Occidente con esteroides

Occidente con esteroides

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Occidente con esteroides. Escultura: 3.50m x 5.70m. Resina poliéster, acero y pintura monocapa. 2015. | fotos: Alandy Martínez Nasco
Occidente con esteroides. Escultura: 3.50m x 5.70m. Resina poliéster, acero y pintura monocapa. 2015. | fotos: Alandy Martínez Nasco

Una de las piezas más polémicas y controversiales, de las que integran el proyecto Detrás del Muro —entre las colaterales de la 12ª Bienal de La Habana—, bajo la curaduría de Juanito Delgado, es sin duda Occidente con esteroides, escultura del grupo Stainless, formado por los jóvenes artistas habaneros Roberto Fabelo Hung (1991), Alejandro Piñeiro (1990) y José Capaz (1988), todos egresados en el año 2010, con Diploma de Oro, de la Academia de Bellas Artes San Alejandro, en la especialidad de pintura; y acreedores, por oposición, a ingresar en la Universidad de las Artes (Isa), institución en la que actualmente cursan estudios.

Para estos inquietos muchachos, el 2010 marcó su trayectoria artística, ya que aunque todos de forma independiente habían efectuado numerosas exposiciones personales y colectivas, en diciembre de ese año decidieron unirse para fundar Stainless, cuya primera exhibición hicieron en el 2011 en el Centro Hispanoamericano de Cultura, donde presentaron un conjunto de trabajos realizados con instrumentos propios de los maestros dulceros en la producción de reposterías, debido a lo cual al manipular el óleo sobre los soportes, adjudicaron a sus piezas un agradable y atrayente simbolismo visual alusivo a la tradicional cobertura de los cakes.

Poco después, de la fértil y lúdica imaginación de estos jóvenes, surgieron sus diferentes versiones de lenguas, una de las cuales fue instalada recientemente a gran escala, durante la bienal, en el Proyecto Zona Franca, de La Cabaña, donde cientos de niños disfrutaron cada día de su construcción a modo de canal.

Alrededor de 30 grandes dulces, apilonados unos encima de otros, en busca de disímiles puntos de fuga, con exuberantes merengues policromados, agredidos por feroces y largas lenguas, es la síntesis descriptiva de Occidente con esteroides, que viene a erigirse como suma de algunas de las piezas precedentes de estos artífices.

Esta escultura alude a los barrocos cakes que engalanan las fiestas domésticas en esta zona del Caribe —y en otros muchos países de la región— en los que los decorados constituyen auténticas alegorías kitsch, en un diseño anticuado y a veces risible que algunos pugnan por “superar”, cual competencia especulativa, mediante costosos encargos en dulcerías que satisfacen cualquier gusto estético, en detrimento de la belleza y la originalidad artística que pudiera adjudicárseles a las populares tortas mediante los adornos multicolores.

Con las lenguas, que en esta obra también evocan fálicos apéndices, el trío de artistas —amén de tales interpretaciones— aluden a los chismes, bretes, enredos y otras circunstancias que, algunas veces, suelen acompañar momentos posteriores a las multitudinarias fiestas organizadas por determinadas familias, así como a señaladas conductas personales que tanto laceran la convivencia humana.

Juego irónico, voluptuoso e insinuante, las “dulces” resonancias de Stainless, no solo se erigen sobre experiencias comunes en el concepto festivo de la mayoría de los cubanos —bodas, quinces, cumpleaños…—, sino apunta además hacia otras zonas de la vida en la contemporaneidad insular, tales como la forma de vestir —asimismo evidente en muchos de los a veces penosos vestuarios de las quinceañeras—, las innovaciones voluntariosas y caprichosas en la arquitectura urbana y el diseño de determinados establecimientos públicos, entre otras muchas orientaciones críticas hacia el mal gusto y lo vulgar que solemos encontrar a diario.

Arte expresivo y evocador, sensual y grotesco, aplaudido por algunos, criticado por otros y atendido, ante una u otra circunstancia, por todos los que irremediablemente se detienen a dialogar con ella, es esta atrayente obra emplazada en el segmento del Malecón comprendido entre las calles Águila y Crespo, en Centro Habana.

Occidente con esteroides, de cinco metros de altura y un radio que sobrepasa los 3.50 metros, fue concebida con resina poliéster sobre una base de acero, con cubierta monocapa de diversos y brillantes colores que desde muy lejos atraen la mirada de cientos de paseantes que, una vez interconectados con esta pieza, comienzan a entenderla y consumirla con buen “apetito”.

Tras el resonante éxito de Occidente con esteroides, Roberto, Alejandro y José, tres nombres que ya se hacen sentir dentro del variopinto panorama contemporáneo de la plástica nacional, están inmersos en la realización de tres instalaciones, una de ellas con una visualidad parecida a esta, y otras dos con nuevas ideas, las cuales próximamente llevarán a Nueva York.

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