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El hombre, guataca en mano, no es un agricultor. Su labor, por decisión propia, consiste en zanjar el terreno para que corra hacia la alcantarilla, el agua malgastada en la estación de bombeo El Micro, del barrio conocido popularmente por La Yuca, en el municipio de Ciro Redondo, de la central provincia cubana de Ciego de Ávila.
Esa zanja no aparecía en la imagen publicada por este sitio digital en agosto del 2013, cuando allí ya el derroche era -y es aún- a chorros, pero se acumulaba el líquido, todavía no corría por el conducto del despilfarro.
Los salideros se han multiplicado. Sin embargo, ni una gota de voluntad han tenido los directivos de la entidad de Acueducto para “considerar como un insoslayable deber de todos los organismos y organizaciones, atender y dar rápidas y convincentes respuestas a las cartas y otras formas de quejas o señalamientos de la población que aparezcan publicados”.
Eso señala uno de los Lineamientos del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba “para emprender la solución de estos problemas y elevar la eficacia del trabajo de la prensa”, subraya el documento.
En tal sentido, solicitamos la opinión de Deimis Chacón Martínez, directora de la unidad municipal de Acueducto y Alcantarillado en Ciro Redondo.
“Tengo conocimiento que, como se trataba de un asunto publicado en un medio de comunicación nacional, daría la respuesta la dirección de nuestra empresa provincial y creía que así se había hecho, realmente este es un problema pendiente de solución de los dos anteriores procesos de rendición de cuenta del delegado a sus electores”, argumenta la compañera sobre la disyuntiva que, a consideración de este periodista, el Gobierno local también ha sido moroso.
“Cuando concluyan los trabajos de mejoramiento del acueducto de la comunidad de Peonía, inquietud de mayor tiempo, realizaremos la reparación del tanque de El Micro, pues no tenemos uno nuevo para cambiarlo, se trata de soldarle una plancha de acero en la zona averiada”, afirma Deimis.
Mientras se espera, el despilfarro desespera. Crece el consumo energético en el bombeo, un hilo de agua sale por las tuberías de las casas más distantes de la fuente de abasto y hay un riesgo: la posible fuga de gran cantidad de diesel, si se sigue deteriorando, por el exceso de humedad, la tubería que suministra el combustible al grupo electrógeno de la estación de bombeo, cuestión reiterada en su libro de incidencias.
Hace más de seis meses se alertó la situación y sigue abierta la llave del despilfarro, como si el país estuviera en condiciones de botar la economía por los huecos de la negligencia.
Por lo tanto, la rectificación debe empezar por casa, máxime que la política para los recursos hidráulicos promueve una cultura dirigida al uso racional del agua, algo que requiere convertirse, ¡de verdad!, en una tarea de todos los seres humanos.
