Cargando...El audio entona las primeras tonadas de una canción de Maná y las siete niñas que conforman la agrupación Estrellas del Futuro se miran y comienzan a cambiarse de ropa. Nadie les dice nada. Pasan 20 minutos, otra vez sin anuncios, y ellas suben al escenario. Están preparadas para actuar como profesionales, a pesar de su corta edad.
Todo comenzó hace maś de dos años allá por el Consejo Popular Piedrecita, perteneciente al municipio de Céspedes, alejado del remolino cultural que es la ciudad de Camagüey. A Julio César Díaz Hernández, promotor cultural, se le atragantó la “loca” idea de montar un grupo musical con niñas que también actuaran y bailaran, sin imitar a Tin Cremata y su Colmena.
Julio cocinaba el sueño desde hacía tiempo, pero necesitaba un instructor de arte que lo apoyara con los instrumentos. Fue así que se topó con Néstor Gruma Crespo, bajista de la agrupación Ritmo Moderno, quien lo ayudó en la misión de preparar su primera presentación ante la comunidad el 20 de octubre del 2011 y erigir el Proyecto Cultural Estrellas del Futuro.
Primeros acordes
“Hicimos la captación y trabajamos tres meses con las niñas para esa gala del día de la cultura cubana: yo en un cuarto enseñaba percusión y Kiko, como le dicen a Néstor, armonía y canto en otro”, recuerda Julito, director general del proyecto.
“La actuación inicial fue con tres temas solamente – continúa – y con un pequeño formato. Entonces nos dimos cuenta de que era necesario incrementar la sonoridad para que fuera un espectáculo”.
Ahora se presentan con bajo, guitarra, tres, bongó, pailas, tumbadoras, claves… cantan, bailan, actúan. Son siete niñas de nueve a 14 años, multifacéticas con los instrumentos, que en tan corto tiempo han marcado a una comunidad que estaba necesitada de experiencias como esta.
Aplausos, llegó el éxito
Han recorrido casi todas las comunidades de los alrededores, obtuvieron el Gran Premio del Festival Provincia Infantil de la música en el 2012 e incluso se presentaron en la gala provincial por el 500 aniversario de fundación de la otrora villa de Santa María del Puerto del Príncipe junto a la Colmenita.
Han superado expectativas y todo gracias a la disciplina y entrenamiento con el que trabajan. “ El proyecto me ha dado la oportunidad de conocer instrumentos, de saber de música”, asegura Yarinelis Figueroa Guerra de 11 años. Y es que tienen la oportunidad de defender la cultura de su país, como asegura Lisanet González Chávez, otra de las pequeñas.
Pero no descansan y siguen sumando números a sus 180 actividades en conjunto con la Casa de Cultura, y estudian, y ensayan, y esperan las sorpresa que en algún momento les darán los colmeneros y continúan preparando nuevos elencos con niñas más pequeñas porque hay que alistar a esas estrellas que brillarán en un futuro en la comunidad.
