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Ya jubilados, y con manos y rostros surcados por la huella indeleble del tiempo, Antonio León del Monte, Pedro Carmona, Firio Prendes Rodríguez y Dellanira Sánchez Amieva continúan asidos al quehacer del sindicalismo cubano.
A Dellarina, según su decir, “le funciona bien la cabeza, pero no las piernas”, mientras que para León del Monte “si no fuera por ese accidente de hace poco más de un año, de seguro que estuviera en mi asesoría a los innovadores”.
Firio, con memoria asombrosa, repasa sus muchísimos como dirigente sindical del sector del comercio; y Pedro Carmona, Perucho para el sindicalismo nacional, mantiene vivo ese sentido del humor que lo hizo famoso desde que muy joven aún participara en el primer congreso obrero en armas.
La más joven es Dellarina, y sus 87 años no le permitirán el desfile de siempre en la Plaza. Perucho con sus 92 no se queda atrás y solo se lamenta de que el glaucoma le acabara la visión. Con 90, León del Monte, primer presidente de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores, hace planes para volver a manejar una vez que se recupere y Firio, con igual edad, parece retornar a la planificación de abastecimientos en la CTC Nacional.
No son los únicos veteranos del movimiento sindical, pero pocos los superan en edad. A ellos, en representación de los muchos que en el país le dieron todo al sindicalismo, llegó el Secretariado Nacional de la organización obrera con flores y otros regalos por estos días previos al Primero de Mayo.
En algunos afloró una lágrima al rememorar sus días en la tribuna pobrera. En todos, la satisfacción por ese reconocimiento llegado a sus hogares, junto al calor de hijos y nietos. Honrar, honra.
