UE-CELAC: nuevo paradigma de relaciones Norte-Sur

UE-CELAC: nuevo paradigma de relaciones Norte-Sur

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El VII Encuentro Sindical de la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeño (UE-Celac) reunió nuevamente una expresiva representación del sindicalismo de ambas regiones los días 10 y 11 de este mes en Bruselas, y al igual que en oportunidades anteriores, los participantes manifestaron en una declaración su visión sobre la coyuntura social, económica y política, y las perspectivas y aspiraciones de los trabajadores y trabajadoras.

Los líderes sindicales de América Latina y el Caribe y de la Unión Europea durante este intercambio declararon que están en una misma lucha a favor de la defensa de los derechos sociales, la democracia, la acción de los sindicatos y su papel central en el enfrentamiento al neoliberalismo y las políticas de austeridad, que afectan a millones de trabajadores/as y son impulsadas por los sectores conservadores  vinculados al capital financiero y a las empresas multinacionales en respuesta a las prolongadas consecuencias de la crisis económica mundial del 2008.

Las clases trabajadoras europea y latinoamericana-caribeña durante años han defendido los procesos de integración en ambos continentes como parte de la construcción de economías y sociedades de bienestar. La UE y la Celac son expresiones de esas conquistas; que deben ser parte de la solución a los problemas económicos, sociales y ambientales de ambos continentes, y de no ser así, bastaran los elementos para que fuerzas reaccionarias impulsen sentimientos chauvinistas y xenófobos que   erosionen lo ya conquistado.

Europa registra continuos ataques a conquistas sociales que sacrifican personas con el argumento de  favorecer el funcionamiento de la economía en una óptica liberal.  La región que ya fue en la post Segunda Guerra Mundial ejemplo de sistemas de protección social y niveles de bienestar humano, ahora es un escenario de desahucios, desempleo juvenil y pérdidas de derechos. Los sindicatos han sido desplazados y desconocidos como interlocutores sociales, cerrando cada vez más los espacios de diálogo construidos a lo largo de décadas. 

La mal llamada política de austeridad ha impuesto a los trabajadores de algunos países de la UE recortes graves de los salarios y prestaciones sociales. En ese sentido los asistentes del Encuentro Sindical manifestaron su esperanza de que la región europea alcance con el nuevo Gobierno de Grecia, un acuerdo que flexibilice las condiciones  actuales y permita recuperar sus realidades y derechos.

En América Latina son evidentes desde hace tres años los efectos de la recesión  económica mundial, situación que no ha frenado los avances sociales de las administraciones progresistas que guían la región hace más de 15 años, palpable en la caída de los niveles de pobreza. No obstante, las conquistas socio-laborales del período están bajo ataques del capital internacional que pretenden hacer retroceder el nuevo paradigma de democracias sociales.

En la declaración de Bruselas los representantes asumieron que la democracia está en jaque, cuestionada por los poderes fácticos que buscan imponer los intereses del mercado financiero internacional y de las empresas multinacionales. En el caso de América Latina  y el Caribe, gobiernos electos democráticamente son sometidos constantemente al asedio, a veces violento, por parte de las élites y minorías poderosas que controlan la economía y que han optado por provocar rupturas, utilizando incluso mecanismos legislativos y judiciales para deponer estas administraciones.

En las negociaciones sobre cambio climático los asistentes del encuentro consideraron que es una temática que no está a la altura de los desafíos. Las grandes corporaciones intensifican sus lobbys para salvar sus intereses de lucros inmediatos sin  reparar en  costos intergeneracionales; y los gobiernos de los países emergentes no han presentado un plan creíble para combinar esfuerzos de desarrollo con la superación de los modelos predatorios heredados de los patrones del siglo pasado.

Compromisos incumplidos

El camino de estos encuentros ha estado pavimentado de buenas intenciones manifestadas en varios temas sensibles para los sindicatos, expuestos en los documentos oficiales,  pero con  escaso cumplimiento. Desde las primeras ediciones muchos de  los compromisos definidos por los jefes y jefas de Estado y de Gobierno, especialmente los relacionados con las cuestiones sociales, fueron incumplidos. Los planes de acción adoptados han tenido baja implementación y débil seguimiento por parte de los países.

Estratégicamente ha sido grave que la UE y algunos gobiernos latinoamericanos como los de Colombia y Perú hayan  roto  su compromiso primero de negociar  bloque a bloque firmando  acuerdos individuales. Evidentemente  subyace  una intención de fragilizar los procesos de integración perjudicando así en la mesa de negociaciones a los países latinoamericanos más débiles. Las hojas de ruta contenidas en dichos acuerdos han servido como justificación para la firma de los Tratados de Libre Comercio, pero han  tenido poco efecto en la promoción del trabajo decente, que asegure los derechos de los/as trabajadores/as.

Una preocupación expuesta por los asistentes de esta séptima edición fue que bajo la presión del mercado mundial sobre los países y bloques en el contexto  de los efectos de la crisis económica internacional se abandone una perspectiva de desarrollo  sustentable  con responsabilidades comunes pero diferenciadas, entre países del Norte y del Sur. Es así que, sin perder de vista compromisos  anteriores, prestaron especial atención a los temas de desarrollo sustentable en las nuevas relaciones entre los dos continentes.

Nuevo paradigma de relaciones Norte-Sur

Ante un escenario de múltiples crisis que se profundizan y  el surgimiento  de respuestas que  reciclan  el recetario de políticas neoliberales ya fracasadas, el movimiento sindical se ha impuesto la tarea de promover alternativas superadoras de las lógicas que  pretenden  la profundización del dominio de los mercados y las grandes corporaciones, en contra  de los intereses de  la mayoría trabajadora del mundo.

En este sentido la Confederación Sindical de América  presentó en mayo de 2014, la Plataforma de Desarrollo de las Américas y consideró que el escenario de la Cumbre UE-Celac fue un espacio para presentar alguna de las líneas estratégicas propuestas, así como otras formuladas por el sindicalismo europeo, como forma de promover respuestas estructurales a los desafíos presentes y futuros de ambas regiones.

El sindicalismo eurolatinoamericano y caribeño reivindicó en Bruselas las cuatro dimensiones del desarrollo sustentable (política, económica, social y ambiental) y su necesaria articulación, para responder de manera equilibrada a los desafíos de economías al servicio de nuestras sociedades, con garantía de plenos derechos sociales, con participación democrática y protagónica y preservación del planeta para las generaciones presentes y futuras.

Asimismo, realizaron un llamamiento a las jefas y jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de la UE y la Celac que se reunirán en junio próximo en Bruselas, en la que presentaron propuestas y demandas, tales como: revisar las bases de las relaciones comerciales entre los dos continentes, realizar inversiones directas y proyectos de desarrollo sustentable, promover acciones para superar la brecha tecnológica y en defensa de los ciudadanos y ciudadanas de ambas regiones, defender los derechos humanos y sindicales, y fortalecer la paz y  la democracia de los pueblos.

Llamaron a los gobiernos de ambas regiones a debatir con la sociedad sobre el destino de dichas negociaciones. Enfatizaron en la declaración que los acuerdos no pueden limitarse a los flujos comerciales, sino que deben respetar siempre el trabajo decente donde este exista y deben también promover el conjunto de convenios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo.

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