Consejo Nacional de la Uneac: escenario de reafirmación patriótica y revolucionaria

Consejo Nacional de la Uneac: escenario de reafirmación patriótica y revolucionaria

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Miguel Barnet leyó una carta dirigida por Carilda Oliver Labra, al Consejo Nacional de la Uneac, en la que ella expresó su adhesión a los que tienen la responsabilidad de salvaguardar la riqueza espiritual de Cuba.Foto: Heriberto González Brito
Miguel Barnet leyó una carta dirigida por Carilda Oliver Labra, al Consejo Nacional de la Uneac, en la que ella expresó su adhesión a los que tienen la responsabilidad de salvaguardar la riqueza espiritual de Cuba.Foto: Heriberto González Brito

 

Particularmente convocado para debatir el informe de la comisión Cultura, Turismo y Espacios Públicos, el  Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac),  efectuado el pasado viernes en la capital,  devino vehemente escenario de  reafirmación patriótica y revolucionaria.

La enérgica filiación del plenario con la defensa de la identidad de la nación y con la política cultural de la Revolución se exacerbó  tras la lectura de una declaración de principios  del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), sobre lo  ocurrido en la sala Fresa y Chocolate,  donde en un encuentro de cineastas se  produjo “la intromisión de mercenarios en un espacio de la cultura y de  los creadores revolucionarios.

“No podemos permitir que la contrarrevolución se mezcle con nuestros  artistas en el espacio de libertad y  diálogo fundado por la política cultural de la Revolución, desde Las palabras a los intelectuales, de Fidel”,  dijo el reconocido intelectual y presidente de la Uneac, Miguel Barnet, al  comienzo de este encuentro que tuvo  como sede la sala Bertolt Brecht, con  la presencia, además, de Abel Prieto  Jiménez, asesor del Presidente de los  Consejos de Estado y de Ministros, y  Julián González,  ministro de Cultura,  entre otros directivos de esa entidad, así como del Ministerio de Turismo y de Nereyda López Labrada, secretaria general del  Sindicato Nacional de  Trabajadores de la Cultura.

Luego de la lectura del informe sobre Cultura, Turismo y Espacios Públicos, por la musicóloga Alicia Valdés Cantero, presidenta de la comisión encargada de realizar las investigaciones sobre este asunto, los  integrantes del foro analizaron las  múltiples deficiencias que entorpecen la relación cultura-turismo,  esencialmente en lo concerniente a  la promoción de auténticos valores y la proyección de planes que permitan  desarrollar un turismo cultural responsable a partir del potencial existente en este archipiélago en la casi  totalidad de las manifestaciones artísticas.

Se trata de poner ese fuerte movimiento artístico en favor del enriquecimiento espiritual de quienes nos visitan, con el fin de que nos conozcan  mejor,  y no crear en ellos signos de  confusión mediante imágenes distorsionadas de la realidad, como muchas  veces sucede en la labor que desempeñan los animadores artísticos en  importantes instalaciones hoteleras y entre buena parte de los guías de turismo.

“No hay nada más patético que disfrazarnos de lo que quisieran los turistas ver en nosotros. El seudofolclor.  Disfrazarnos de nosotros mismos… Una comunidad puede terminar siendo una caricatura para el  consumo de esa aventura kitsch que  se pretende que sea el turismo”, dijo  Abel Prieto, quien exhortó a articular un pensamiento de vanguardia  anticolonial.

El concepto esencial es ofrecerle al turismo lo mejor de nuestra cultura y “no hacer cultura para el turismo”, como expresó la doctora Graziella Pogolotti durante  una de las intervenciones más incisivas, entre ellas la  referida al uso de nombres en inglés  para señalar establecimientos del  sector privado de la economía. “Uno  de los elementos fundamentales de la identidad —precisó— es el idioma,  y eso, compañeros, hay que defenderlo, porque pensamiento y lenguaje están indisolublemente ligados”.

Otras cuestiones debatidas en la reunión —breve y objetiva— estuvieron relacionadas con una alianza  estratégica entre los ministerios de  Cultura y de Turismo, con apoyo de  la Uneac, lo cual evitaría, además,  situaciones como el desconocimiento  de lo que se difunde culturalmente  en las entidades privadas, entre ellas,  las paladares donde actúan grupos  musicales y humoristas, y se ofrecen  cursos de baile y de música para los  turistas.

Igualmente se abogó por sacar a los paseantes extranjeros del  ambiente hotelero y llevarlos a las  instituciones culturales en las que  se atesora lo mejor de la cultura cubana. Nilso Acosta, vicepresidente  del Consejo de Patrimonio Cultural,  recordó que en Cuba existen 316  museos que “funcionan coherentemente”, y pueden ponerse a disposición del turismo. Sin embargo, según Jesús Guanche, presidente de la  Fundación Fernando Ortiz, medio  centenar de esas instituciones municipales y provinciales pudieran  desaparecer en breve si los gobiernos a esas instancias no intervienen  para salvarlas.

Medulares planteamientos fueron los del ensayista e investigador Desiderio Navarro quien apuntó, entre  otros asuntos, la ausencia de un análisis marxista de la cultura comercial  y la peligrosa tendencia de ofrecer al  turismo una imagen de la Cuba de los  años 50.

El Consejo Nacional de la Uneac devino conmoción de ideas en favor de la defensa de nuestra cultura.

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