Disparo de preguntas a Guillermo Alfredo Torres

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Javier Perera, estudiante de periodismo

Guillermo Alfredo Torres, bronce individual y oro por equipo en Veracruz y con mucho que dar todavía en el tiro deportivo.
Guillermo Alfredo Torres, bronce individual y oro por equipo en Veracruz y con mucho que dar todavía en el tiro deportivo.

Cuando los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe arrancaron el pasado 14 de noviembre en la ciudad mexicana de Veracruz, el deporte cubano añadió una página interesante a su historia. El tirador artemiseño de la modalidad de skeet, Guillermo Alfredo Torres, sumó su octava participación en estos eventos, pues sus andanzas se remontan a Medellín 1978.

Este 21 de noviembre, luego de alcanzar oro en la competencia por equipos y bronce en lo individual, disparamos nuestras preguntas con la misma precisión que llegan sus medallas a sus seguidores, a su pueblo.

“En aquellos Juegos prácticamente era un muchacho, tenía 19 años y recuerdo que mi padre fue como tirador también. Allí obtuvimos el primer lugar por equipos y alcancé el segundo puesto, detrás de Roberto Castrillo. Fueron mis primeros juegos multideportivos.

“Tiene un significado muy grande asistir a mis octavos juegos en Veracruz, pues es resultado de la constancia y el trabajo de muchos años. Son eventos que al igual que los Panamericanos y los Olímpicos cuentan con un nivel muy fuerte, aunque sea el certamen de menor relevancia”.

Este hombre, nacido el 10 de febrero de 1959 en el municipio de San Antonio de los Baños, posee una locuacidad apreciable y es un relator apasionado de cada historia de su vida. A pesar de las dificultades, Guillermo Alfredo sabe que en la sistematización de los entrenamientos está la clave para los buenos resultados. Por ello su preparación fue intensa de cara a la cita azteca.

“El entrenamiento no resultó el ideal, pero estuvimos trabajando con un plan sólido desde abril. Este año el fogueo internacional ha sido una desventaja, pues asistimos solamente a un tope con los guatemaltecos. Además, por problemas de carencia hicimos una estrategia para llegar a los Centroamericanos. Nos hemos limitado con los cartuchos ya que hay que dejar para el Panamericano del año próximo. A pesar de eso, fue buena la preparación”, aseguró.

Los principales exponentes en el skeet a nivel mundial son tiradores de Europa y Estados Unidos en lo principal. No obstante, en el ámbito centrocaribeño existen algunas individuales de las que no se descuidó Torres ahora.

Cuba no asistió a las ediciones de San Salvador 2002, Mayagüez 2010 y en Cartagena de Indias 2006 ocupó el segundo escaño en el tiro deportivo. En esas tres versiones las escuadras mexicanas acapararon los primeros sitios, sin embargo, para esta lid el escopetero ariguanabense se mostró optimista pero con los pies sobre la tierra. “Era una tarea difícil alcanzar el primer puesto en el tiro deportivo, si se tiene en cuenta la mayor preparación de los rivales, pero luchamos y lo conseguimos porque la estirpe del cubano siempre es combatir”, expresó quien acumula diez preseas áureas, dos plateadas y un bronce a este nivel.

“La salud del skeet cubano actual está condicionada sobre todo por la carencia de municiones, que nos golpea mucho. Nuestro equipo es de cinco miembros, el más joven tiene poco más de treinta años, y para que un deportista de esta modalidad llegue a un alto rendimiento necesita muchos años de experiencia. No hay atletas en la base, por lo que el futuro del skeet es incierto”, dijo Torres preocupado.

Al más puro estilo de Wyatt Earp

La carrera deportiva de Guillermo Alfredo Torres despierta un sinfín de historias atrayentes, que van más allá de su extensa participación en Juegos Centroamericanos y del Caribe. Con la puntería del legendario personaje del Oeste Wyatt Earp, se ha mantenido Torres durante casi 40 años.

De no ser por las conocidas ausencias de Cuba en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 y Seúl 1988, el tirador artemiseño se hallaría en un puesto cimero dentro del olimpismo, con ocho incursiones en citas de los cinco aros.

“Asistir solo a unos Juegos Olímpicos es de gran regocijo para cualquier deportista porque es lo máximo, es la meta más alta que se traza un deportista en su carrera, imagínate seis presentaciones en el magno evento”, alega Torres.

Haber participado en nueve Juegos Panamericanos y más de treinta Campeonatos Mundiales y Copas del Mundo, son avales suficientes para considerarlo uno de los atletas más integrales del deporte revolucionario cubano.

Además, a su currículo se suma haber sido el primer cubano en ganar una medalla individual en un certamen del orbe, cuando obtuvo el metal bronceado en Valencia, Venezuela, en 1987.

“Significó una gran satisfacción, ya que ni antes ni después del triunfo revolucionario cubano se había obtenido una medalla en estas lides. Allí le quité el tercer puesto en la ronda final a Houalt, un alemán que era hasta aquel momento el campeón mundial. Él rompió 24 platillos y yo 25. Eso me ofreció confianza para encarar futuros eventos”, confiesa con franqueza.

Tengo entendido que llega a este deporte gracias a sus predecesores…

“Es cierto. Primero, por mi abuelo que fue un gran cazador. Después influyó mucho mi padre, miembro del equipo nacional de skeet durante 12 años. Con posterioridad seguí porque era realmente lo que me gustaba y esto se convirtió en una tradición familiar”.

Hábleme de su padre.

“Se llama Servilio Torres, fue un gran tirador y muy disciplinado. Obtuvo bronce individual y plata por equipo en los Juegos Panamericanos de Cali 1971, un cuarto lugar por equipo en el Mundial de Suiza 1974 y la medalla dorada por equipo en los Juegos Panamericanos de Ciudad de México 1975. Él me encaminó y enseñó los secretos de este deporte”.

Su paso por la categoría juvenil fue halagüeño…

“Entro a la ESPA Nacional en el año 1974. En 1977 participo en un Panamericano juvenil donde igualé el récord mundial para la categoría, conseguí 195 puntos. Ese fue mi primer gran resultado”.

¿Cuándo ocurre su llegada al equipo nacional de mayores?

“En el año 1976. Ingresé con Delfín Gómez hijo, en aquel tiempo compañero mío, en este momento mi entrenador”.

En 1980 integra el equipo para los Juegos Olímpicos de Moscú. Allí alcanza su mejor desempeño en estas justas al ubicarse sexto. ¿Pudiera rememorar ese momento?

“El primer día recuerdo que iba situado en el lugar 12. En la jornada siguiente tiro perfecto, y escalo a los cuatro primeros lugares. Pero ya en la última fecha bajé un poco el rendimiento y me coloqué sexto. Terminé con 195 puntos, a una unidad de la medalla de oro, pues los cinco primeros puestos concluyeron con 196. Obtuve mi mejor resultado en estos eventos junto al séptimo lugar de Barcelona 1992. Destacar la medalla de bronce alcanzada en Moscú por mi compañero Roberto Castrillo. A esta competición acudimos sin entrenador, ya que no pudo asistir por problemas con el visado”.

Sorprende que en 1988 haya pedido el retiro del deporte activo. ¿Por qué?

“Todos tenemos momentos de bajas y tuve como quien dice, un “slump pelotero” del año 1988 hasta 1991, del cual pude salir gracias al apoyo brindado por el entrenador Miguel Colina, ya fallecido. A él le debo mi continuidad en el deporte”.

¿Qué ocurrió con un tirador estadounidense en la Copa de las Américas de 1989?

“Sucede que un mismo país en Juegos Panamericanos o Centroamericanos y del Caribe no puede copar los tres primeros escaños. En ese certamen Servando Puldón ganó el oro, Juan Miguel Rodríguez la plata y el bronce me correspondía, pero se lo otorgan al norteamericano. Más tarde en la premiación, él tiene un gesto muy bonito, pues se baja del podio, me entrega la medalla y me dice: “el tercer lugar por regla es mío, pero por resultado te corresponde”.

En sus cuartos Juegos Olímpicos, Sidney 2000, ocupa el lugar 43, un capítulo de su carrera para el olvido. ¿Qué sucedió?

“En Sidney tiramos muy mal, Juan Miguel, Puldón y yo, porque no nos adaptamos a la velocidad del cartucho con que se compitió y esto determina mucho en un resultado”.

¿Y en Santo Domingo 2003?

“Una de las páginas más brillantes en mi trayectoria, allí igualé el récord mundial en fase clasificatoria con 125 puntos del máximo posible. A pesar de eso, en la final me quedé con la medalla de plata panamericana tras un empate a 148 puntos con el estadounidense Randy Sotowa y el colombiano Diego Duarte. En los disparos de desempate, Sotowa marcó +4, yo +3 y Darte +1. La recuerdo como una de las competencias más reñidas de mi vida”.

¿Tenía en mente la búsqueda del récord?

“Los récords en esta disciplina no se salen a buscar porque es muy difícil, se va platillo a platillo, ronda a ronda, hasta que sale el resultado solo”.

¿Cuánto ha disfrutado los bronces de sus colegas Roberto Castrillo en Moscú 1980 y Juan Miguel Rodríguez en Atenas 2004? ¿No se siente en deuda?

“Tuve la dicha de estar presente en los dos resultados, y los apoyé lo más que pude, ya que no clasifiqué para las rondas siguientes. Esas son dos magníficas actuaciones porque vienen de un país del Tercer Mundo, al cual le son constantes los impedimentos.

“Me siento en deuda porque la medalla olímpica es la única que se me ha hecho esquiva. Pero bueno, dice un viejo refrán que la esperanza es lo último que se pierde, por lo que trataré de clasificar para Río de Janeiro en el 2016 y lograr la tan añorada presea”.

¿Cómo se imagina Guillermo Alfredo Torres cuando se retire?

“Me gustaría ser entrenador tanto en Cuba como en cualquier país, ya que hay varias naciones de América Latina interesadas en que vaya a cumplir misión. Intentaré hacerlo lo mejor posible con mis alumnos, y ¿quién sabe?, tal vez soy mejor entrenador que deportista”.

Al preguntarle cuál es el secreto para lograr tal longevidad deportiva, responde serio que es una persona que se cuida mucho, muy disciplinado al igual que su padre y se jacta de llevar 38 años en el equipo nacional sin ser jamás requerido.

La familia es parte del éxito de este modesto hombre. “Siempre me ha apoyado, en las verdes y en las maduras”, concluyó.

 

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