A propósito del Festival de Arte Naif: Las nobles cosechas de Rogelio

A propósito del Festival de Arte Naif: Las nobles cosechas de Rogelio

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“¡Hoy clamo por ti!

¡Madre Tierra!

por los azules unidos

y por todo lo vivo

que aún te rodea…”

Rosa M. Baeza Miranda (Bindi-Mx, México, DF.)

Del libro Tesoro de recuerdos

 Fotos: Cortesía del artista

En la mayabequense ciudad de Madruga existe un singularísimo y joven personaje que ya se ha hecho popular bajo el seudónimo de El Guajiro que pinta. Se trata de Rogelio Fundora Ybarra (La Habana, 1972), cuya devoción por el arte es tan vehemente como su propia entrega a la Madre Tierra. Desde su finca La Esperanza, entre el apacible y variopinto paisaje montuno —donde proliferan los sembrados de frutas, viandas y vegetales cultivados por él y su familia—, este bondadoso campesino ha hecho trascender su obra como pintor, ceramista y escultor en apenas cuatro años de quehacer en su modesto y extremadamente caluroso taller.

Con cerca de 40 exposiciones personales, desde el año 2011 a la fecha, entre ellas una con carácter permanente (2012) en la sede cubana de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), de la producción plástica de Rogelio lo que más me impresionaron fueron sus pinturas, entre las que el aliento naif suele crear un atrevido contrapunteo con el arte moderno y la academia, en una suerte de simbiosis que distingue sus cuadros inspirados en el cultivo y apego a la tierra.

Según este amigable hombre, “pintar siempre fue un sueño, una necesidad que me permitiera plasmar mis raíces, las costumbres del guajiro cubano, el trabajo agotador de sol a sol en el campo para lograr alimentos”. Imbuido por su padre —otro connotado agricultor que transmitió con creces la eterna herencia del amor por la tierra—, Rogelio amaneció un día con deseos de aventurarse con el arte. Se pertrechó de buenos libros sobre la materia y comenzó a hacer sus primeros bocetos cuyos temas estaban “relacionados con las faenas en el campo, las siembras, las cosechas…”, ha dicho.

Tales intrepideces comenzaron hacia finales del año 2010… y poco después (agosto del 2011), inauguró su primera muestra personal titulada Donde nace lo cubano, en la Galería PLC, de Madruga, punto de partida de una desenfrenada trayectoria que lo ha llevado a exhibir sus realizaciones pictóricas en importantes salas de todo el archipiélago, en tanto comenzaron a interesar a coleccionistas de otros países, como Italia, Venezuela, Puerto Rico, Francia, Alemania, Guatemala, Ecuador y Estados Unidos.

“En mis cuadros —expresó— utilizo colores vivos, los de nuestra patria”. En ese aspecto, sus trabajos tienen mucho que ver con el autodidactismo de los naif, quienes prefieren los tonos brillantes y contrastantes. También en ellos se evidencia el interés por la frescura y el lirismo que definió a este tipo de pintura en Francia hacia finales del siglo XIX, entre cuyos fundadores se encuentra el célebre pintor Henri Rousseau (Laval, 1844 – París, 1910)2.Alimentando la cría - El Guajiro que pinta -Rogelio Fundora Ybarra - Cuba

A diferencia de otros artistas autodidactos, en los paisajes y retratos de El Guajiro que pinta hay dominio en el uso de los pigmentos, de las perspectivas, de las líneas y de las formas estructurales de los discursos. Debido a sus estudios personales, en sus piezas no se observa ignorancia respecto a las técnicas y teorías, ni tampoco de signos o figuras que evoquen a la infancia, propios del arte naif. Por el contrario, sus narraciones plásticas buscan acercamiento a lo académico, a través de proyectos que involucran al espectador en conceptos e ideas comprometidos con la espiritualidad individual, en tanto reflexivos en torno a los problemas e inquietudes del ámbito que rodea a este creador; es decir, el campo y la agricultura.

Otra cuestión que en sus dibujos y pinturas tienen que ver con lo naif es su imaginario estético, o sea, su valoración personal sobre el universo y las cosas que le preocupan y forman parte de su cotidianidad. De tal modo, los temas rurales y agrícolas establecen conexión semántica y unidad indisoluble en la estructuración de la dramaturgia de sus obras, de las que emana el seductor aroma de las hojas verdes, de la tierra arada, de la lluvia, del rocío… Y es que este artífice pinta desde “adentro”, como si todo ese maravilloso cosmos transitara por sus venas y por su conciencia antes de volcarse sobre el lienzo, la cartulina o la pieza de barro.

Él ha convertido en emblema la guataca, instrumento de labranza recurrente en todas sus creaciones, con particular énfasis en la cerámica, cuya morfología sirve de sostén para otros discursos más breves. Sin embargo, en tales desempeños debe hurgar más en su rico imaginario, evitando soluciones fáciles o kitsch. A estas alturas no debe de dar por concluidos fallidos ensayos iconográficos, como tampoco dar riendas sueltas a todo cuanto fluya por su mente, ideario del que puede extraer los mejores proyectos.

Entre los cuadros más conmovedores de Rogelio se encuentra el titulado Bendita agua —premio del XXV Salón de Artes Plásticas Arístides Fernández, Mayabeque, 2013—, cuya lírica exalta un sensible y esperanzador acontecimiento: la llegada de la lluvia. Pieza en la que las formas, los colores, sobre todo en la recreación del aguacero y en la efusiva expresividad del guajiro que lo alaba, tienen poco que ver con la concepción naif, sino que se enmarca dentro de un arte más bien formulado desde universales principios de la creación plástica. Tales paradojas pueden encontrarse frecuentemente dentro de su prolífico cosmos creativo.

Bendita agua. Óleo sobre lienzo. 2013
Bendita agua. Óleo sobre lienzo. 2013

De este voluntarioso vanguardia nacional de la Anap y acreedor de la Distinción Antero Regalado Falcón, habría mucho que escribir: sobre todo de sus reconocidos logros como pequeño agricultor en la finca La Esperanza y de los premios y reconocimientos que, como artista, ha alcanzado en breve tiempo.

Vaya suerte contar con la existencia de este noble hombre que con éxito lleva a cabo dos importantes cosechas: la agrícola, para sustento suyo y de sus semejantes, y la espiritual, a través del arte, para enriquecimiento de quienes tienen la posibilidad de disfrutarlo.

1- El Festival de Arte Naif 2014 fue inaugurado el pasado 1º de noviembre en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales. Estará abierto hasta el 29 de noviembre.

2- Henri Julien Félix Rousseau, llamado El aduanero Rousseau, fue un célebre pintor francés, uno de los máximos representantes del arte naif. Sus pinturas influyeron notablemente en Europa y Estados Unidos.

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