Las Voces Humanas Un festival que nace… y dice adiós

Todo parece indicar que este será el final de un empeño de varios años. La Oficina del maestro Leo Brouwer organizó el Festival Las Voces Humanas para ofrecer al público cubano una contundente propuesta musical, que dialoga con otras manifestaciones artísticas. Hasta el próximo 18 de octubre habrá conciertos y presentaciones, que se suman a los que hasta el momento han repletado teatros y otros espacios.

No es para menos, convocados por el prestigio de Brouwer han estado en La Habana intérpretes de primerísima línea: la portuguesa Dulce Pontes, el contratenor alemán Andreas Scholl, la agrupación estadounidense Take 6… Difícilmente se pueden reunir tantos talentos en una sola cita.

Sobre el impacto del Festival, conversamos con su directora, la musicóloga Isabelle Hernández.

¿Qué ha distinguido a este Festival? ¿Hasta qué punto ha sido continuidad de los festivales Leo Brouwer?

Yo diría que ha sido el resultado de los anteriores festivales. El estilo de trabajo de esas citas de alguna manera se ha consolidado en esta convocatoria. Hemos armado un evento diverso, con una marcada pluralidad de géneros. Es un festival inclusivo, sin prejuicios ni sectarismos. Tiene que ver precisamente con el pensamiento del maestro Leo Brouwer, que está abierto a todos los géneros y manifestaciones.

De hecho, aunque la música ha sido el plato fuerte, ha habido espacio para otras artes, como el teatro y el cine. Hacemos una apuesta por la paz, la defensa del medio ambiente, la vida… La esencia es la mezcla creativa, la comunión de expresiones históricas y contemporáneas.

Pero es evidente que hay un hilo conductor entre las disímiles manifestaciones y géneros…

Claro que lo hay: la calidad. Te confieso algo, lo que se ha programado coincide, en buena medida, con las preferencias del maestro Leo Brouwer. La mayoría de los artistas invitados son buenos amigos o gente admirada por él. El público podrá disfrutar de las creaciones que Brouwer disfruta en su casa. Y si revisamos el programa, se hace evidente que es una propuesta contundente, de altura.

¿Cuál ha sido el rol de Leo Brouwer en este Festival?

Ha participado en algunos conciertos y presentaciones, proyectos a los que les dedicó mucho tiempo y empeño. Pero en sentido general, él es nuestro guía. Gracias a su prestigio se pueden crear muchos puentes, se pueden lograr conexiones que serían imposibles si no contáramos con su capacidad de convocatoria.

¿Cómo logran que se reúnan artistas de tanto prestigio?

Ya te decía: casi siempre responden a la invitación del maestro Leo Brouwer. Contamos también con la colaboración de algunos amigos e instituciones. Nuestro interés es que esos artistas tengan un encuentro con el público, que es un auditorio muy singular. Puede ser una experiencia única para todos: para los espectadores y los creadores.

Hemos pensado un festival para un público diverso, con un amplio espectro de intereses. Y también para un público amplio, de disímiles procedencias. Por eso, para algunos conciertos, hemos preferido teatros con precios asequibles.

¿Por qué una edición única?

Porque es una empresa muy costosa y no hay suficientes patrocinios. Los empresarios no se sensibilizan lo suficiente, no tenemos todos los apoyos deseables, necesarios. Está claro: este festival lo concebimos para que fuera una propuesta única. Y lo hicimos porque quedaron muchos proyectos pendientes, sueños por cumplir. Y también porque sentimos un compromiso con un mundo en paz. Ese es, en definitiva, una tarea que debe ser asumida por el arte.