El orden que necesita Cárdenas

El orden que necesita Cárdenas

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Por Juanita Perdomo Larezada y Claudia Díaz Pérez, estudiante de Periodismo

Los reordenamientos prevén evitar las incomodidades que genera esta concurrencia de vehículos de notorias diferencias. Fotos: Norys
Los reordenamientos prevén evitar las incomodidades que genera esta concurrencia de vehículos de notorias diferencias.
Fotos: Norys

Lo primero que se movilizan son los oídos. Un constante pa, pa, pa, lo anuncia, y ese ruido seco y firme resulta interesante hasta que el coche para y, el caballo, sin pudor alguno, cómodo al fin, orina.

Esta realidad salpica, ensucia, enrarece el ambiente en la ciudad matancera de Cárdenas, saldo que paga por una tradición que se ha vuelto, al decir popular, un mal necesario. En coches se traslada el 35 % de su población.

Hoy, no hay dudas de que en esa relación costo-beneficio se lamentan no pocas consecuencias. Avenidas y calles con roturas, restos fecales, mal olor y ese impertinente polvillo emanado del estiércol forman parte del paisaje, algo tal vez menos perjudicial si conductores trataran de evitar, por ejemplo, el derramamiento de excremento.

Calzada, la céntrica avenida que reúne unidades de expendio de alimentos, es quizás de las más afectadas. Tan poco salubre es el ambiente en algunos de sus tramos que resulta cuestionable la prestación de servicios en semejantes condiciones.

“Muchos pasan, notan la falta de higiene y se van sin comprar el perro caliente”, lamenta una dependienta. “Para poder estar en mi lugar de trabajo, tengo que echar tres o cuatro cubos de agua, con bastante detergente, porque si no la peste no hay quien la soporte, y eso es constantemente”, dice, mientras trata de espantar las moscas que buscan su rostro.

En un establecimiento cercano, otro vendedor, Yurizán Mendizabal, comparte su opinión: “Por aquí no debieran pasar los coches”.

La incidencia negativa de estos trabajadores no estatales en la situación higiénico-sanitaria de la urbe constituye una de las principales preocupaciones de las autoridades de este municipio.

¿Cómo solucionarlo? La posibilidad debe ofrecerla un programa de reordenamiento vial que, entre otras trascendentales medidas, incluya el desvío del transporte de tracción animal y humana (bicitaxis) de zonas claves del centro citadino, en especial de los que expenden alimentos.

“En otras ciudades del país existen precedentes similares. Se trata de establecer condiciones que garanticen la higiene, la creación de condiciones seguras para la venta de alimentos”, precisa el doctor Lázaro Vicente Suárez Navarro, primer vicepresidente del Consejo de Administración Municipal (Cam).

Aunque el reordenamiento vial aprobado por el propio Cam debe propiciar la incuestionable ventaja, el programa intenta, en lo fundamental, descongestionar el embotellamiento común en sus principales accesos. Fíjese si es así, que entre las 7:00 a.m. y las 7:00 p.m., entran y salen de la ciudad 8 mil 271 vehículos, según el último conteo realizado por organismos especializados.

Y en ese elevado volumen destacan camiones y ómnibus muy pesados, de poca maniobrabilidad en zonas urbanas, que reducen la capacidad en estos espacios y restan fluidez a la circulación, sobre todo si también confluyen coches, carretones, bicitaxis, bicicletas, detalla Samuel Abad Leyva, al frente de la Unidad Provincial de Ingeniería de Tránsito.

“Es algo que provoca constantes tranques, condiciones favorables a la accidentalidad, pérdidas de tiempo y económicas, gasto de combustible, daño medioambiental”, enfatiza.

El reordenamiento propiciará, a corto y largo plazos, ir resolviendo esas consecuencias. Acabar con la descongestión. Su éxito también dependerá del comportamiento de los conductores de vehículos de tracción animal y humano, a quienes primero se aplicarían las medidas que implican cambios en la ruta habitual por ellos seguida.

Pese a la necesidad de aplicar las regulaciones, no todos los integrantes de este segmento de transportistas aceptan lo que será un hecho.

Las bridas que no pueden esperar

Con un protagonismo importante en la población de trabajadores no estatales de Cárdenas, la actividad transportista también clasificaba como la más numerosa entre los 13 municipios de la provincia, según datos de la Unidad Estatal de Tráfico, el organismo responsabilizado con la concesión de las licencias operativas.

Los inspectores no dan abasto para la elevada población laboral no estatal.
Los inspectores no dan abasto para la elevada población laboral no estatal.

Aunque la cifra va y viene, las últimas estadísticas suministradas al semanario fijaban en mil 614 las personas con este tipo de aprobación, más de la mitad de las cuales corresponden a coches para transportar pasaje (677), a ciclos o bicitaxis (351), y 31 a carretones o planchas (se emplea en el trasiego de mercancía). Se estima la existencia de unos 400 que laboran sin documentación, dígitos que algunos califican de conservadores.

Esa cantidad de cocheros y bicitaxistas levantan aquí los mil y un comentarios, arrastrando hacia lo negativo lo mismo a justos que a pecadores, al punto de granjearse fama de indisciplinados.

A principios de junio, la ciudad se asombró cuando vio a parte de ellos acudir a la sede del Consejo de la Administración Municipal para reclamar la aplicación de la medida que modificó las rutas por donde ya no transitarían. La decisión se pretendió implementar con dos claros inconvenientes. Ni recibieron información previa de los pormenores de la transformación, ni tampoco las nuevas sendas estaban completamente acondicionadas.

Los demandantes triunfaron por la justeza de sus planteamientos. El gobierno prometió aplicar el reordenamiento solo cuando estén preparadas las condiciones y las respuestas sean tangibles. A juzgar por la información del semanario local Girón (31 de julio), solo falta asfaltar la calle Vidal, al parecer la última de las cinco principales.

Si el gobierno cumple su parte, ¿cuándo otros asumirán la suya? La interrogante se la hacen no pocos residentes en la llamada Ciudad de las Primicias. La verdad es que no todos son bien mirados.

“Los hay generosos, esos que no importa si no alcanza el dinero para pagar los 20 pesos (los tradicionales), o los tres pesos (llamadas guagüitas)”, asegura Caridad García, ama de casa.

Del lado opuesto están los otros, “los que no se conduelen, esos que te miran como diciendo, si no tienes no montas”, contrasta la maestra Eneida Pérez.

“No queda otro remedio que utilizarlos, yo mismo casi siempre tengo que soltar un peso, a veces dos (en CUC), para que me lleven a mi casa cuando a la una de la mañana llego de trabajar y no tengo otra opción”, confiesa un empleado de Varadero que solicitó el anonimato.

“Algunos cocheros piensan que son los dueños de Cárdenas, algunos creen que allí mandan ellos y a veces nos tratan con agresividad”, fueron algunos criterios reiterados y hasta lamentablemente comprobados por este equipo, al que un joven conductor intentó quitar la cámara, luego de percatarse de que había sido fotografiado cruzando una calle en contra del tránsito y descalzo.

Por actuaciones similares o peores, Mildreyvis Ruedas Aragón, jefa de grupo de los inspectores integrales, califica de arriesgada la labor que realizan con “algunos que llegan a ser insolentes, al extremo de acudir a las agresiones verbales y físicas”. Aclara que aunque como estilo siempre andan en pareja, “a veces operamos de conjunto con miembros del Ministerio del Interior.

“Sí, es verdad, ellos se quejan de acoso, de que no los dejamos tranquilos, pero algunos son bastante indisciplinados”, reconoce sin ambages.

“Son constantes las circulaciones y estacionamientos en lugares prohibidos”, precisa Ruedas Aragón. “Al infractor con licencia se le multa con 700 pesos, y con mil 500 al que no la posea, al ilegal. Eso genera un estado de alteración en los transgresores, es verdad que la cuantía está fuerte, pero ellos saben cuál es la solución, no violar”.

El capitán Yónder Romero Verdecia, segundo jefe de la PNR en el municipio, confirma la aplicación por ese órgano de medidas accesorias como la ocupación de coches (había unos 15 a mediados de junio).

“Sus dueños o son reincidentes en infracciones o son ilegales, carentes de documentos. Podemos retener los equipos por varios meses o decomisarlos. Son frecuentes las multas por irregularidades vinculadas con tránsitos o paradas no permitidas. En lo fundamental, tratamos de realizar labor preventiva, para educarlos”.

Aunque de intolerantes califican a no pocos de los responsabilizados con el orden vial, Trabajadores presenció cómo un policía anuló la multa de 750 pesos a un joven que perdió su casa debido a un incendio, algo que le comentó una inspectora. Sin embargo, minutos después el infractor destrozaba la promesa de “no lo haré más”.

Ha regresado al sitio donde le concedieron el indulto. Es la tercera carrera del bicitaxista… Son las seis de la tarde, quizás un poco más, y en Cristina y Ayón paran cinco, seis, 13 guaguas, no alcanza la vista para contarlas. Transportan empleados del Turismo, “es el mercado más seguro y mejor pagado”, confiesa el muchacho, “la gente viene por eso, no importa si nos agarran”.

“¡Agua!”, gritan, y si usted no conoce el código, se rompe los ojos buscando las nubes o el salidero. Eso se piensa hasta ver asomar la patrulla de la PNR, eso significa la alerta. Mientras unos cargan, alguien vigila. Por un tiempo, la codiciada esquina retorna a la calma. “Calma de segundos, deja que los policías se vayan”, sonríe irónicamente Alberto Expósito Ramírez.

“Esta no es una piquera legal, un poco más allá hay una, señala, y ellos no la usan. Algunos son demasiado irreverentes y perjudican a los vecinos de esta concurrida zona de Cárdenas. Mi familia y yo hemos padecido mucho, el escándalo, las palabrotas, los problemas de higiene. Escribimos aquí y allá, hasta que un día asistí como invitado a una reunión con varios delegados de circunscripción… Conocí de las medidas que la asamblea aplicará y de las mejoras que ya se aprecia en avenidas y calles. Con mis dos manos apruebo el reordenamiento vial, por fin la solución oficial a un viejo problema”.

Lo que a cada cual corresponde

Hay dos inspectoras en una céntrica esquina, algunos agitan el caballo para no detenerse. “Casi siempre esos son los ilegales”, comentan.

“A mí me pueden parar 60 veces, para eso están ellas (alude a las inspectoras). No cometo ilegalidad”, opina Jorge Luis Barrera.

“Hay que cumplir con el orden y punto”, afirma el conductor Jorge Vera.
“Hay que cumplir con el orden y punto”, afirma el conductor Jorge Vera.

“¿Por qué complicarse tanto?, cumplamos y ya”, convoca Jorge Vera, mientras examinan sus documentos. La inspectora lo distingue entre los bicitaxistas buenos de verdad. “Hago mi parte y espero que los demás también. Sí reconozco que a veces nuestro trabajo se empaña por la inadecuada conducta de los ilegales que vienen de otras provincias, de poblados cercanos. Eso hay que pararlo. Si no están en regla, ¿cómo se lo permiten?”

Yoel Rodríguez es un cochero con unos cinco años de ejercicio, y muy consciente del orden que requiere la circulación vial y lo que toca aportar a los que como él resultan imprescindibles en el día a día de la urbe.

“Conocemos nuestros deberes, pero también exigiremos derechos. Comunicación, calles arregladas, un taller que funcione bien, con recursos, eso también ayuda a la disciplina”.

La posibilidad que tienen los transportistas de ejercer el trabajo por cuenta propia en cualquier lugar del territorio nacional, trae a Cárdenas una elevada población flotante, incluso, sostienen inspectores, indocumentados. De Santo Domingo, Villa Clara, es frecuente encontrarlos aquí, también de municipios como Martí o Perico.

Yosvani Moreno González, historiador de la ciudad, considera que no se ha podido precisar con exactitud el surgimiento de este tipo de vehículo y apunta que existen referencias que lo vinculan a la segunda mitad del siglo XIX.

“Es difícil prescindir de él porque las otras alternativas resultan insuficientes. Sin embargo, la disciplina no resume solo el acatamiento de la reorganización vial, urge detenerse en la imagen, en chancletas, short corto, andan como si nada.

“Hay evidencias de que hasta casi los inicios del período especial, un reglamento normaba el comportamiento de los cocheros, les exigía uniforme o un correcto vestir. Retomamos esas ordenanzas”, sugiere el también delegado del Poder Popular.

Francisco Tarifa Fernández, director de la Unidad Estatal de Tráfico en la provincia de Matanzas, da fe de lo exigente que se es con este sector para concederles la licencia operativa. “Se practica exhaustiva revisión técnica del coche y se les exige la recalificación, porque se convierten en choferes profesionales, con mucha responsabilidad en el traslado de los pasajeros.

A diferencia de los inspectores integrales, este organismo solo actúa en las piqueras para velar se use el caballo que está registrado, el empleo de culeros para evitar derramamiento de excremento, que conduzca el titular o el trabajador contratado. “Se sabe que quien no cumpla con esto, pierde la licencia y podrá proponerse el decomiso. No se puede jugar con la vida de las personas”.

En Cristina y Ayón, donde está prohibido recoger pasaje, abundan los tradicionales que cobran 20 pesos.
En Cristina y Ayón, donde está prohibido recoger pasaje, abundan los tradicionales que cobran 20
pesos.

Cuentas pendientes

Para intentar poner un poco más de orden entre los trabajadores no estatales de Cárdenas, transportistas o no, resulta insuficiente la cantidad de inspectores y con eso concuerdan los responsables de esa función.

“No damos abasto”, confirma Mildreyvis Ruedas Aragón. “Somos 10, de una plantilla de 14 para atender la ciudad cabecera y es muy difícil en un lugar como este de elevado nivel adquisitivo, que también atrae a una población flotante para ejercer trabajo no estatal, lo que provoca que reportemos un número grande de imposición de multas, como promedio unas 32 al día”.

En Cristina y Ayón, donde está prohibido recoger pasaje, abundan los tradicionales que cobran 20 pesos.
En Cristina y Ayón, donde está prohibido recoger pasaje, abundan los tradicionales que cobran 20
pesos.

Pese a que Ruedas Aragón fija las expectativas en un próximo curso que podría completar las plazas vacantes, reconoce la urgencia de un estudio que aproxime la cantidad de estos empleados a su real demanda, dada la complejidad económica y social de la urbe.

Y aunque este cuerpo por sí solo no eliminará las irregularidades en este sector, deberá ser mejor gestionado en cuanto a condiciones de trabajo, si de verdad se espera la eficacia como saldo de su desempeño. Un salario de 385 pesos y hasta 125 pesos de estimulación (si se la ganan), le restan atractivo al puesto de inspector.

La CTC sabe lo que le toca

La cifra de cuentapropistas del sector del transporte resulta incoherente con los bajos porcentajes de afiliación, verdad que sin ambages admite Omar Ramírez Ramírez, secretario general del comité municipal de la CTC.

“Cualquier asunto vinculado con ellos sería más fácil de gestionar si la mayoría estuviera sindicalizada. La culpa es nuestra. Ha habido fallos en la labor política, un error que ya estamos enmendando porque en el territorio existen condiciones para organizarlos y que las estructuras funcionen.

“Es cierto que la sindicalización es voluntaria, si bien nos ocupamos por los que se deciden y los que no, sería saludable que se agruparan. Ya lo han hecho, de todas las actividades, unos 4 mil 600.

“Pese a lo que sabemos falta por perfeccionar, atendemos sus reclamaciones, hemos logrado la anulación de multas mal impuestas o medidas injustas, soluciones posibles también por las magníficas relaciones de trabajo con los inspectores integrales.

“Reconocemos que la atención a las quejas precisa agilidad. A veces no actuamos con la rapidez que las situaciones demandan o se espera de nosotros. Por ese camino andamos. Es mucho lo que resta por resolver en la vinculación con un sector que llegó para quedarse”.

Los inconvenientes que hoy provoca el desempeño de estos trabajadores por cuenta propia tendrán que ser resueltos con el concurso de todos. Cárdenas merece ser una ciudad mejor y esa urbe posible a la que se aspira también depende, y mucho, de su comportamiento.

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Un comentario en El orden que necesita Cárdenas

  1. Desde que tengo uso de razon Cardenas ha tenido coches, lo mas oprobable que sean mejores que los actuales, las calles si nunca estuvieron tan deterioradas, por ejemplo la calle Real tenia hasta bruillo y estoy hablando de hasta los años 80 y principio de los 90, tenia un pequeño parque de omnibus urbanos que no se si circulan aun pero seguro que es el motivo por el cual existen muchisimos mas coches y la nueva adquisicion de bicitaxis, pero los coches es tan emblema de Cardenas como de Bayamo y Sagua la Grande, no se si habrá otra ciudad con esa caracteristica pero desde muchos años atras ni soñaba nacer quien escribió esta nota, igual quer yo y tengo varias decadas de haber nacido. La cantidad de ellos y sdu calidad puede que hayan variado 180 grados pero como el cangrejo los coches han sido parte de la identidad del cardenense, eso ni se discute pues no vale la pena.

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