Ahora que la Feria no ha terminado

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Por Ernesto Montero Acuña

Las etimologías como feriae y liber siempre tienen su oportunidad, y cuando sirven para referirse al futuro, son mucho más útiles, como ocurre en el caso de la XXIV Feria Internacional de Libro, que no ha terminado, como pudiera pensarse, debido a que ya se prolonga y se extiende como incitación nacional a la lectura.

Su principal y decisiva diferencia en relación con los acontecimientos semejantes en el mundo es su objetivo esencialmente cultural, no comercial, aunque incluye, por supuesto, la venta de todo tipo de textos e impresos diversos de editoriales nacionales y extranjeras, y está dedicada a un país y a un autor cada año.

En su capítulo de la Fortaleza San Carlos de La Cabaña, desde el día 13, se dio por concluida el día 22 en la sala Nicolás Guillén, si bien se extenderá hacia diversos sitios del país, incluido el habanero Pabellón Cuba, desde el 23 de febrero hasta el primero de abril.

Esta vez rinde homenaje a la India y a Olga Portuondo Zúñiga y Leonardo Acosta Sánchez, según el diseño desde el año 2000.

Distinto de otros eventos de su tipo en diversos países, esta Feria proseguirá, según el término “escalonada”, hacia las provincias de Pinar del Río, Mayabeque, Matanzas, Ciego de Ávila, Holguín y Villa Clara, en marzo; y continuará en Artermisa, La Tunas, Sancti Spí­ritus, Camagüey, Granma, Guantánamo y Cienfuegos, hasta finalizar, entre el 22 y el 26 de abril, en la Isla de la Juventud y Santiago de Cuba.

Se trata de un acontecimiento nacional iniciado en 1982 en el Palacio de Bellas Artes como Feria del Libro de La Habana, en el que estuvieron representados países latinoamericanos como observadores y se homenajeó al Héroe Nacional José Martí, al patriota búlgaro Jorge Dimitrov y a Nicolás Guillén, Poeta Nacional de Cuba.

Hasta 1998 se celebraba cada dos años en diversas sedes. Pero a partir del 2000 se estableció la Fortaleza de la Cabaña como su sitio permanente, en la fase inicial; por primera vez se la dedicó a una personalidad de la cultura y desde entonces se celebra anualmente.

No siempre las estadísticas son ilustrativas y más de un poeta las detesta, pero ofrecen ciertas referencias comparativas útiles. Esta vez concurrieron a La Cabaña 312 mil 359 visitantes, equivalentes a unos mil 400 más que el año anterior y se comercializaron más de 428 mil ejemplares, solo en esta etapa.

Se la califica como el suceso más significativo del movimiento editorial cubano y es un espacio para la participación y el intercambio entre todas las entidades y profesionales vinculados al mundo de las publicaciones, a través de los programas del evento.

Funciona como un espacio de diálogo entre las literaturas de América Latina, Europa y las provenientes de otras culturas que habitualmente participan en el evento, y está dirigida a un público masivo, con elevada calificación en los más diversos campos y con capacidad y disposición para participar en el diálogo cultural.

Los organizadores aseguran que los programas profesionales, académicos y literarios de la Feria contemplan en sus días de actividades capitalinas alrededor de 500 coloquios, homenajes, mesas redondas, conferencias, lecturas, premiaciones y presentaciones de libros.

Como eventos importantes de su tipo en el mundo se relacionan las ferias de Frankfurt, Alemania; Bogotá, Colombia; del Libro Infantil y Juvenil en Bolonia, Italia; de Buenos Aires, Argentina; y de Santo Domingo, en República Dominicana, aunque se cuentan también otros, entre ellos:

–  Salón Internacional del Libro de Sao Paulo, Brasil.

–   BookExpo America, Chicago, EUA.

–   Feria Centroamericana del Libro de San José, Costa Rica.

–   Feria Internacional del Libro de Lima, Perú.

–   Feria Internacional del Libro de La Paz, Bolivia.

–   Feria Internacional del Libro, Montevideo, Uruguay.

–   Feria Internacional del Libro (LIBER), España.

–   Feria Internacional del Libro de Santiago de Chile.

–   Feria del Libro de Porto Alegre, Brasil; y

–   FIL de Guadalajara, México.

Mas, aún no se ha dicho todo. El surgimiento del comercio del libro se remonta al Imperio Romano, estimulado por la demanda de las clases sociales más elevadas, en virtud de lo cual se iniciaron los primeros pasos hacia la formación de las que después serían conocidas como ferias del libro

Por lo demás, la palabra feria se remonta al latín antiguo fesiae o festivitas, que significaba dies festi (días festivos), más tarde transformada en feriae; en tanto que la etimología de libro proviene del latín liber, término con el cual los romanos designaban la parte interior de la corteza de los árboles utilizada para escribir.

En cuanto a la sede, en el año 1774 la Fortaleza de la Cabaña comenzó a proteger a la ciudad, desde el otro lado de la Bahía de La Habana, si bien todavía lo hace, aunque con miles de libros, entre los cuales, infinitos lectores husmean tratando de hallar los de su interés.

España comenzó a construir este fuerte en 1763, luego de la partida de los ingleses que trocaron La Habana por la Florida, y la concluyó en 1774, bajo la dirección del brigadier Don Silvestre Abarca. Se asegura, sin discusión posible, que es la mayor edificación militar creada por la metrópoli en América, entiéndase que en aquella época.

No cumple ya la función original, para la cual es obsoleta, pero se ha convertido en un complejo cultural y museístico desde donde, a las 9 de la noche, se dispara el Cañonazo de las Nueve (pm), en cuyos orígenes se anunciaba el cierre de las murallas de la ciudad y hoy se rinde homenaje simbólico al pasado, aunque todavía resulta un referente temporal para los capitalinos.

Ahora La Cabaña es una fortaleza para la cultura, es decir, contra la guerra.

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