Arencibia, el judoca espectacular

Arencibia, el judoca espectacular

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Durante la celebración del primer Grand Prix en La Habana, la familia del judo cubano despidió a uno de sus más grandes representantes, tanto en número de medallas mundiales y olímpicas conquistadas como en espectacularidad sobre el tatami.

Yordanis Arencibia, tunero de nacimiento pero capitalino desde su llegada al equipo juvenil, habla rápido y parece estar más nervioso que cuando ganó su oro mundial juvenil (1998), sus cuatro preseas universales en la categoría élite (plata 2007 y bronce 1999, 2001 y 2003), y los dos bronces olímpicos en Atenas 2004 y Beijing 2008, por solo citar las más connotadas en casi dos décadas de ippones.

¿Qué les falta a nuestros judocas en las categorías pequeñas (60 y 66 kg) para llegar a tus planos estelares?

Uno de los detalles que debemos mejorar es el arsenal técnico. Como está el judo mundial es imprescindible tener esos recursos y buscar la máxima eficiencia en la técnica para poder marcar yuko, wazari o ippón. Ya con el shido es difícil ganar.

Uno puede trabajar muy bien los kumis, pero si no hace la técnica con explosividad y en el momento oportuno, no logrará nunca definir el combate.

¿Ha bajado el trabajo en la base en ese aspecto?

El trabajo en la base funciona, pero algo está pasando que llegan los muchachos con deficiencias técnicas al equipo nacional. Entonces perdemos tiempo corrigiéndolas, en lugar de darles cargas de entrenamiento para buscar resultados. Otro de los problemas es que debemos buscar más tácticas y agresividad.

Los cambios en el reglamento obligan más al judo técnico y espectacular que al de agarrones y físico. ¿Cuál prefieres?

Este es el que me gusta y ojalá hubiesen cambiado las reglas en mi época. Prefiero hacer este judo porque dominaba técnicas de cadera, de piernas y de hombros. Apoyado en eso me fuera más fácil ganar hoy. Cuando competía dedicaba mucho tiempo a los agarrones de piernas (penalizados con la descalificación ahora) y eso restaba a la parte táctica. Ahora, con un buen arsenal técnico, avanzan los mejores judocas.

¿Tenías algún paradigma de judoca?

Sí, miraba los videos del japonés Toshihiko Koga, campeón olímpico y mundial. Era mi ídolo. El sode-tsuri que yo hacía y que tanto le agradaba a la gente se lo copié, aunque con mi estilo.

¿Cómo es la vida de entrenador con nuevos muchachos?

Ellos han asimilado y recepcionan todo muy bien. Los apoyo tanto espiritual como técnicamente. Siempre les digo que no se puede perder la sangre de guerrero de los cubanos, porque esa nos lleva a ganar, a echar pa´lante en el momento cero de algún combate. También aprendo mucho de otros entrenadores.

¿Alguien dentro del equipo que se asemeje a tu estilo?

Hay un muchacho muy joven, Harold (55 kg), bien pequeño, pero que hace muchas técnicas y tiene olfato para agarrar los brazos.

¿Te quedó por hacer algo? ¿Alguna espina?

Además del oro olímpico quise seguir compitiendo, quizás un año más antes del retiro, a ver si lograba dos o tres medallas en 73 kilogramos, pero solo pude hacerlo en algunos torneos.

¿Con cuál premio de tu carrera deportiva te quedarías?

Con la primera medalla olímpica, en Atenas. No fue la que buscaba porque iba preparado para el oro, pero haber entrado en el mundo del Olimpo es lo más grande que le puede pasar a un atleta y lo logré ahí. Otra medalla que salvaría es el oro mundial juvenil, porque sufrí y lloré mucho por ella en los entrenamientos.

Rivalidad y amistad: ¿es posible en el judo?

Tuve muchos contrarios difíciles, pero con todos me llevo bien y nos comunicamos. Aquí en Cuba tuve uno cuando empecé, Manolo Poulot. Batallamos, guerreamos, sangramos y lloramos juntos, pero eso fue lo que nos dio medallas a los dos. Él se retiró primero por lesiones. Siempre mantuvimos una rivalidad arriba del colchón, pero afuera éramos amigos y hermanos.

¿Una despedida para los entrenadores de Arencibia?

Un saludo para el Indio, mi primer entrenador. También en Amancio Rodríguez, Las Tunas, para Armando Rodríguez y en la EIDE a Manuel Pando Reyes. Ellos fueron los motores impulsores para que llegara a la ESPA y luego al equipo nacional, en el cual estuve con Justo Noda durante 14 años. Recibí palos y descargas, pero también mucha felicidad.

Acerca del autor

Máster en Ciencias de la Comunicación. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el 2019. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.

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Un comentario en Arencibia, el judoca espectacular

  1. Despues de coquito a sido el mas grande y estoy de acuerdo con lo que habla de la base ,en los tiempo de Leal como comisionado nacional se llegaba al equipo con una sola tecnica y hoy pasa lo mismo solo grandes como Arencibia y Asley pueden conocer dos otres en su arsenal

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