Un templo, una historia (+ Fotos)

Un templo, una historia (+ Fotos)

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Foto: Roberto Carlos Medina
Foto: Roberto Carlos Medina

 

En la concurrida calle Reina, muy cerca de la esquina de Belascoaín, se erige majestuosa,la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y San Ignacio y Loyola, sede principal de la orden de los Jesuitas en Cuba, que a poco más de un siglo de haberse iniciado su construcción es una silueta indispensable en el paisaje habanero.

Catalogada por los especialistas como una joya neogótica, fue hecha al estilo de las catedrales del siglo XIII, respetando los detalles del estilo gótico, arco apuntado, arbotantes y contrafuertes que sostienen las altas bóvedas ojivales, amplios ventanales con luminosos vitrales.

La idea de su construcción surgió en torno al año 1907, pues los jesuitas deseaban quedarse en el centro de la ciudad ante el previsto traslado del antiguo colegio de Belén, en La Habana Vieja, hacia lo que es hoy el Instituto Técnico Militar José Martí (ITM) en Marianao. Pero no fue hasta 1914 que se colocó la primera piedra.

Considerada la más alta del país con poco más de 74 metros, tiene una torre de piedra caliza de casi 50 metros, rematada por una cruz de bronce yornamentada con 32 gárgolas góticas y otras esculturas labradas con motivos cristianos y símbolos no cristianos.

Al principio,muchos desconfiaban que tal proeza pudiese hacerse en Cuba,específicamente por las afectaciones que podrían causar los frecuentes huracanes a la estabilidad y seguridad de la torre. En 1923 el osado diseño cobró vida de manos del jesuita español Luis Gorgozay del arquitecto Eugenio Dediot, gracias a los generosos donativos de varios devotos de la época.

Uno de los elementos criticados por los especialistas es su emplazamiento. Al respecto el doctor Juan de las Cuevas en su libro 500 años de construcciones en Cuba recoge varios criterios.Entre ellos el de EmilioRoig de Leuchsenring, el primer historiador de la ciudad, quien opinó que la parroquia “carece de suficiente espacio por el frente para apreciarla en su debida perspectiva”.

Algunos escritos hacen referencia a que no pudieron adquirirse los terrenos aledaños.

El Sagrado Corazón de Jesús del pórtico. Foto: Roberto Carlos Medina
El Sagrado Corazón de Jesús del pórtico. Foto: Roberto Carlos Medina

 

Puertas al conocimiento

El proyecto original contemplaba que todo el decorado interno y la disposición de las naves laterales, el altar mayor y los impresionantes vitrales ofrecieran al visitante conocimientos del evangelio, del desarrollo de la congregación y sus personalidades más ilustres.

Así, a juicio de Francisco Ecolastico Hidalgo, su actual párroco, una iglesia enclavada en Centro Habana podía conectar a los feligreses con la historia universal, desde el siglo XVI hasta hoy y ese es uno de sus principales valores.

Desde su entrada, la iglesia recibe al visitante con una escultura del Sagrado Corazón de Jesús, apoyado en una columna con un capitel decorado que muestra la parábola del hijo prodigo.

El interior, de deslumbrante belleza, asombra por el trabajo cuidadoso y detallado de cada ornamento. También impresionante por la gigantesca imagen del Sagrado Corazón, esta vez, en actitud de bendecir a sus fieles, tallada en madera al estilo bizantino, que preside el altar mayor.

Pero, sin lugar a dudas, sus vitrales, confeccionados exclusivamente para el templo por la Casa Mauméjean de Madrid-París-San Sebastián, son el aspecto más llamativo de este inmueble, tanto por la superficie que ocupan (300 metros cuadrados) como por su belleza y colorido. Son en total 169 vitrinas, de ellas 33 grandes y 136 de menor tamaño.

Parte superior de la Iglesia vista desde el coro. Foto: Roberto Carlos Medina
Parte superior de la Iglesia vista desde el coro. Foto: Roberto Carlos Medina

 

Sus temas integran con gran armoníalos pasajes bíblicos, la historia universal y el propio desarrollo de la Compañía de Jesús. Las cuestiones jesuitas se sitúan en la nave central (plantas baja y alta) y las teológicas  se encuentran en el ábside y el crucero.

Cuenta el padre Francisco que uno de los curas, Emilio Veza, que vivió en la residencia anexa a la parroquia, se dedicó a estudiar cada uno y como resultado de su investigación compiló la historia detrás de cada una de las vidrieras. “Recuerdo que se trepaba por cada rincón del templo y logró tomarle fotografías a todos.

“Es impresionante la riqueza histórica de estas imágenes, continúa, uno puede pasar semanas deleitándose solo con lo que narran; cada episodio o personaje abre una puerta al conocimiento”.

Trabajos de restauración

Próxima a cumplir un siglo en el 2023 la iglesia de Reina solo ha sido restaurada en pocas ocasiones. El paso de tiempo y el clima han dejado huellas en el imponente edificio.Grietas en los arcos y muros, esculturas mutiladas, vidrieras que dejaron atrás parte de su esplendor. El hollín, el comején, la lluvia y el salitre del mar terminaron por silenciaren los años 60 al órgano, que aun recibe visita de curiosos y estudiantes de música.

La revista Opus Habana en una de sus ediciones del año 1998 dedicó varias páginas a las labores de rejuvenecimiento que realizó allí la Oficina del Historiador de la Ciudad a fines de la década del 90.

Pues “aunque se encuentra fuera de los límites geográficos del Centro Histórico de la Ciudad, se entendió la necesidad de contribuir al rescate de esta bella edificación, en aras de la salvaguarda debida a las obras que por sus valores constituyen parte del Patrimonio Nacional”.

En esa oportunidad lograron salvar la empinada torre de un desplome seguro. Los arquitectos buscaron soluciones para garantizar su estabilidad y después de varios estudios “se le confirió a la estructura pétrea original una robusta osamenta metálica, mediante anclajes cuidadosamente dispuestos, soporte y riostras”.

Conjunto de vitrales que representan a San Francisco Javier (1506-1552) miembro de la orden jesuita, considerado patrono de las misiones católicas en el mundo. Se encuentra en la planta baja de la Iglesia de Reina, zona dedicada a los santos de la Compañía de Jesús. Foto: Roberto Carlos Medina
Conjunto de vitrales que representan a San Francisco Javier (1506-1552) miembro de la orden jesuita, considerado patrono de las misiones católicas en el mundo. Se encuentra en la planta baja de la Iglesia de Reina, zona dedicada a los santos de la Compañía de Jesús. Foto: Roberto Carlos Medina

 

Actualmente el templo está en los preparativos para una nueva intervención reconstructiva. Las naves laterales, los cuatro pináculos frontalesy los muros que los sostienen ya fueron remodelados con mucho cuidado y respetando lo más posible el modelo original.

El padre Francisco reconoce que no es una tarea fácil, pues la estructura está cargada de ornamentos y detalles, “sería imperdonable perderlos, por eso buscamos los materiales que más se adecuen, dijo.

“Hay todo un proyecto para ejecutar poco a poco, agregó. La cubierta de la nave central es el próximo objeto de obra para luego seguir con la cúpula, las paredes, los vitrales y en el futuro deseamos recuperar el órgano, que necesita tuberías nuevas y cambiar toda su estructura de madera y los pedales”.

La aspiración es que la Iglesia de Reina celebre su siglo de vida totalmente restaurada, para que siga engalanando la calle con la que comparte el nombre, y su historia continúe junto a los capitalinos.

El órgano de la Iglesia no funciona desde los años 60. Foto: Roberto Carlos Medina
El órgano de la Iglesia no funciona desde los años 60. Foto: Roberto Carlos Medina

 

Uno de los pináculos recién reparados. Foto: Roberto Carlos Medina
Uno de los pináculos recién reparados. Foto: Roberto Carlos Medina

 

Foto: Roberto Carlos Medina
Foto: Roberto Carlos Medina

 

Foto: Roberto Carlos Medina
Foto: Roberto Carlos Medina

 

 

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2 comentarios en Un templo, una historia (+ Fotos)

  1. Es una lastima que no tenga una plaza o mas espacio lateral,por ejemplo un parque por la esquina de belascoain. siempre me gusto esa iglesia acquitectonicamente hablando ,cuando era niño pensaba que era la catedral de la habana, mi padre me saco del error, su ubicacion la apaga un poco,pero bueno es imponente y forma parte de nuestro legado cultural.

    • Siempre he pensado lo mismo; «Que lastima que no tenga un area verde a su alrededor…» Ahora, con tantos derrumbes y destrucciones, que desgraciadamente ocurren constantemente en La Habana, no dudo que pronto se logre…
      Conozco la Catedral San Patricio, en New York, y pienso que nuestra Iglesia «de Reina», como popularmente se le conoce por llevar ese nombre la calle, NADA TIENE QUE ENVIDIARLE, mas bien pienso, sin regionalismo alguno, que la nuestra ESTA MUY POR ENCIMA…
      Fue durante un tiempo mi comunidad, donde tuve mis directores espirituales, donde dormi alguna vez… En algun momento considere la posibilidad de entrar en la Compañia de Jesus…

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