“Yo nunca me fui de Cuba”

“Yo nunca me fui de Cuba”

1 Estrella2 Estrellas3 Estrellas4 Estrellas5 Estrellas (Sin valoración)
Cargando...

Por Ana Margarita González y Rafael Hojas Martínez

“Soy una cubana que vive en el mundo”, y se ha dado a conocer por la defensa de las causas justas y su modo de proyectarse. Fanática de la lucha por la liberación de los Cinco, como lo fue antes por el regreso de Elián González, viste de rojo en las actividades políticas. Es negra, esbelta; usa un peinado despeinado y siempre está sonriente, por lo que se le identifica fácilmente.

Josefina Sánchez Bazán viaja de un país a otro haciendo su trabajo, aunque tiene residencia y una familia en Viena, Austria. “Yo nunca me fui de Cuba, voy y vengo, siempre ha sido así desde 1995. Cuando llegué a Europa me incorporé a la Asociación de Amistad Austria-Cuba y empecé a colaborar.

“Participo en todas las actividades que programan, en proyectos para hospitales, escuelas, recaudar fondos para mandar a Cuba equipos médicos, materiales escolares, etcétera. Trabajaba en la Arquidiócesis de Viena, un contrato que me costó mucho conseguir porque como había estado divorciada anteriormente no querían admitirme, pero los cubanos somos admirados en el mundo entero y un cardenal, a quien le llamaban el Cardenal Rojo, salió en mi defensa alegando que me necesitaban en ese proyecto.

“La Iglesia en Austria es muy rica; allí hacía trabajo social en una organización encargada de ayudar a los niños de la calle y a las mujeres que sufrían por violencia y explotación. Hemos colaborado en Asia, África y América Latina. A partir de conocer tanta injusticia, pobreza y desamparo, aprendí a amar más a mi país y a valorar nuestra sociedad.

“En una ocasión me deprimí mucho, y una monja me dijo que no entendía por qué lloraba si venía de un país pobre. Le contesté que las penurias de los cubanos son diferentes: somos pobres ricos, porque no tenemos niños en las calles, ni mujeres explotadas, ni necesidad de recaudar dinero para llevar a un pequeño al médico. Le expliqué nuestras características, que siempre estamos contentos, y que debía ir a Cuba para comprenderlo. Así empezó a entenderme.

“La primera vez que fui a Estados Unidos en viaje de trabajo tenía mi pasaporte cubano y me retuvieron cinco horas en el aeropuerto; fue increíble cómo las mujeres austriacas me defendieron y se solidarizaron conmigo, movieron el mundo entero y finalmente me dejaron entrar”.

Cartas a Gerardo

“Cuando en el 2001 supe que había cinco cubanos presos en EE.UU., acusados injustamente de espionaje, teníamos la experiencia de la lucha por el regreso del niño Elián González. Al año siguiente empecé a escribirles; quizás por la condena desmedida que tiene, me identifiqué más con Gerardo; le enviaba cartas insistentemente hasta que dos años después recibí la primera respuesta, me trató con mucho cariño y me llamó hermana Josefina.

“Yo le decía que quería hacer algo grande por ellos, pero que era una simple cubana que anda como una aventurera por el mundo y no tenía una red para lograr impacto. Me remitió a Alicia Jrapko, una de las líderes del Comité Internacional por la Liberación de los Cinco. Ese mismo día comuniqué con ella, me comentó que era como la secretaria de Gerardo y me ofrecí para serlo también, sin sueldo, por supuesto; empecé a colaborar y hemos crecido como una familia”.

La batalla hay que librarla en Estados Unidos

“Estamos conscientes de que la batalla por el regreso de Gerardo, Tony, Ramón y Fernando hay que librarla en Estados Unidos, allí es donde tenemos que romper el muro de silencio. Los cubanos que vivimos en Europa hacíamos muchas actividades, gritábamos frente a las embajadas norteamericanas, pero nadie nos oía, ni siquiera la prensa se hacía eco.

“En Niza, una periodista me hizo una entrevista sobre los Cinco, y al día siguiente me llamó para decirme que su jefe de redacción le negó la publicación del texto alegando que de hacerlo, los botarían a los dos del diario.

“Estuve en la primera jornada que hicimos en Washington, en mayo de este año; para mí es lo más significativo que hemos hecho por su regreso. Allí viví muchas emociones, ver tantos norteamericanos comprometidos te sorprende. Terminábamos las actividades a las tres de la mañana, y a las cinco, las estadounidenses que me acompañaban en la habitación se sentaban frente a las computadoras para informar al mundo lo que había ocurrido en la jornada anterior y preparar las actividades de ese día. Eso te toca el corazón.

“Yo seguiré con mi proyecto Alcancía, porque en EE.UU. no se puede hacer nada sin dinero y para intensificar la lucha necesitamos fondos. El año pasado hice ese llamado en el Coloquio de Holguín: si cada miembro de la solidaridad con Cuba en el exterior aporta 20 euros mensuales muchas cosas podrían lograrse; empecé por mi propia familia: mis hijas, mi esposo y yo aportamos 480 euros anuales, que entregamos al Comité Internacional.

“Mirta, la madre de Tony, me desgarra el corazón. Cada vez que nos encontramos me dice: `Josefina apúrate que se acaba el tiempo, ve a ver si pueden poner un anuncio en el Washington Post`. Ese pedido me compromete mucho más.

“Siempre estoy en cuanta manifestación por la liberación de nuestros hermanos programan en cualquier parte del mundo. No tengo miedo a las represalias. ¿Saben por qué? Pienso en Chávez y en Fidel, en los riesgos que ellos corrieron. He estado varias veces en EE.UU., en una de ellas fui a Versalles, a la mismísima Calle 8 de Miami, donde se reúnen los anticubanos más recalcitrantes, y les repartí proclamas sobre los Cinco; un tipo me injurió muchísimo, pero seguí como si nada.

“En Viena convoqué a los latinos a una marcha de solidaridad con Cuba, a ponernos una pañoleta con la imagen del Che Guevara. Eso era peligroso porque puedes perder hasta tu trabajo. Otra vez, mi esposo, dos austriacos y yo marchamos un primero de mayo vestidos de blanco. Llamamos la atención de la prensa porque nos confundieron con aliados de las Damas de Blanco; cuando nos pidieron entrevistarnos les hablamos de los Cinco y de Cuba. Fue extraordinario, vinieron por lana y salieron trasquilados.

“Otro momento importante fue la manifestación que organizaron los austriacos cuando un banco comprado por los norteamericanos, cerró la cuenta a los cubanos y latinos radicados allá. Cuando lo supe viajé de Francia a Viena, me incorporé a la huelga llevando encima del vestido una carta de reclamación, de la cual hicimos copia y la entregamos al alcalde de la ciudad.

“La reacción fue rápida: le comunicaron al funcionario norteamericano que el bloqueo contra Cuba sería en EE.UU., pero en Austria no. Gracias al apoyo de ellos les quitaron la sanción. Como ven, el bloqueo no es solo a la isla, puede afectar a los cubanos en cualquier parte”.

“Mi compromiso es con los Cinco y con Chávez”

En todas las actividades políticas, Josefina Sánchez Bazán viste completamente de rojo, y tiene una sagrada inspiración para hacerlo. “Conocí al Comandante Hugo Chávez en el 2006, durante la Cumbre Alternativa de América Latina, en Viena. Fui una de las organizadoras de la reunión y siempre estaba delante, gritando.

“Un día, en medio de la algarabía, Chávez —que estaba en la tribuna junto a Lula y Evo— me llamó; cuando llegué hasta él me dio un beso y un abrazo, y dijo: `Espero que Fidel no se ponga celoso`, se viró para Evo y le soltó: `Ya nosotros no tenemos tiempo ni de enamorarnos, ¡mira esto!`

“Le comenté que mi sueño era encontrarme con él y darle un beso, y simpático como era me contestó: `pero no me lo dijiste, yo tuve que mandarte a buscar`. Y señaló que como símbolo de solidaridad entre Cuba y Venezuela me iba regalar un botón de su camisa; entonces empezamos: ‘Quítamelo` y yo: déjatelo; al fin me lo entregó y lo conservaré eternamente. En esa oportunidad lo acompañé a poner una ofrenda floral en el monumento a José Martí, en Viena.

“Cuando Maduro dio la noticia de la muerte de Chávez se me cerró la garganta, no atiné a nada. Desde ese momento prometí vestirme de rojo en todos los eventos políticos, en honor a su memoria. Mi compromiso es con los Cinco y con Chávez”.

Compartir...

4 comentarios en “Yo nunca me fui de Cuba”

  1. hola , le escribo x este medio , con el proposito de averiguar como puedo comunicarme con josefina ya k recidoen los estados unidos y en este lugar donde vivo es nulo las actividades x los 5 , si pudieran darme informacion de contacto se lo agradeseria gracias y saludos

Escribir comentario

© 2018 Trabajadores. Órgano de la Central de Trabajadores de Cuba
Director: Alberto Núñez Betancourt
Subdirectores Editoriales: Alina Martínez Triay y Joel García León
Territorial y General Suárez. Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba. CP: 10698
Fax: 053 (7) 555927 E-mail: digital@trabajadores.cu