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Imaginación desbordada, empleo sutil de la ironía, manejo inteligente de lo fantástico, diálogos hábilmente construidos, impecable uso del lenguaje… He aquí, en apretada síntesis, algunos de los rasgos esenciales que caracterizan, e identifican, la obra narrativa de María Elena Llana.
No resulta difícil comprobar la certeza de tal afirmación, si el lector se decide a revisar los 15 cuentos que la autora ha reunido en su más reciente entrega. Se trata de un volumen que la escritora, sugerentemente, ha titulado Tras la quinta puerta (Ediciones Unión, 2014, 216 pp.).
En los relatos agrupados, María Elena Llana logra, con oficio, destreza y talento, integrar a la perfección, sin fisuras evidentes, la realidad y la fantasía. Y ello le permite contar esas sugestivas historias cotidianas, protagonizadas por hombres y mujeres de incuestionable autenticidad, quienes piensan, y actúan, de manera convincente.
Pueden leerse en este cuaderno textos tan acertadamente concebidos, y escritos, como Chantaje, una historia enmarcada en los difíciles avatares de la más inmediata realidad; (Autohechura), un relato que maneja, de manera ejemplar, la ironía, y Una alumna obediente, un cuento de insólito y macabro desenlace.
“Una vez más —aseguran los editores de Tras la quinta puerta— María Elena Llana nos da prueba de su excelencia narrativa en un conjunto de relatos donde la crítica social, la vida contemporánea y los absurdos y la fantasía, se constituyen en un mosaico de infinitas posibilidades por donde pasa un cuidadoso trabajo con el lenguaje que otorgan al volumen valores añadidos al de una fecunda imaginación”.
Periodista de larga y fecunda experiencia profesional, además de narradora, guionista de radio, María Elena Llana (Cienfuegos, 1936) ha publicado, entre otros títulos, los cuadernos de cuentos La reja, Castillo de naipes, Apenas murmullos y Casas del Vedado, este último galardonado con el Premio de la Crítica Literaria.
En su bibliografía se incluyen, también, dos libros para el público infantil y juvenil —las narraciones tituladas Sueños, sustos y sorpresas y Desde Marte hasta el parque— que se inscriben, perfectamente, en los presupuestos ideoestéticos de su restante producción literaria.
Tras la quinta puerta es un libro revelador, que no defraudará a quienes lleguen a sus páginas. Porque su lectura viene a confirmar una verdad incontrovertible: que María Elena Llana es, en los albores de un nuevo milenio, una de las más representativas cultivadoras del cuento cubano del último medio siglo.
