La mirada en el IV Clásico

La mirada en el IV Clásico

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Guillermo Avilés deber ser jugador regular en nuestra selección nacional.  Foto: Ricardo López   Hevia
Guillermo Avilés deber ser jugador regular en nuestra selección nacional.  Foto: Ricardo López   Hevia

Para ser consecuente con lo que muchas veces se ha dicho reafirmo que, justo en el capital humano, las condiciones naturales de nuestros peloteros, radica la mayor riqueza y las posibilidades de alcanzar lugares en el podio —negados en los últimos tiempos— en eventos internacionales de primer nivel.

Ello fue ya realidad en ocasión del Primer Clásico Mundial de Béisbol hace un decenio, cuando la selección nacional concluyó segunda, solo superada por Japón.

Ahora que con torneos clasificatorios, nombramientos de managers, suenan los primeros avisos de la cuarta edición de ese certamen devenido campeonato mundial, es válido expresar algunas motivaciones y expectativas en relación con la cita élite.

Desafío inmenso será vencer cada etapa del evento, desde la primera, con independencia de quienes integren el grupo en que se aliste Cuba. Las dudas crecen luego de los pálidos resultados registrados en el Torneo Premier 12 y la Serie del Caribe, y por qué no, el angustioso bronce logrado en los Juegos Panamericanos de Toronto, oportunidad  en la  que  se esperaba —y era posible— más de nuestro equipo.

Observaciones a los eventos mencionados y a la 55 Serie Nacional que vivimos en el final de su etapa clasificatoria indican  que tenemos materia prima para trabajar. Ahí están los casos de José Adolis García, Liván Moinelo, Yunier Cano, Guillermo Avilés, Lázaro Ramírez, Julio Pablo Martínez, Roel Santos…, jóvenes con calidad demostrada en cada salida al terreno. Ellos, rendimiento por medio, se convierten en potenciales integrantes del equipo nacional al próximo Clásico.

Claro que se pueden adicionar otros muchos nombres con más experiencia internacional y madurez como atletas: Stayler Hernández, Yosvani Alarcón, Alexander Malleta…

En el caso de los lanzadores esperemos que entre la cantera disponible se lean los nombres de Yosvani Torres, Freddy Asiel Álvarez, Héctor Mendoza, Ismel Jiménez, ausentes en la más reciente competencia. Ellos pudieran unirse a Vladimir García, Miguel Lahera, José Ángel García… Todos pueden darnos la posibilidad de soñar al menos con un lugar decoroso.

Pero si hablamos de soñar tendremos que ser más precisos para responder a las exigencias del béisbol hoy día. Por ejemplo, la selección del primer y segundo bateadores en el orden ofensivo es un aspecto fundamental a la hora de fabricar carreras, que es a la postre con lo que se ganan los juegos.

Los equipos asiáticos, sobre todo Japón y Sudcorea, se han vuelto especialistas en presentar jugadores de excelente tacto, rápidos hasta el punto de convertirse en verdaderos dolores de cabeza cuando entran en circulación; también buenos tocadores de bola.

Pero ellos no son los únicos. Los primeros bateadores de México, campeón de la Serie del Caribe pasada, resultaron ser velocistas impresionantes en el corrido de las bases. Llamó mi atención en el desempeño de ese y otros equipos que no pocos jugadores ganaran la segunda base, además de mediante el robo, con un fly de sacrificio a los jardines, algo más que excepcional en nuestra pelota.

Entendemos  que los  elementos  científicos  —incluyo la estadística— deben primar a la hora de decidir una selección  y un orden a la ofensiva. Tenemos buenos primeros bates. Aquí vuelvo a mencionar a Roel Santos,  Julio Pablo Martínez, Lazarito Ramírez, José Adolis García, este último con la tarea de continuar mejorando su tacto.

Si trabajamos con intencionalidad habrá que tomar en cuenta el promedio de embasado de los bateadores, incluso por encima de lo que pueda expresar 10 o 20 puntos de diferencia en el average al bate.

La determinación de otros turnos ofensivos, el uso de emergentes, la presencia de bateadores zurdos en la alineación (las últimas selecciones apenas han contado con uno o dos), se incluyen entre los reclamos que hacen de nuestro deporte nacional una disciplina cada vez más científica.

A la defensa debemos  procurar algunos ajustes. Soy de los que piensa en Guillermo Avilés como titular del primer cojín en un equipo nacional. Lo digo porque es una primera base natural, mejor defensor que en los jardines, y porque le saca mucha juventud a los que han actuado como regular en esa posición en los últimos equipos Cuba.

Ahora bien, para  llegar al evento internacional con el debido fogueo, debería ser jugador de cuadro durante la Serie Nacional. En este propósito se demanda una intervención más activa de la Comisión de Béisbol.

Sobre una estructura más eficaz que concentre mejor la calidad que tenemos se seguirá hablando en las calles y plazas beisboleras, y en cuanto foro se ofrezca la ocasión para hacerlo. Nuestro reportero especializado en béisbol seguramente abordará el tema en las ediciones impresas y digitales de Trabajadores. La invitación es a que siga en contacto con nosotros.

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