Cualquier flor, cancionero de la trova tradicional cubana

Cualquier flor, cancionero de la trova tradicional cubana

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Cualquier flor de la trova tradicional cubanaLa trova tradicional cubana atesora un rico catálogo que ha trascendido en el tiempo. Son numerosas las composiciones que, por sus valores, han sido escuchadas, admiradas y aplaudidas por varias generaciones, tanto dentro como fuera de la isla.

Medio centenar de esas obras se reúnen ahora en un cancionero que, bajo el título Cualquier flor, de la trova tradicional cubana (Casa Editora Abril, 2014, 160 pp), han preparado el poeta, periodista y crítico Bladimir Zamora Céspedes y el trovador y periodista Fidel Díaz Castro.

“La idea de este cancionero –comenta Zamora Céspedes— nació en una extensa descarga, que a despecho del tiempo transcurrido, armó un grupo de trovadores y trovadictos cercanos a la revista El Caimán Barbudo. Mientras trascurría la «tocadera» y la «cantadera», al amparo del ron indispensable, alguien tuvo la feliz idea de anotar el título de los temas”.

Con “La bayamesa”, pieza que firman Carlos Manuel de Céspedes, José Fornaris y Francisco Castillo Moreno, interpretada por vez primera en la madrugada del 27 de marzo de 1851 y considerada el punto de partida del cancionero trovadoresco insular, se abre esta selección.

Otras composiciones también antológicas –como “Aurora”, de Manuel Corona; “Veinte años”, de María Teresa Vera y Guillermina Aramburu; “El fiel enamorado”, de Francisco (Paquito) Portela; “Flor de ausencia”, de Julio Brito, y “Perla marina”, de Sindo Garay—, se incluyen en este volumen.

Prevalecen en esta colección las obras que cantan al amor y al desamor, aunque también es posible encontrar varias composiciones referidas a otras realidades, como “Virgen del Cobre”, de la autoría de María Teresa Vera:

Virgen del Cobre apiádate de mí

eres la santa de mi devoción,

hoy que las penas agobian mi existir

tú no me olvides y tenme compasión.

 

Consuela mi dolor, sé compasiva

aunque el mundo me desprecie sin razón,

que no me falte de ti, mientras que viva,

virgen sagrada, de ti la bendición.

Para cerrar el cancionero, se reproduce “La trova”, de Pedro Ibáñez, creada en 1964 y que, indudablemente, es un justo y hermoso tributo a quienes, con sus voces y sus guitarras, enaltecen el panorama de la música cubana.

Dicen que murió la trova,

la trova que a todos nos deleitó,

la que el trovador sentía

y cantaba con dulzura,

la trova que, con cordura,

una mente concibió,

la que encerraba ternura,

sentimiento, honda pasión,

la inspiración que brotaba

de lo hondo del corazón.

 

Desmientan al que diga

que la trova ya murió.

La trova no ha muerto, no,

porque aún vive en el alma

de quien la oyó y la cantó,

de quien la oyó y la cantó.

 

Escuchen con atención

lo que dice mi cantar:

que surjan más trovadores

que la trova es inmortal,

que surjan más trovadores

que la trova es inmortal.

Bladimir Zamora Céspedes y Fidel Díaz Castro enriquecen esta nueva entrega de Cualquier flor, de la trova tradicional cubana –que ya había aparecido en una primera edición en el año 2006— con la armonización de las letras recopiladas en estas páginas.

Un libro que permite conocer, de una vez, cincuenta de esas piezas que conforman el repertorio trovadoresco cubano, para así confirmar el alcance, trascendencia y permanencia de la fértil, fecunda y floreciente música creada en la mayor de Las Antillas.

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