Nada puede ser ajeno a los dirigentes  sindicales

Nada puede ser ajeno a los dirigentes sindicales

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Las noticias sobre los estragos que la sequía está provocando son espeluznantes. Los embalses contienen un mínimo de agua y las esporádicas precipitaciones no alcanzan para recuperar el manto freático, por lo que esta situación y la falta u obsolescencia de la maquinaria son las mayores agravantes que enfrenta hoy el desempeño de la agricultura cubana (incluyendo la cañera).

Sin embargo, durante los activos municipales de las UBPC y las unidades empresariales de base (UEB) salen a relucir múltiples factores subjetivos que subyacen o enmascaran los resultados productivos. Se vislumbra una mejoría con la llegada de nuevos equipos y la entrega a tiempo de recursos fundamentales, pero lo que tiene que ver con la organización del trabajo depende de la inteligencia y capacitación de las mujeres y hombres del sector.

Y en este asunto, mucha tela por donde cortar tienen los dirigentes sindicales. Según apreciaciones dadas en algunos de los  activos, es insuficiente el vínculo de los sindicatos con la base  productiva, en aras de conocer los problemas económicos, las indisciplinas tecnológicas, el desaprovechamiento de la jornada laboral, y las reservas que se pueden estimular para lograr objetivos  inmediatos.

Tres ejemplos bastan para ilustrar tal aseveración: en el incremento de la mortalidad del ganado vacuno, que según algunos veterinarios se debe a los accidentes y la desnutrición, se solapa el  mal manejo de la masa que en numerosas unidades es el verdadero  motivo de las muertes. Hay experiencias valederas a generalizar  con el traslado de animales a centros de acopio, el uso de residuos  de las cosechas de arroz y frijol, y de alimentos derivados de la caña.

La política varietal se incumple en muchas de las UBPC cañeras del país, que sustentan sus producciones en una o dos y pierden la oportunidad de manejar la cosecha de acuerdo a la duración de su ciclo, escalonadamente; además corren el riesgo de que alguna enfermedad o fenómeno natural devaste la plantación.

El tercer ejemplo es el de la calidad de las simientes. Hasta cuándo tenemos que escuchar este problema, si existe una red de institutos, estaciones experimentales y fincas de semillas  que tienen  la misión de reproducir las mejores del patio, buscar otras nuevas  e importar las que sean imposibles de obtener en la isla.

Estos son inconvenientes técnicos que limitan el crecimiento de los rebaños y los rendimientos agrícolas; no obstante, encierran componentes subjetivos, los cuales hay que deslindar para accionar desde el punto de vista sindical en soluciones y maneras  de hacer que cambien el panorama; para lograrlo  se debe estar  allí, pegados al surco, hombro con hombro con los productores, y cuando sea preciso reclamar, exigir o elevar a instancias superiores la solución de los problemas, tener el máximo de conocimiento  del asunto para manejarlo adecuadamente.

Otro tema reiterado en los activos es el desinterés de muchos  usufructuarios por su ingreso al sindicato, mas está demostrado que en aquellas UBPC y UEB donde la sección sindical tiene un rol de vanguardia y resultados productivos, se incorporan a la organización. Atenderlos aun sin que estén sindicalizados es un deber, y junto a ellos gestar algunas batallas en aras de exponer los beneficios que les aporta su afiliación.

Hay que desterrar la mentalidad de obreros asalariados que persiste en no pocas UBPC: los cooperativistas no reciben salarios,  tienen ingresos y acumulan utilidades por los resultados productivos y los reparten por acuerdo de la asamblea. Son unidades autónomas y el reglamento interno es su ley. Si todos no conocen sus  deberes y derechos ponen en riesgo la legalidad.

Un papel activo deben desempeñar los dirigentes sindicales  (agropecuarios  y forestales, azucareros  y tabacaleros  vinculados al sector) en el proceso de contratación de las unidades productoras buscando resortes que estimulen las potencialidades de la fuerza laboral, y también en los de reclamación. Basta  de reiterar  los problemas con la mala calidad de la ropa y el calzado, los útiles  de trabajo, con los insumos que no llegan a tiempo o se pierdan las cosechas, cuando previamente hay un documento legal que suscribe las responsabilidades de productores y empresarios.

Nada puede ser ajeno a los dirigentes sindicales, que bien capacitados y desde su posición de liderazgo ante la masa de trabajadores,  tienen que cumplir el papel de representantes de sus afiliados y de  contrapartida de las administraciones cuando las tareas andan mal  encaminadas.  Es  una balanza que exige equilibrio.

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