El ajedrez “macabro” de un bloqueo sin disimulos

El ajedrez “macabro” de un bloqueo sin disimulos

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Por José Jasán Nieves

Cuando la llamada “revolución energética” transformó el esquema de generación eléctrica en el país hacia un sistema compartido entre grandes plantas termoeléctricas y pequeños emplazamientos de grupos electrógenos; la compra de equipos de las marcas Huyndai, Man y Siemens pareció la alternativa apropiada, por el balance de calidad, precio y acceso a piezas de repuesto.

Pero lo que en el inicio fue solución derivó en problema, y no por un errado manejo de los compradores cubanos, sino por la persecución y el efecto de leyes extraterritoriales norteamericanas.

Los recurrentes movimientos de capital en el mundo globalizado incluyeron la adquisición por empresas estadounidenses de cuotas de participación en la propiedad de esas fabricantes europeas y asiáticas; y desde entonces, una vez más, el bloqueo del gobierno norteño a este pequeño archipiélago en el Caribe impuso sus lógicas y obligó a prescindir de las piezas o tener que comprarlas a un intermediario, que impone, por supuestos, mayores costos al proceder.

La búsqueda incesante de alternativas para burlar el cerco pareciera desarrollar habilidades de jugador de ajedrez en los compradores cubanos.

En el último año (de marzo a marzo) el “juego” ha ocasionado más de 50 millones de dólares en pérdidas, por ejemplo, en la industria niquelífera del país, según le comentaron altos directivos del Ministerio de Industrias a periodistas nacionales durante una reciente conferencia de prensa.

La cifra es el resultado de las concesiones en los precios que, según esos expertos, debe realizar el gobierno para poder colocar su mercancía en mercados más distantes como Canadá y China. Ocurre también que al tener que comprar materias primas y piezas en esos mismos mercados distantes, los precios por flete alcanzan una diferencia de 30 USD más, como mínimo, en cada tonelada.

En la industria eléctrica también crecen los impactos, pues, es públicamente reconocido, varias plantas generadoras han sobrepasado el tiempo de recibir mantenimientos al no conseguirse ofertas de piezas y financiamientos baratos, como podrían ser los ofrecidos por prestadores de servicio instalados en la cuenca del Golfo de México.

Para organizaciones como CubaPetróleo (Cupet) la partida siempre es arriesgada, pues necesita importar 100 millones de USD en servicios especializados y conseguir quién se atreva a prestarlos es una operación cada vez menos “normal”. El ejemplo de la corporación suiza Weatherford, a la cual en noviembre de 2013 multaron con ese mismo monto de 100 millones por comerciar con Cuba, no ayuda a tranquilizar los temores de otros empresarios.

Cuando otra vez la Asamblea General de las Naciones Unidas discuta la propuesta de resolución cubana para condenar al Bloqueo, quizás el enfrentamiento de trebejos sea una imagen que acudirá a la mente de quienes año por año suelen escuchar los mismos argumentos.

Pero los que sufren ese doloroso “ajedrez” de vencer un cerco no se cansarán de denunciarlo, porque el destino de millones no es un juego.

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