Icono del sitio Trabajadores

Mientras persista el bloqueo, Cuba presentará la Resolución de condena en la ONU, dice Raúl

Raúl Castro en la ONU sept 2015

 

Hace 70 años los miembros de estas organizaciones suscribimos la Carta de la Naciones Unidas. Nos comprometimos entonces a establecer una nueva forma de relacionarnos y esto debía inaugurar una época de justicia y desarrollo, recordó Raúl Castro Ruz, General de Ejército y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, durante su intervención ante el plenario de la Asamblea a General de la Onu.

Sin embargo, desde entonces han sido contantes las guerras, el derrocamiento por la fuerza  de gobiernos soberanos, los llamados golpes suaves, denunció.

El disfrute de los derechos humanos continúa siendo una utopía, dijo y reflexionó acerca de que en la pobreza y la desigualdad deben buscarse las causas de los conflictos.

El compromiso asumido en 1945 de promover el desarrollo social y elevar el nivel de equidad de los pueblos sigue siendo una quimera, recordó. Setecientos 95 millones de personas sufren hambre, 781 millones son analfabetos y más de 17 mil niños mueren cada día de enfermedades. Sin embargo, los gastos militares ascienden a 1,7 millones de millones de dólares. Con solo una fracción de esa suma, podrían solucionarse los problemas más acuciantes que azotan al mundo, señaló.

En los países desarrollados prácticamente han desaparecidos las sociedades de bienestar, acotó y acerca del cambio climático que pone en peligro la existencia de la especie humana, reiteró que los estados deben aceptar responsabilidades comunes pero diferenciadas.

Raúl reiteró la postura solidaria de Cuba con las naciones caribeñas y africanas, para quienes reclamó la transferencia de financiamientos y tecnologías en aras de propiciar un verdadero desarrollo.

“Con la creación de la Celac y particularmente con la firma en enero del 2014 de la Proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz, reflexionó el General presidente, ha quedado demostrado que por encima de las diferencias,  podemos avanzar en la consecución de objetivos comunes en el marco de la diversidad”.

«Reafirmamos el compromiso con los principios de la carta de ONU y el derecho internacional de resolver las diferencias de forma pacífica y con la convicción de que el pleno derecho de todo Estado a elegir su sistema económico, político, social y cultural es una condición esencial para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones. Reclamamos que estos principios sirvan de base a otros estados», sostuvo.

La República de Venezuela contará siempre con la solidaridad de Cuba frente a los intentos desestabilizadores que pretenden destruir la obra iniciada por Hugo Chávez y que ha sido continuada por el presidente Nicolás Maduro Moros en favor del pueblo venezolano, indicó.

De igual manera reiteró su solidaridad con el pueblo del Ecuador y su presidente Rafael Correa, quien se ha convertido en “blanco del guión de desestabilización ensayado en otros países de la región”.

El presidente cubano también apoyó la causa independentista de Puerto Rico; así como el derecho de Argentina a reclamar soberanía para las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y espacios marítimos circundantes.

Reiteró su solidaridad con Dilma Rouseff, presidenta de Brasil; rechazó la presencia de la Otan en las fronteras con Rusia; saludó el acuerdo sobre el tema nuclear con Irán; y confió en que el pueblo Sirio podrá resolver sus diferencias internas, al tiempo que demandó el cese de las acciones militares contra ese país.

Raúl Castro reclamó el derecho inalienable del pueblo palestino a construir un estado propio, con capital en Jerusalén oriental, y que tenga en cuenta las fronteras anteriores a 1967.

El presidente cubano demandó además que la Unión Europea cumpla con su obligación moral de restañar los daños que subyacen tras las oleadas migratorias vividas en las últimas semanas en la región y que también son el resultado de las operaciones de la Otan en el Medio Oriente y en el norte de África.

Acerca del restablecimiento de relaciones diplomáticas de Cuba con Estados Unidos, el presidente reiteró que “Ahora se inicia un largo y complejo proceso hacia la normalización de las relaciones que se alcanzará cuando se ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba; se devuelva a nuestro país el territorio ocupado ilegalmente por la Base Naval de Guantánamo; cesen las transmisiones radiales y televisivas y los programas de subversión y desestabilización contra Cuba, y se compense a nuestro pueblo por los daños humanos y económicos que aún sufre” , dijo.

Mientras persista esta política, seguiremos presentado el proyecto de resolución Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, enfatizó. Agradeció además, en nombre del pueblo y el gobierno de la isla,  a los “188 gobiernos y pueblos que nos han apoyado aquí y en diversos foros”.

Cuba celebra con profundo compromiso el 70 aniversario de la Onu, se ha intentado pero no se ha hecho lo suficiente por proteger a las generaciones venideras de la guerra, apuntó.

La Onu debe ser defendida  del unilateralismo y como señalara hace 15 años el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, “Cualquiera comprende que el objetivo fundamental de las Naciones Unidas, en el siglo apremiante que comienza, es el de salvar al mundo no sólo de la guerra sino también del subdesarrollo, el hambre, las enfermedades, la pobreza y la destrucción de los medios naturales indispensables para la existencia humana. ¡Y debe hacerlo con premura antes de que sea demasiado tarde!.

El Presidente de Cuba llegó a Nueva York el pasado jueves y ha sostenido una amplia e intensa agenda de trabajo que tuvo este lunes su punto culminante en su intervención ante la Asamblea General las Naciones Unidas, principal órgano deliberativo, de formulación de políticas y representativo de la organización multinacional.

La Onu está integrada por los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas y proporciona un foro para el debate multilateral de las diversas cuestiones y temas que abarca la Carta. Este año el segmento de alto nivel ha tenido una importancia especial porque coincide con el 70 aniversario de la creación de la ONU, institución resultante de un proceso de negociación posterior a la II Guerra Mundial.

Desde este lunes, hasta el sábado, pasarán por la tribuna de la Asamblea General cerca de 150 jefes de Estado y de Gobierno. También lo harán ministros y otros dignatarios que representan a los 193 estados integrantes de Naciones Unidas.

El debate matutino de esta primera jornada contó con las intervenciones de los presidentes de Brasil, Dilma Roussef; Estados Unidos, Barack Obama; China, Xi Jinping; Rusia, Vladimir Putin; Irán, Hasan Rohani y México, Enrique Peña Nieto; entre otros.

En la tarde, el discurso del presidente cubano fue el tercero, precedido por el presidente de Uganda, Yoweri Kaguta Museveni y por la de Chile, Michelle Bachelet Jeria.

En la jornada se esperan además las palabras de otros dignatarios latinoamericanos: Cristina Fernández de Kirchner, de Argentina; Horacio Manuel Cartes Jara, de Paraguay; Rafael Correa Delgado, de Corea; Evo Morales Ayma; de Bolivia y Ollanta Humala Tasso, de Perú.

 

Texto íntegro de las palabras del General de Ejército Raúl Castro Ruz en Naciones Unidas:

Estimados jefes y jefas de Estado y de Gobierno:
Distinguidos Jefes y Jefas de Delegaciones:
Señor Secretario General de las Naciones Unidas:

Señor Presidente:

Hace setenta años, en nombre de los pueblos, los miembros de esta organización suscribimos la Carta de las Naciones Unidas. Nos comprometimos a preservar las generaciones venideras del flagelo de la guerra y a edificar una nueva forma de relacionarnos bajo la guía de un conjunto de propósitos y principios, que debían augurar una época de paz, justicia y desarrollo para toda la humanidad.

Sin embargo, a partir de entonces, han sido constantes las guerras de agresión, la intervención en los asuntos internos de los Estados, el derrocamiento por la fuerza de gobiernos soberanos, los denominados “golpes suaves” y la recolonización de territorios, que han sido perfeccionados con formas de actuar no convencionales, con el empleo de nuevas tecnologías y esgrimiendo supuestas violaciones de los derechos humanos.

Es inaceptable la militarización del ciberespacio y el empleo encubierto e ilegal de las tecnologías de la información y las comunicaciones para agredir a otros Estados, como también lo es que se distorsione la promoción y protección de los derechos humanos, utilizándolos de forma selectiva y discriminatoria para validar e imponer decisiones políticas.

A pesar de que la Carta nos llama a “reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana”, el disfrute de los derechos humanos continúa siendo una utopía para millones de personas.

Se niega a la humanidad el derecho a vivir en paz y su derecho al desarrollo. Es en la pobreza y la desigualdad donde deben buscarse las causas de los conflictos, generados por el colonialismo y el despojo de las poblaciones autóctonas, primero, y más tarde por el imperialismo y el reparto de esferas de influencia.

El compromiso asumido en 1945 de “promover el progreso social y elevar el nivel de vida” de los pueblos y su desarrollo económico y social, sigue siendo una quimera, cuando 795 millones de personas sufren hambre, 781 millones de adultos son analfabetos y 17 mil niños mueren cada día de enfermedades curables, mientras que los gastos militares anuales en todo el mundo ascienden a más de 1,7 millones de millones de dólares.

Con sólo una fracción de ese monto podrían solucionarse los problemas más acuciantes que azotan a la humanidad.
Incluso, en los países industrializados ya prácticamente desaparecieron las “sociedades de bienestar”, que se nos presentaban como el modelo a seguir. Los sistemas electorales y los partidos tradicionales, que dependen del dinero y la publicidad, son cada vez más ajenos y distantes de las aspiraciones de sus pueblos.

El cambio climático pone en peligro la existencia de la especie humana, y los Estados deben asumir responsabilidades comunes pero diferenciadas, ante la inobjetable realidad de que no todos los países somos responsables por igual de lo ocurrido,  ni despilfarramos los recursos naturales y humanos en un consumismo irracional e insostenible.

Las consecuencias del cambio climático son especialmente devastadoras en los pequeños países insulares en desarrollo e imponen una tensión adicional a sus frágiles economías. Lo mismo sucede en África, con el incremento inexorable de la desertificación.

Nos solidarizamos con nuestros hermanos caribeños y demandamos que se les dé un trato especial y diferenciado. Apoyamos a los países africanos y reclamamos para ellos un tratamiento justo, transferencia de tecnología y recursos financieros.

Señor Presidente:

Con la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y, particularmente, con la firma por los jefes de Estado y de Gobierno, en enero del 2014, de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, ha quedado demostrado que, por encima de nuestras diferencias, podemos avanzar hacia la unidad y la consecución de objetivos comunes en el marco de nuestra diversidad.

En la Proclama, reafirmamos el compromiso inquebrantable con los principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional y de resolver las diferencias de forma pacífica, así como la convicción de que el pleno respeto al derecho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural, constituye una condición esencial para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones. Reclamamos que estos principios sirvan de base a las relaciones de otros Estados con nuestra región.

La República Bolivariana de Venezuela contará siempre con la solidaridad de Cuba frente a los intentos de desestabilizar y subvertir el ordenamiento constitucional,  y destruir la obra iniciada por el compañero  Hugo Chávez Frías y continuada por el presidente Nicolás Maduro Moros a favor del pueblo venezolano.

De igual manera, va nuestra firme e irrestricta solidaridad a la República del Ecuador, a su Revolución Ciudadana y a su líder, Rafael Correa Delgado, que se ha convertido en el blanco del mismo guión de desestabilización aplicado contra otros gobiernos progresistas de la región.

Nos solidarizamos con las naciones del Caribe que solicitan justas reparaciones por los horrores de la esclavitud y la trata de esclavos, sobre todo en un mundo en el que la discriminación racial y la represión de las comunidades afrodescendientes han ido en ascenso.

Ratificamos nuestra convicción de que el pueblo de Puerto Rico merece ser libre e independiente, luego de más de una centuria sometido a la dominación colonial.

Nos solidarizamos con la República Argentina en su legítimo reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas, Sandwich del Sur y Georgias del Sur.

Reiteramos nuestro apoyo solidario a la Presidenta Dilma Rousseff y al pueblo de Brasil en la defensa de sus importantes logros sociales y de la estabilidad del país.

Reafirmamos nuestro rechazo a la intención de extender la presencia de la OTAN hasta las fronteras de Rusia y a la imposición de sanciones unilaterales e injustas contra esa nación.

Saludamos el denominado acuerdo nuclear con la República Islámica de Irán, que demuestra que el diálogo y la negociación son la única herramienta efectiva para solventar las diferencias entre los Estados.

Renovamos nuestra confianza en que el pueblo sirio es capaz de resolver por sí mismo sus diferencias y demandamos que cese la injerencia externa.

Una solución justa y duradera al conflicto del Medio Oriente exige, inexorablemente, el ejercicio real del derecho inalienable del pueblo palestino a construir su propio Estado dentro de las fronteras anteriores a 1967 y con su capital en Jerusalén oriental, lo que enérgicamente apoyamos.

Durante las últimas semanas nos han impactado las imágenes de las oleadas migratorias hacia Europa, que constituyen una consecuencia directa de las acciones de desestabilización que la OTAN promovió y ejecuta en países del Medio Oriente y África del Norte, y del subdesarrollo y la pobreza imperante en países del continente africano. La Unión Europea debe asumir, de manera plena e inmediata, sus responsabilidades con la crisis humanitaria que ayudó a generar.

Señor Presidente:

Tras 56 años de heroica y abnegada resistencia del pueblo cubano, quedaron restablecidas las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos.

Ahora se inicia un largo y complejo proceso hacia la normalización, que se alcanzará cuando se ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero; se devuelva a nuestro país el territorio ocupado ilegalmente por la Base Naval de Guantánamo; cesen las transmisiones radiales y televisivas y los programas de subversión y desestabilización contra la isla, y se compense a nuestro pueblo por los daños humanos y económicos que aún sufre.

Mientras persista, continuaremos presentando el proyecto de resolución titulado “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.

A los 188 gobiernos y pueblos que han apoyado aquí y en diversos foros internacionales y regionales nuestra justa demanda, les reitero el eterno agradecimiento del pueblo y el gobierno cubanos por su sostenido respaldo.

Sr. Presidente:

Cuba celebra, con profundo compromiso, el 70 aniversario de la Organización de las Naciones Unidas. Reconocemos que en estos años se ha intentado, pero no se ha hecho lo suficiente, para proteger a las generaciones presentes y futuras del flagelo de la guerra y su derecho a un desarrollo sostenible, sin exclusión. La ONU ha de ser defendida del unilateralismo y profundamente reformada para democratizarla y  acercarla a los pueblos.

Como señalara en esta misma sala hace 15 años el compañero Fidel Castro Ruz, Líder Histórico de la Revolución cubana- y cito: “Cualquiera comprende que el objetivo fundamental de las Naciones Unidas, en el siglo apremiante que comienza, es el de salvar al mundo no solo de la guerra sino también del subdesarrollo, el hambre, las enfermedades, la pobreza y la destrucción de los medios naturales indispensables para la existencia humana, ¡Y debe hacerlo con premura antes de que sea demasiado tarde!”- fin de la cita.

Podrá contar siempre la comunidad internacional con la sincera voz de Cuba frente a la injusticia, la desigualdad, el subdesarrollo, la discriminación y la manipulación;  y por el establecimiento de un orden internacional más justo y equitativo, en cuyo centro se ubique, realmente, el ser humano, su dignidad y bienestar.

Muchas gracias

Compartir...
Salir de la versión móvil