Cargando...Para los estadounidenses ya está muy próxima la fecha de los comicios de medio término; el próximo 4 de noviembre entrarán en juego los 435 puestos de la Cámara de Representantes, 33 de los 100 asientos del Senado, 38 cargos de gobernadores y la integración de 46 de las 50 legislaturas estaduales.
Este nuevo proceso electoral se da en medio de una situación muy singular, casi el 80 % de los ciudadanos de las más poderosa nación de Occidente están insatisfechos con el sistema político en que viven, y el 70 % de ellos culpan a sus gobernantes de las dificultades económicas del país, según reveló una reciente encuesta realizada por el diario The Wall Street Journal y la cadena televisiva NBC News.
El 60 % de los consultados declaró, asimismo, que la nación está en una situación de declive, mientras el 71 % cree que esta enrumba por un camino equivocado.
Pero lo más significativo es que mayoritariamente culpan a sus representantes electos por las dificultades económicas que la mayoría de ellos sufre. En total 64 % de los ciudadanos está inconforme con la situación actual, mientras solo el 35 % aprecia de manera optimista el futuro del país.
Expertos citados por The Wall Street Journal señalan que esta investigación subraya las dificultades que enfrentará el presidente Barack Obama y sus correligionarios en el Congreso para obtener el apoyo del electorado.
En la actualidad, el crecimiento económico en Estados Unidos solo conduce a una mayor desigualdad, en opinión del economista Robert Gordon.
Durante los últimos cinco lustros, el incremento medio de ingresos reales en los hogares fue del 1,3 % anual. Sin embargo para el 99 %, ese aumento fue solo del 0,75 %, lo cual significa que el 1 % recibió el 52 % de los ingresos durante este período. Como resultado, los 400 estadounidenses más ricos tienen más riqueza que los 150 millones de sus conciudadanos más pobres juntos, una realidad que provocó la indignación del movimiento Ocupa Wall Street.
La asfixiante deuda de EE.UU. no le permite avanzar. Desde hace unos siete años, las familias estadounidenses sufrieron ya una carga sin precedentes como consecuencia de los adeudos de la nación, que equivalían al 133 % de la renta disponible.
La deuda pública era manejable, pero desde entonces ha empezado a explotar. Su nivel llegó a ascender hasta los 16 mil billones de dólares y nadie puede predecir cuándo y cómo podrá encontrar una salida.
Un problema de fondo sigue siendo la visión irreconciliable de republicanos y demócratas sobre el modelo de sociedad, una contradicción que está haciendo al país ingobernable. Obama pretende impulsar desde la Casa Blanca “una política económica expansiva y de atención social”; los republicanos, que controlan el Congreso, exigen austeridad y reducción del déficit por encima de todo. Esas diferencias han estado a punto de provocar un caos en los últimos dos años.
A comienzos del presente mes miles de personas pidieron el despido del director de la Agencia Central de Inteligencia, John Brennan, y de otros funcionarios, por el recién revelado espionaje en el Congreso.
Este fisgoneo ilegal es solo la última evidencia de que las agencias de inteligencia de Washington están fuera de control, señaló la demanda, que pone de manifiesto la profunda insatisfacción popular con un sistema caracterizado por el caos y la falta de garantías ciudadanas.
La creciente suma de afectaciones económicas, las contradicciones en el entramado político y las sucesivas transgresiones de la privacidad de instituciones e individuos han hecho que la población del país más rico y supuestamente democrático del planeta sea una de las más insatisfechas y crítica de las decisiones de sus representantes políticos.
