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“Lara está viviendo y nos hace vivir a todos”, ha dicho la primera ballerina assoluta y directora del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso, sobre la multifacética obra del artífice Jesús Lara Sotelo (La Habana, 1972), cuya vorágine creativa es reconocida no solo en la pintura, sino además en el dibujo, la escultura, la fotografía, la cerámica, las instalaciones y en el vídeo-arte, amén de sus recurrentes producciones literarias en poesía, prosa, ensayo…
Aunque prácticamente ignorado por los directivos de Cultura y del Consejo Provincial de las Artes Plásticas, recientemente Lara presentó en la galería provincial de arte de Cienfuegos su proyecto Circus without voice (Circo sin voz) concebido especialmente para los jóvenes a partir de su idea titulada Rarefacción mental o Pasatiempos modernos. Se trata de 12 piezas —fotografía impresa sobre vinilo, de 3½ cm. de largo x 1½ cm de ancho—, así como una pantalla traslúcida en la que se proyectó un audiovisual, todos referidos a su obra, conjunto iconográfico mejor logrado de la muestra identificado como Bajo perfil, performance apuntalado con la actuación de varias bailarinas, acompañadas de música compuesta por este creador.
Allí la preponderancia de la reflexión plástica del artífice fue acentuada por el uso de máquinas de humo, cajas de luces (back light), scáner, cabezas móviles, proyecciones a led y secuencias de fotografías animadas (gifs), entre otros multimedios que instaron al raciocinio público en torno a los infortunios ocasionados por las adversas acciones psicológicas del hombre contemporáneo.
Lara provoca la reflexión del espectador mediante una visualidad aparentemente ingenua de arquetipos de la conducta psicológica. En tal sentido recrea un ambiente didáctico, alusivo a los que originalmente son diseñados para niños: los pasatiempos de laberintos, los cuales exigen del pensamiento para evaluar y resolver el tránsito por el difícil entramado, referente que, en su representación, evoca disímiles problemas y disyuntivas que invaden al mundo de hoy. Al sumergirse en tales especulaciones, el artista aprovechó las virtudes del vinilo —su plasticidad— y sobre él imprimió fotografías digitales como anuncios publicitarios que evidencian la excelencia del autor en el ejercicio del diseño gráfico.
Circus…, que según los directivos y trabajadores de la galería de arte cienfuegueras tal vez ha sido la más deslumbrante de las exposiciones allí realizadas, introduce al espectador en la incertidumbre y los conflictos que, en las sociedades capitalistas, generan la propaganda desmedida y el uso y abuso de los medios visuales de comunicación puestos en manos opulentas con el esencial interés del enriquecimiento personal, amén de las alteraciones que en la psiquis de los receptores producen determinados mensajes o discursos que “enganchan” al espectador por sus agradables discursos estéticos.
Rarefacción —término contrapuesto a la compresión— es el acto y las consecuencias de rarefacer, acción mediante la cual una materia en estado gaseoso pierde densidad y se propaga a través de ondas expansivas y longitudinales. El artista utiliza este fenómeno como analogía, en una suerte de juego con definidas bases científicas. En su proyecto la palabra venida del vocablo latino rarefactum posee connotación psicológica y tiene que ver con la conciencia individual. De acuerdo con su teoría, se deduce que el cerebro humano bombardeado por la propaganda subversiva, por el exceso de información fatua y muchas veces envenenada, puede experimentar pérdida de “densidad”, y por tanto disminuir el desarrollo del intelecto y con él reducir la capacidad de pensar y de ver la vida desde una óptica real, más productiva; “padecimiento” que puede expandirse, con mayor o menor rapidez, hacia un gran número de personas víctimas de estas agresivas manipulaciones.
Debido a la inesperada y contrariada desestimación institucional, la imponente revelación del ideario plástico de Lara fue retirada por él tras su inauguración. Inspirada en uno de los entretenimientos —los laberintos— de su pequeña hija Geraldhine, la exposición —a cuya apertura asistió más de un centenar de personas, pese a la pésima promoción— corrobora la afirmación hecha hace algunos años por el eminente crítico cubano tempranamente fallecido, doctor Rufo Caballero Mora: “No me queda duda acerca de que Lara es un filósofo primero que todo, y de ahí irradia y varía todo lo demás”. Circus… demuestra asimismo las posibilidades comunicativas de un creador que logra atraparnos con encumbradas propuestas ideoestéticas que emanan de las mismas entrañas del hombre contemporáneo. Lástima que el público cienfueguero, y en particular los jóvenes a quienes fue dedicada, no pudieron disfrutar, durante todo el mes previsto para ello, de tan inusual exhibición.
