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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, impuso nuevas sanciones contra Rusia por considerar que ese país respalda a las fuerzas independentistas de Lugansk y Donetsk en Ucrania. Al Kremlin también se le acusa del derribo del avión de Malasia en territorio del vecino país. La cancillería de la nación enjuiciada declaró por su parte el rechazo y consideró que Occidente pretende salvar su responsabilidad ante la situación creada en las regiones orientales de Ucrania.
Plegados a los dictados yanquis, los países de la Unión Europea (UE) aplican igualmente medidas económicas que afectan fundamentalmente la industria petrolera y de la defensa rusas.
Estas acciones reducen el acceso a los mercados de capitales e imponen castigos a importantes bancos como Sberbank, VTB, Gazprombank, Vnesheconombank y Rosseljozbank. Llama también la atención cómo el Fondo Monetario Internacional advierte que las sanciones pueden llegar a perjudicar la economía mundial y, además, influir en el aceleramiento de la caída del dólar.
Por el momento, el primer ministro Dmitri Medvédev informó que en respuesta su Gobierno prohíbe la importación de carne de res, cerdo, aves, además de queso y leche de los países de la UE, Estados Unidos, Australia, Canadá y Noruega. También se limitará la adquisición de productos agrícolas de estos países, que serán sustituidos por otros proveedores.
“Las restricciones se imponen durante un año, pero si nuestros socios demuestran un enfoque constructivo en cuanto a la cooperación, el Gobierno está dispuesto a revisarlas”, declaró Medvédev.
Moscú analiza la posibilidad de impedir el tránsito de aerolíneas europeas a través del territorio ruso, y prohibió las de Ucrania debido a las multas que impuso Kiev a las compañías aéreas rusas por volar a Crimea.
Medios informativos destacan que empresas europeas empiezan a sufrir las consecuencias de su proceder con Rusia. Las acciones del productor de artículos deportivos Adidas han caído un 15 %; el fabricante de autos Volkswagen informó el desplome del 8 % de sus ventas y en similar situación se encuentra la francesa Renault.
Posiblemente se afecten consorcios alemanes que obtienen beneficios por sus operaciones con el gigante euroasiático, así como los trabajadores relacionados con ese comercio. Otro de los potencialmente perjudicados será la petrolera británica BP, que posee alrededor del 20 % de las acciones de la rusa Rosneft.
Se estima que Occidente perderá unos 18 mil millones de dólares debido a la decisión del Gobierno de Putin de reducir las importaciones de Europa y Norteamérica. La merma de beneficios de la UE estará entre 13 y 16 mil millones de euros. El país sancionado compraba el 30 % de las exportaciones de frutas de los países del bloque y más del 20 % de sus hortalizas. Cálculos ejemplifican que las pérdidas para Bélgica ascenderán a unos 500 millones de euros, y a 400 millones en el caso de Finlandia.
El intercambio con Estados Unidos, impulsor de la política de contención, es unas 11 veces menor en comparación con la UE; no obstante, Rusia es el segundo mayor importador de la producción avícola estadounidense. Por su parte, Canadá perderá 398 millones de dólares, y 241 Australia.
Washington, a pesar de todo, se esfuerza para sumar países en la nueva guerra fría contra Moscú. Japón, aunque prohibió importar productos procedentes de Crimea, e impuso sanciones a 40 personas y dos compañías, piensa seguir dialogando con el Kremlin.
Según el portal China.com, las medidas contra Rusia son injustas y sostiene que el próximo objetivo estadounidense será Beijing. En su análisis agrega que Rusia y China tienen un importante papel en el grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), razón por la que Occidente trata de debilitarlos.
Las sanciones son ilegítimas, los países que las implantan exceden su jurisdicción nacional; la estrategia hostil para poner límites a Moscú se volverá contra sus promotores. Mientras, la OTAN pone fin a la supuesta “cooperación” con los rusos y aumenta su ayuda a Ucrania.
