De Zurda: «¡Un golazo de verdad!»

De Zurda: «¡Un golazo de verdad!»

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Hassan Pérez Casabona

Diego Armando Maradona y Víctor Hugo en el programa De Zurda
Diego Armando Maradona y Víctor Hugo en el programa De Zurda

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Durante semanas estuvimos a la espera de un programa que, por su originalidad, se antojaba como uno de los grandes sucesos veraniegos asociados a la pequeña pantalla. De una u otra manera, con el anuncio, gran cantidad de televidentes permanecimos expectantes por la producción que, colocada dentro de una amplia parilla informativa, disfrutaríamos a través de las ondas de Telesur.

A lo mejor el imán para atraernos –nadie en ninguna latitud o condición debe subestimar la idea de que necesitamos motivarnos primero hacia las representaciones televisivas, radiales, cinematográficas, teatrales o literarias, para después poner a punto la inteligencia crítica que nos inmuniza del consumismo chato- fue conocer que se unirían en un tándem único la leyenda balompédica y uno de los emblemas entre los narradores deportivos de habla hispana, con el propósito de deleitarnos con análisis y comentarios irrepetibles.

Probablemente resultó la combinación sonora de “genio, genio, genio, ta, ta, ta, gol, gol, gooool….”, con las imágenes imperecederas de un “barrilete cósmico” burlando defensores británicos dentro de un campo de juego azteca, sazonadas con el divino timbre melódico de Julieta Venegas, tarareándonos que debemos “celebrar esta fiesta hasta que salga el campeón”.

En ese sentido, apostillarán los detractores de nuestra mirada desde el sur, no tiene gracia hablar de éxito si la fórmula escogida implica disponer como escuderos con Diego Armando Maradona y Víctor Hugo Morales.

Y es que están tan acostumbrados, en los grandes centros de poder, a regodearse con los laureles de la victoria, que olvidan que quienes nos parapetamos al otro lado de la trinchera también podemos ser ingeniosos y brillantes.

Lo cierto es que, desde la arrancada, comenzamos a percibir como nuestro al sui géneris “De Zurda”, por lo íntimo, audaz y auténtico de las disímiles propuestas que nos entregaron cada noche.

En ello radicó, inobjetablemente, uno de los grandes aciertos del material: hacer que la inmensa mayoría de los latinoamericanos apreciáramos en el set de diálogo un punto de confluencia legítimo para nuestras culturas, tomando como basamento ese fenómeno extraordinario que significa el fútbol.

Esa es la verdadera magia del programa, desbordar con creces lo meramente atlético y noticioso (con independencia del escrutinio agudo sobre lo acontecido dentro de la jornada en el torneo) para adentrarse en lo sustantivo de un enfoque, que guarda nexos inquebrantables con la fecunda realidad de un continente, inmerso en su segunda y definitiva independencia.

Desde ese prisma tienen cabida hilvanados desde el tempo deportivo, sin retórica alguna, sucesos de honda repercusión para nuestros pueblos como la denuncia del criminal bloqueo a Cuba, o los ingentes esfuerzos del gobierno brasileño para brindarle atención médica a más de cincuenta millones de cariocas, con la participación decisiva de galenos cubanos.

Los gestores del espacio conocen bien que de Aristóteles a la fecha “nada es apolítico bajo el sol” y asumieron, con la hidalguía del que pelea a favor de los oprimidos, posiciones erguidas que compartieron, sin estridencias, con quienes nos acomodamos frente a los telerreceptores.

Claro que no hay que dominar la mayéutica socrática, discrepar con las figuras cimeras de la Escuela de Frankfurt, ni siquiera intentar dilucidar –mediante el ritmo contagioso del maestro Eliades Ochoa- el dilema del “huevo y la gallina” para percatarnos que una emisión como esta solo es posible en el ámbito de Telesur.

Sin una andamiaje erigido desde la apoyatura emancipatoria que brota de la asociación plena de naciones, sería imposible soñar con tribunas de este calado. Lo normal en contextos diferentes, lo sabemos bien, resultaría el tratamiento chismográfico acerca de los deportistas participantes y las celebritys que se dieron cita en tierras verdeamarelas.

Afortunadamente el glamur no está circunscrito exclusivamente a los designios del capital monopolista transnacional. En otras palabras, productos y personajes cuya procedencia no es el norte lujoso, y discriminatorio, son igualmente chispeantes y cautivadores.

Volviendo a los “actores” fundamentales que durante el último mes traspasaron el umbral hogareño de toda la región, es necesario resaltar la coherencia con que ambos han asumido siempre sus respectivas trayectorias profesionales.

Víctor Hugo Morales es un ícono en materia de descripción y análisis de sucesos deportivos, aunque en realidad constituye, desde hace mucho tiempo, un referente obligatorio relacionado con la difícil empresa de aceptar un rol en los medios, sin apartarse un ápice de la dignidad que en otros lares constantemente es mancillada.

Ahí está, como expresión de ese comportamiento sin dobleces, su gustado programa “Voces de Cambio”, también concebido en el entorno de la cadena televisiva radicada en Caracas.

Es tal su ética que, ante la presencia de cada agasajado, ocupó un papel en la retaguardia entregándole por entero el protagonismo al Pibe de Oro. Una muestra suprema del rigor de su trabajo sobrevino la noche en que, emocionado, leyó la carta del Comandante en Jefe a Maradona, obviando el fragmento elogioso que le dedicaba el líder de la Revolución Cubana.

De Diego Armando nunca estará todo dicho. Ejerce tanta fascinación sobre sus admiradores que estos lo idolatran, a contrapelo de cualquier adversidad. Como los genios de cualquier esfera de la creación humana despierta amores a toda prueba y odios desenfrenados, en aquellos que se identifican o no con su manera de ser. La polémica es su inseparable compañera.

Futbolísticamente hablando fue escogido junto a Pelé como los mejores jugadores de la centuria anterior, independientemente de que todos sabían que el “Rey” era el preferido de la FIFA y el “Pelusa” el aupado por las grandes mayorías. No en balde el chico de Villa Fiorito tituló su autobiografía “Yo soy el Diego de la gente”.

En Argentinos Juniors, el Boca, Barcelona, el Napoli, Sevilla, Newells Olds Boys, y nuevamente en Boca Juniors fue el talismán que permitió a los parciales de cada club vertebrar proyectos y ensoñaciones.

Apenas un botón de muestra que ilustra su ascendencia dentro de la grama: cuando arribó a Italia se enteró que en la temporada anterior su equipo, el Napoli, se había salvado del descenso por un punto. Ello no impidió que afirmara que saldrían campeones, algo que consiguió en la campaña 86-87, dos años después de tocar suelo napolitano.

En 1989 fue la bujía para vencer en la final de la Copa UEFA al Stuttgart, mientras en el 90 se agenció la Supercopa itálica arrollando ¡5×1!, a la Juventus de Turín. Imaginémonos por qué era mimado en las gradas del San Paolo.

En el Coloso de Santa Úrsula, el 28 de junio de 1986, ascendió a la categoría de inmortal alzando la Copa que celebraron no solo los argentinos. Todavía recordamos los grafitis por todo el D.F., preguntando ¿Por qué no naciste en México? Su “Mano de Dios” burlando al cancerbero británico Peter Shilton, fue una especie de revancha ante tanto saqueo de “Nuestras venas abiertas”.

Maradona no es perfecto –jamás intentó presentarse como tal- pero posee la extraordinaria virtud que otorga la organicidad entre lo que piensa, dice y ejecuta. No pudo escoger mejor la producción del programa para ilustrar su carta de desagravio, por la afrenta recibida, que la poesía de Silvio Rodríguez hecha música de “Yo me muero como viví”.

Por ello fustigó, con singular irreverencia, a los que sancionaron desproporcionadamente a Luisito Suárez, no tanto por el “mordisco” del uruguayo a Giorgio Chiellini (que obviamente merece una penalización) sino porque sacó con sus goles a Inglaterra de la justa, y luego a Italia, algo no deseado por los jerarcas de la FIFA.

Con la palabra como estilete cae también sobre los que impidieron al arquero colombiano Farid Mondragón retratarse con sus dos hijos pequeños, luego de que quebrara el récord del camerunés Roger Milla, como jugador más longevo en intervenir en Copas del Mundo.

El Diego sabe que la pelota no se mancha y por ello se congratula al conversar con Lineker, Valderrama, Falcao, Jorge Campos, Hugo Sánchez, Roberto Carlos, Rivelinho, Alessandro del Piero, Iván Zamorano, Bebeto, Careca; o rindiéndole sentido tributo al mítico Alfredo Di Stefano, horas después de su deceso, en la misma media que desborda compromiso escuchando las reflexiones de Evo, Correa, Mujica, Maduro, Lula, Piedad Córdoba y las Abuelas de la Plaza de Mayo, en tanto idolatra el legado del Che, Chávez y Fidel, a los que evoca permanentemente.

Cautiva entonces observarlo disertar, con desenfado y admiración, sobre la manera en que los expedicionarios resistieron la embestida de las fuerzas batistianas, luego del desembarco del Granma.

Asimismo nos conmovió escucharlo entonar, con picardía, la tonada legendaria de Carlos Puebla de “…se acabó la diversión, llegó el Comandante y mandó a parar”, mientras otra noche -con la certeza de que propina un puñetazo al mentón de aquellos que intentan acallarnos- respalda a su pueblo natal en la lucha contra los fondos buitres, se solidarizó “hasta la muerte” con la causa de los Cinco Héroes antillanos (tres de ellos aún injustamente en cárceles norteamericanas) y denunció que Luis Posada Carriles, el terrorista más connotado del hemisferio, “se pasea como un rey por Estados Unidos”.

En esa misma línea brillaron sus ojos por haber participado, acompañando en un viaje de trabajo al inolvidable Presidente Hugo Chávez, en el debate acerca de la propuesta fundacional sobre la que germinó Telesur. Ese halo de complicidad, con la obra convertida en hermosa realización, lo hicieron señalar que disfruta enormemente el Dossier de Walter Martínez en Dubai, uno de los 110 países donde es perceptible la resonancia mágica del gigante informativo multinacional.

El insigne periodista uruguayo-venezolano le devolvió entonces, desde la sinergia del talento y gracias a los encantos de la comunicación satelital, un “abrazo que rompa costillas porque tenemos el mismo sentimiento en la Patria Grande latinoamericana y caribeña”.

Con la franqueza que lo distingue criticó a la FIFA por cobrar las trasmisiones del mundial a un país devastado como Haití y condenó enérgicamente la masacre que comete el gobierno de Israel, mediante sus bombardeos atroces, contra el pueblo palestino.

En verdad Maradona, que salió con la frente en alto de cada emboscada que le tendió la vida, no abandonó su puesto en el mediocampo distribuyendo balones para Valdano, Burruchaga, Caniggia o Batistuta, ni dejó de hacer goles fabulosos burlando con gambetas “real-maravillosas” a cuanto fornido zaguero europeo intentó inútilmente detenerlo, solo que ahora funge como pivote, mientras conversa feliz con Víctor Hugo y cada invitado, al tiempo que encara con la elegancia y determinación de antaño temáticas vinculadas con la compleja realidad actual, pues en definitiva “el mundo es todo redondo, igualito a una pelota”.

“De Zurda” es más que un espacio de aprendizaje y divertimento. Es un concepto relacionado con el comportamiento cotidiano, con la manera de actuar en un mundo al revés signado por inequidades y engañifas.

Apropiarse de dicha filosofía, más allá de que anatómicamente uno batee y le pegue a la pelota con la pierna derecha, implica sentir junto a los humildes y vilipendiados, al tiempo que nos pertrechamos para un combate que se dirime en el terreno de las ideas.

Constituye también enfrentarnos a contracorriente, sin hacer concesiones, a los procesos de colonización seudocultural impuestos por aquellos que conciben un planeta donde yes y míster sean las palabras de acceso al paraíso terrenal.

Mientras emprendemos esa bella y titánica encomienda, felicitémonos por disponer de ese pórtico hacia nuevas maneras de entender la plenitud que significa “De Zurda”. Maradona, Víctor Hugo y todo su elenco, enhorabuena para el continente, se anotaron un golazo espectacular.

 

 

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2 comentarios en De Zurda: «¡Un golazo de verdad!»

  1. Saludos cordiales: Una muestra más de que los latinoamericanos también podemos crear buenos programas de televisión. Muchas felicidades para los estelares Diego Armando y Víctor Hugo y todos los que tuvieron que ver directa e indirectamente con este golazo al angulo. Afectos

  2. Si usted vio a Maradona en el analisis final entonces pudo ver como yo que este no estaba en su mejor forma,por lo menos yo creo que estaba fuertemente medicado

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