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Víctor Fernández aprendió desde niño que las riquezas del mundo están mal repartidas y que la solidaridad es una virtud en la que todas las partes salen ganando. Nació en España. Su padre, de filiación comunista, luchó en la Guerra Civil y luego se opuso a Franco.
En su hogar se hablaba con admiración de Cuba y de su Revolución. De esas aguas bebió Víctor y le marcaron el destino. Lleva dos décadas trabajando para los cubanos desde Francia, país donde se asentó desde que tenía 10 años.
“La idea de crear Cubacooperation fue de Roger Grevoul. Él sabía de mi posición respecto al tema y por eso me invitó a participar. Al principio éramos cinco personas, pero había dos posturas: Una defendía el criterio de ser pequeños mientras que la otra apostaba por una organización más fuerte, abierta y pluralista. Fue un debate muy serio en el que ganó la última opción tres votos por dos.
“Los perdedores se retiraron y pensaron que quedaríamos en el camino pues uno de ellos era quien aportaba la mayor parte del financiamiento para los proyectos. Pasamos dos años buscando gente que tuviera las competencias necesarias para la cooperación que queríamos sostener con Cuba. El mérito volvió a ser de Grevoul, un hombre muy activo que hoy está jubilado. Vive al sur de Francia, desde allí sigue trabajando, anima nuestro boletín electrónico y todas las noches hablamos por teléfono acerca de cómo van las cosas, qué camino tomar, qué puertas tocar…
“Cubacooperation tiene en toda Francia unos 300 asociados, no somos muchos pero tampoco queremos ser una organización de masas, para eso existen Cuba Francia, Cuba sí Francia y otras.
“Si analizamos los resultados de 20 años de gestión y evaluamos el volumen total del financiamiento gestionado —explica Víctor— es fácil concluir que entre los franceses existe una evidente simpatía hacia un pueblo que resiste y que tiene una instrucción superior a la de otros que conocemos.
“También hay que reconocer que la asociación ha sabido encaminar los diferentes proyectos de economía descentralizada hacia empresas que incluyen esas competencias en sus propias estrategias. Por ejemplo, el comité de la alcaldía de Vitry-sur-Seine, que presta mucha atención al tema de la cultura, participó de las obras para crear el Centro Cultural Benny Moré, en el municipio cienfueguero de Santa Isabel de las Lajas.
“Pero creemos que hoy estamos entrando en un momento diferente en la relación con Cuba. Desde hace tiempo sostenemos encuentros con los grupos de Amistad del Senado y de la Asamblea Nacional de Francia, ese apoyo se sumaba a nuestra voluntad y la de algunos amigos, pero hoy se aprecian cambios en la política, sobre todo luego de la visita del presidente François Hollande, a quien acompañamos en esa ocasión. Su invitación a que integráramos la delegación oficial la vimos como una especie de reconocimiento a lo que hemos hecho.
“La pasada semana recibimos la confirmación del Ministerio de Cultura francés de que nos darían unos 12 mil euros para el premio literario de la Casa Víctor Hugo. Esa institución, situada en la calle O´Relly, fue un proyecto realizado en estrecha colaboración con la Oficina del Historiador de La Habana e impulsada por Eusebio Leal. Ya cumple 10 años y ha desempeñado un papel muy importante en la difusión de la cultura francesa en Cuba.
“Recientemente hemos sabido que el Conservador de Cienfuegos, ciudad a la que nos unen estrechos lazos por haber sido fundada por inmigrantes franceses, ha decidido restaurar el Patio del Alhambra y dedicarlo a esos vínculos culturales que nos unen. Fue una iniciativa local que apreciamos mucho y que acompañaremos a partir de ahora.
“Precisamente en Cienfuegos es donde hemos desarrollado el mayor proyecto de desarrollo local (PDL) del mundo. Comenzó en el 2006 y hasta el 2012 se habían ejecutado más de 40 por un monto de unos 700 mil euros. Eso ha beneficiado, en total, a unos 250 mil habitantes de los distintos municipios. La pasada semana acabamos de gestionar un nuevo financiamiento para apoyar a las tres casas de abuelos en cuya construcción también habíamos participado”.
En la Perla del Sur, Cubacooperation ha participado en la restauración de la fachada del teatro Terry; en el alumbrado público de la zona histórica; en la construcción de la Escuela de Oficios y en la electrificación, con paneles solares, de una comunidad en el Escambray. En todos esos proyectos, la asociación ha tomado en cuenta las necesidades de la población y ha coordinado sus acciones a través del Poder Popular y el Ministerio de la Inversión Extranjera y el Comercio Exterior.
“Ahora creemos que es justo seguir reclamando el fin del bloqueo de Estados Unidos y acompañar a Cuba en los cambios que hacen al modelo económico. Lo primero es difundir acá la Ley para la Inversión Extranjera y la Cartera de Oportunidades. Hemos decidido, además, crear una célula económica dotada de las competencias profesionales necesarias. Algunos de sus miembros nos acompañarán en la próxima Feria Internacional de La Habana donde tendremos un stand para representar empresas interesadas en explorar la isla y con ellos estoy seguro de que abriremos una nueva página en esta aventura fantástica iniciada por Cubacooperation dos décadas atrás”.
