Fiesta deportiva ¿hacia el olvido?

Fiesta deportiva ¿hacia el olvido?

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Las Espartaquiadas del Níquel, uno de los mayores eventos deportivos para trabajadores en Cuba, no se celebra desde 2013.
Las Espartaquiadas del Níquel, uno de los mayores eventos deportivos para trabajadores en Cuba, no se celebra desde 2013.

 

| Javier Perera, estudiante de Periodismo

Cuando Olegario Moreno Ríos es asignado para dirigir el Departamento de Deportes de la CTC a principios de 1970, el movimiento obrero sindical comienza a tener una resonancia en esa esfera que no había materializado con tanta fuerza en años pasados. Empieza a hacerse realidad la repetida frase de mente sana, cuerpo sano, y en un franco intento por mantener vivo ese espíritu y alcanzar la masividad de los trabajadores en la realización sistemática de la actividad física, con posterioridad se crea una emblemática fiesta deportiva para desarrollarla anualmente: las Espartaquiadas Deportivas del Níquel, en el municipio de Moa, perteneciente a la oriental provincia de Holguín.

Una muestra mayúscula del deporte participativo constituyó este evento nacido el 22 de mayo de 1988, tras ingentes solicitudes de los pobladores y obreros por acrecentar sus intervenciones en la práctica deportiva, como una vía de mejorar su calidad de vida y hacerle frente al sedentarismo y otros males. El binomio de la Dirección de la Unión del Níquel y la Dirección Nacional del INDER fueron los artífices principales de que esta idea se concretara y a la postre fuera un triunfo, amén de una serie de dificultades.

La primera edición que se extendió hasta el 29 de mayo, contó con 926 participantes (entre atletas, entrenadores y árbitros) provenientes de 13 entidades y repartidos en siete disciplinas (voleibol, tenis de mesa, natación, ajedrez,  atletismo, baloncesto y béisbol). La Empresa Comandante René Ramos Latourt fue la reina de esta primeriza versión, que entre otras ventajas, sirvió para promover la presencia de la mujer (163) y para aliviar el ocio de más de 12 000 personas, buena parte albergadas, que contribuían al progreso de ese territorio en la industria del níquel y la construcción.

Las asignaturas pendientes que trascendieron fueron varias de índole organizativa como el mantenimiento óptimo de las instalaciones, el abasto insuficiente de los implementos deportivos y los uniformes, junto a dificultades con los horarios e indisciplinas de los participantes.

Esas imprecisiones fueron tomadas en cuenta para proveerle el brillo que merecían las venideras ediciones, las cuales también refrendarían como antesala, la Fiesta del Fuego, cuya antorcha circula desde Duaba, en Guantánamo, hasta Moa, con numerosas actividades en su trayecto, entre las que se encuentran visitas a las empresas que intervendrán en el certamen y abanderamiento de las delegaciones deportivas. Los tres primeros números de las Espartaquiadas del Níquel tuvieron un carácter internacional, debido a la presencia de especialistas soviéticos que trabajan en el país, que aportaban cantidades considerables de competidores.

Este festival multideportivo registró una excelente estabilidad desde su fundación hasta el año 2003, lapso en el que se realizan de manera ininterrumpida las primeras 16 temporadas y se percibe un aumento  indistinto de entidades, deportes y atletas, los cuales convirtieron en un leit motiv la asistencia de más de mil cada año, reflejando así el agrado por este evento entre trabajadores y habitantes de diferentes niveles etarios. Ante la necesidad de una fecha invariable para su inauguración, a partir de la segunda celebración se adopta el 10 de octubre, día simbólico para nuestro país, como una muestra de compromiso histórico.

Luego de la envidiable sistematicidad que caracterizó a este espectáculo deportivo, cultural y social en Moa, desaparece súbitamente por espacio de cuatro años, hasta que se retoman en el 2007 con las mismas ansias de ediciones anteriores, ya que se visualizó un total de 16 disciplinas y la intervención de delegaciones en defensa de 11 empresas y los conjuntos de las escuelas y comunidades de los Consejos Populares.

Pero su hipotético rescate definitivo constituyó una falso regodeo, pues volvió a esfumarse hasta el 2013 cuando “fue posible realizar las Espartaquiadas del Níquel (…) con mínimos  recursos; y se rescataron,  por la voluntad política del Partido en el municipio, el Gobierno, el INDER y el apoyo del Grupo Empresarial CubaNíquel y de las entidades pertenecientes al Sindicato de los Trabajadores de Energía y Minas”, como reseña el portal web de la emisora La Voz del Níquel. Lastimosamente, esta es la última edición que se ha celebrado.

En aquel entonces, Miguel Mariano Urgellés Arcia, vicepresidente del gobierno en Moa, declaró que esta competencia es “la fiesta de los trabajadores de las fábricas y de las minas del níquel en Cuba, a ellos se suman los obreros de las dependencias del gobierno, por lo tanto esta es la fiesta deportiva, cultural y recreativa más grande de todo el país, es una gran responsabilidad y compromiso el rescate de estos juegos”, que tiene en la Empresa Comandante Ernesto Che Guevara (ECECG) a la máxima ganadora con 13 justas.

El salvamento de este certamen prominente tiene que aparecer en primer plano en la lista de prioridades de la CTC y de la asociación rectora del níquel en Cuba, con el respaldo necesario del INDER, por lo que implica su existencia para un grupo social numeroso y por las ventajas que conlleva per se. Entiéndase que se ha logrado la preparación de activistas (piedras angulares en la divulgación de las acciones atléticas) y la  capacitación de árbitros en las empresas, con la supervisión de técnicos deportivos de experiencia, y sobreviene en una posibilidad recreativa para la amplia masa trabajadora y pobladores de ese municipio.

La consigna “Deporte y Recreación para todos” tiene que volver a copar las instalaciones deportivas moenses, como estrategia válida y efectiva de incorporar a los trabajadores al ejercicio físico, mediante una fiesta deportiva, como las Espartaquiadas del Níquel, que ojalá no marche hacia el olvido.

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