Festín en bicicleta

Festín en bicicleta

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“No se deja de pedalear cuando
se envejece… Se envejece
cuando se deja de pedalear”.
Autor anónimo

La odisea de Carmelo Cabrero Fresnillo no tiene par. No porque le haya dado la vuelta a Cuba en bicicleta dos veces (la segunda fue a principios del 2012) o recorrido sus carreteras en múltiples ocasiones en este propio medio, sino porque rompe todos los esquemas al hacerlo.

No es uno de los jóvenes atléticos y fuertes que hacen la Vuelta a Cuba, ni fue ciclista en sus años mozos; a primera vista parece una persona endeble, pero en las frases de una conversación se revela al hombre intrépido y optimista que desdeña su casi centenar de años con metas irrealizables para el común de los mortales.

Hace 46 años, un infarto cardiaco casi le troncha la vida a Carmelo, quien después de su recuperación en una sala especializada, pidió permiso a su médico para montar bicicleta; aburrido de realizar cortos recorridos por las calles de La Habana durante unos siete meses, recurrió de nuevo al galeno para que “lo dejara llegar hasta su natal Nuevitas”. Este le aconsejó que no hiciera tramos largos.

Salud física y mental

Pareciera una locura; sin embargo Carmelo la emprendió con el desenfado de poco menos que un equipaje de manos, la bicicleta que tenía en esa época (no era de ciclismo como tampoco lo han sido las posteriores) y la obstinación a pruebas. La voluntad de vencer un objetivo es más poderosa que las fuerzas para realizarlo”, dice con seguridad absoluta.

Salió de La Habana por la Vía Blanca, llegó a Matanzas y de ahí siguió a San Miguel de los Baños, donde pernoctó esa primera noche; al otro día tempranito salió para Colón, al siguiente llegó a Santa Clara, y así uno tras otro cubrió las distancias hasta Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey. Recuerda que con el aire en contra venció la carretera hasta Nuevitas. “Aquello fue tremendo”.

Regresó acompañado por un destacado trabajador de la gastronomía de su ciudad natal, que tampoco era ciclista ni tenía la preparación física necesaria, por lo que perdieron tres días en el cronograma planeado hasta La Habana. Por esa razón, decidió continuar sus aventuras solo, y al paso del tiempo se convirtió en el ciclista solitario.

Su cuerpo ágil y su mente lúcida son resultado de una vida sana, sin humo y sin alcohol, alimentos sanos y poca sal, como él mismo explica a los incrédulos que se tropieza, dudan de que pueda montar bicicleta durante seis horas seguidas y hacer tramos de hasta más de 100 kilómetros diarios. ¡Cortos, como se los indicó el médico!

A esta salud a toda prueba, suma otro ingrediente: “El entusiasmo para vivir. Cada día tengo una meta nueva; a mí no me da ni catarro, no me duele nada y todos los días hago 30 kilómetros en bicicleta, después de los ejercicios que realizo en el parque Villalón, frente al teatro Amadeo Roldán, como miembro del círculo de abuelos Alegrías de vivir”.

A los niños y jóvenes les aconseja que “hagan ejercicio físico desde pequeños y no esperen a que les dé un infarto”. Mañana, 25 de febrero, el protagonista de nuestra página de Salud cumple 92 años, y se contonea con el recuerdo de sus dos vueltas a Cuba (en 19 días), realizadas sobre una bicicleta y en solitario, y de otras muchas “largadas” por las carreteras que lo han llevado a Cajobabo, Las Coloradas, el faro Roncali, y a la sede de todos los actos nacionales celebrados los 26 de Julio desde hace 46 años.

En su temprana juventud, este casi centenario fue estibador, pero un accidente lo separó de ese empleo, por lo que su fortaleza física lo ayudaría en la recuperación del infarto y en su propósito de hacer rutas en bicicleta. “Leo mucho y escribo bastante, esas son condiciones que me permiten mantener la mente activa para acompañar a la salud del cuerpo y del alma”.

Pasar de pueblo en pueblo

Por esa razón tampoco viaja por la Autopista Nacional. “Al recorrer la Carretera Central voy pasando pueblos hay ciclistas que se me acercan para acompañarme algún que otro tramo, dialogar conmigo mientras andamos; la mente va trabajando en función de lo que hago y en bicicleta no hay quien me ponga un pie delante”. Aún con su edad, no tiene miedo a desandar los caminos en solitario, al contrario “a veces pienso que la gente me cuida, cuando me pitan los camioneros, me dicen adiós los niños o me dicen una palabra de aliento en el camino.

“No los critico, pero sí les aconsejo a esos viejos que se pasan el día sentados en los parques, leyendo periódico o fumando tabaco, que cambien su estilo de vida. Estuve un tiempo en una casa de abuelos, pero qué va, no pude resistir el estar sentado en un balance sin nada que hacer. El sedentarismo no conduce por buenos caminos. Yo ni me desvelo ni tengo problemas en la próstata como piensan muchos por el hecho de montar bicicleta; recientemente me hicieron un chequeo médico y no encontraron nada malo. Lo que sí en lo adelante, haré recorridos más cortos, todavía me quedan años por vivir”.

La actividad física es un elemento vital para la prevención de enfermedades; su práctica reiterada es una de las terapias más importantes para retrasar el envejecimiento. Según muchos fisiólogos lo importante es desarrollarla diariamente. Entre los ejercicios recomendados para el adulto mayor, se encuentran: caminar, nadar, bailar, hacer taichi y otras disciplinas orientales, andar en bicicleta, trotar y jugar tenis. Estas actividades tienen un impacto positivo en la prevención y tratamiento de enfermedades como las cardiovasculares, la osteoporosis, ciertos tipos de cáncer, la obesidad, en el bienestar mental y en el apetito de los adultos mayores. Una persona activa tiene más fuerza, más flexibilidad y mejor coordinación que quienes no realizan ejercicio físico. Están más en forma.El ritmo del envejecimiento varía según los individuos; es un proceso complejo y variado que depende no solo de causas biológicas, sino también de las condiciones sociales y una serie de factores de carácter material y ambiental. Un trabajo publicado por las doctoras Marcia Ginarte y Raysa Santiesteban, del Policlínico Docente Elpidio Berovides, de La Lisa, define que el ejercicio físico influye positivamente en el estado de salud de los adultos mayores y genera beneficios biológicos, psicológicos y sociales; tiene incidencia sobre los sistemas que acusan la involución, la retrasan y contribuyen a mantener la independencia motora.

 

Beneficios del ejercicio físico en el adulto mayor• Sistema Nervioso Central: La coordinación y los reflejos mejoran, el estrés disminuye.• Corazón: El volumen de sangre por pulsación y la circulación coronaria aumentan.• Pulmones: La capacidad, eficiencia y circulación crecen.• Músculos: Se incrementa la circulación, agrandando el tamaño, la fuerza y la resistencia, así como la capacidad de oxigenación.

• Huesos y ligamentos: Logran mayor fuerza; los tejidos y las articulaciones se refuerzan.

• Metabolismo: Las grasas del cuerpo disminuyen; el azúcar de la sangre se reduce.

 

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