Lorenzo Daniel de Paz: Infinito mundo de quimeras

Lorenzo Daniel de Paz: Infinito mundo de quimeras

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Las obras de Lorenzo no solo llaman la atención por su fina elaboración, sino además por el minucioso montaje de los diferentes tipos de láminas de maderas.
Las obras de Lorenzo no solo llaman la atención por su fina elaboración, sino además por el minucioso montaje de los diferentes tipos de láminas de maderas.

Muy poco se ha escrito sobre la marquetería artística, una de las más hermosas y centenarias tradiciones del arte manual a la que la crítica especializada también ha prestado escasa atención —como al resto de las creaciones artesanales—, a pesar de encontrarse en pleno resurgimiento en manos de maestros de la talla del avileño Lorenzo Daniel de Paz (Jatibonico, 1963).

Aventajado discípulo de Pedro R. Carral, otro gran artífice que también cultiva esta técnica, Lorenzo ha dedicado buena parte de su vida al ejercicio de una tradición que si bien marca sus inicios en el siglo XVI —Bélgica e Italia—, pudiera decirse que sus antecedentes se remontan a la época de los egipcios, hace más de 2 mil años, cuando en las incrustaciones, en vez de láminas de maderas, se utilizaban piedras preciosas y marfil para decorar vasijas, muebles y otros artículos de uso personal.

Inmerso en su infinito mundo de quimeras, con la nobleza y sencillez que le caracterizan, la existencia de este amigable artesano artista de formación autodidacta prácticamente transcurre entre reglas, cartabones, cuchillas y finos pelos de segueta, los que junto a los martillos, las prensas y la singular sierra para enchapes, conforman algunos de sus principales instrumentos en el arte de revestir superficies o ensamblar piezas o finísimas láminas de alrededor de un milímetro de grosor.

En ese empeño, Tati —como cariñosamente le llaman sus colegas, familiares y amigos— utiliza maderas de diferentes tipos para crear disímiles diseños de espejos, cuadros, útiles domésticos, cofres y vasijas de diversos formatos, la mayoría con adornos florales, al que se ha dedicado con éxito luego de sus aprendizajes con el profesor español Rafael de la Concepción Machón, durante un taller de Marquetería que este impartió en Ciego de Ávila en el año 2005.

Fiel en su ejercicio artesanal a las exigencias de la marquetería floral, la cual se hizo popular en varios países de Europa hacia la segunda mitad del siglo XVIII, sobre todo en la fabricación de cómodas, las obras de Lorenzo no solo llaman la atención por su fina elaboración, sino además por el minucioso montaje de los diferentes tipos de láminas de maderas, como si fuese un puzzle, para finalmente extraer de la prensa una pieza que sobresale por su estética y por la calidad de una técnica en la que al acabado final con cera dura corresponde buena parte del éxito.

Ante las limitaciones de materiales, sobre todo de las placas sofisticadamente procesadas de forma industrial, Tati casi siempre produce las delgadas hojas que utiliza en sus enchapes, para lo cual ha ideado una máquina que —luego de extraerlas del trozo de madera mediante una sierra circular— le permite ir rebajándolas hasta obtener el grosor deseado. Muchas veces, de un mismo listón o tablón logra múltiples chapas a las cuales aplica procedimientos de pigmentación en los que tiene en cuenta las caprichosas figuras que conforman las fibras. De tal modo, a partir de una misma tabla, obtiene varias capas decorativas.

Un aspecto muy significativo en este tipo de marquetería es el dibujo, el cual se caracteriza por el uso de líneas seguras y armónicas que coadyuvan al corte exacto de cada una de las partes ubicadas en las láminas de múltiples coloraciones que conformarán el diseño general. En tal sentido, vale destacar el oficio de este creador que logra rítmicas composiciones, tanto en los temas florales como en las geometrías y juegos con la perspectiva, en las que igualmente se destacan los medios tonos y las variaciones de matices; aunque en algunas obras debe de evitar ciertas decoraciones con marcada tendencia kitsch.

Laureado en varias ferias y concursos de artesanía artística a nivel provincial y nacional, este destacado miembro de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas en Ciego de Ávila es referente de interés para quienes, como él, se introduzcan en el complejo mundo de la marquetería floral, un arte que ha comenzado a resurgir en diferentes regiones del mundo y que aquí vale la pena preservar.

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