatales cubanas, además de cooperativistas y trabajadores por cuenta propia de la isla.

En ese contexto se realizarán paneles sectoriales para la promoción de las oportunidades de negocios.

Según el titular de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, más de 20 empresas cubanas han identificado intereses comerciales de importación en el mercado estadounidense, y se espera que puedan concretar las operaciones comerciales en los próximos meses. Asimismo, las empresas exportadoras cubanas seguirán promoviendo bienes y servicios de reconocido prestigio internacional que, consideramos, tienen posibilidades de acceder al mercado estadounidense, insistió.

A los acuerdos de negocios anunciados recientemente en materia de comunicaciones y correo postal, el Ministro anunció que podrían sumarse en los próximos días otros negocios o protocolos de intención asociados a la operación hotelera y de cruceros, así como al comercio de equipos y componentes para el sector eléctrico, la transportación aérea y la asistencia médica.

Son algunos ejemplos de las grandes potencialidades existentes, destacó.

A una pregunta de la prensa acerca de un posible escenario sin bloqueo, Malmierca reiteró que ese es el principal obstáculo para el desarrollo económico y que es la luz al final del túnel por la que aguardan los empresarios para poder invertir.

Mi experiencia personal en Diálogo regulatorio, confesó el político cubano, es que la parte norteamericana está comenzando a entender el asunto, pero el proceso es complejo, pues fueron muchos años de una verdadera guerra económica que requiere tiempo desmontar.

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