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El 11 de febrero de 1964, a las 10 de la mañana, frente a la Ciudad escolar 26 de Julio en Santiago de Cuba, curiosos, autoridades locales y 72 voluntades sobre sus bicicletas estaban listos para empezar a vivir lo que jamás nadie había vivido en Cuba. Reinaldo Paseiro revisó con una última mirada el casco protector en las cabezas de los muchachos. ¡Listos! Sonó el silbatazo y bajó la bandera blanquinegra de cuadros.
Así nació la Vuelta Ciclística a Cuba, un evento que desde su gestación fue consciente del impacto sociocultural que generaría al llevar a calles, bateyes, pueblos, municipios y provincias no solo una comitiva de corceles metálicos con sus jinetes para ganar o perder, sino la expresión auténtica de que el mejor deporte, en este caso el ciclismo, podía ser visto, admirado y disfrutado hasta en el más apartado rincón de nuestra geografía.
El certamen se ha interrumpido cinco veces en los 50 años que cumplirá en febrero venidero. En 1970 por la zafra de los 10 millones; en 1975 por los Juegos Panamericanos de México y su celebración tardía en octubre de 1974; en 1982 por ser sede La Habana de los Juegos Centroamericanos y del Caribe; de 1991 a 1999 por la grave crisis económica del período especial; y desde el 2010 por el reordenamiento competitivo del INDER.
Por supuesto, la noticia que motiva estas líneas es que por cuarto año consecutivo (2014) no tendremos Vuelta, aunque duele y es imperdonable en la memoria histórica del deporte cubano no celebrar sus cinco décadas de nacida. El no haberla inscrito en el calendario internacional no quita que podamos hacerla, o al menos dar los primeros pasos para rescatarla.
La Federación Cubana de Ciclismo (FCC) organizó en meses separados tres fases: occidental, central y oriental, que como intento de darles fogueo a los pedalistas estuvo bien, pero no llenó ni es comparable con la esencia de un evento que llegó a estar considerado entre los 10 mejores del mundo y que millones de personas esperaban en la acera, el balcón, la guardarraya, en su terruño. ¿Cuántas competencias internacionales en el país logran la maravillosa combinación de calidad-racionalidad- cultura- pueblo?
Es cierto que se está cocinando por los inquietos y responsables integrantes de la FCC la organización de un pequeño giro Camagüey- La Habana para, al menos, no dejar pasar estos 50 años. Sin embargo, no existe mejor prueba de la aplicación del Lineamiento 162 que retomar la Vuelta con el apoyo de empresas y firmas nacionales y extranjeras interesadas, alguna publicidad y una racionalidad de gastos que sería referencia para torneos en casa.
La fórmula es posible, incluso las sextetas foráneas se han pagado siempre sus boletos aéreos —lo cual no ocurre en ningún otro evento de América Latina o Europa—, y por aquí hemos visto pedalear a futuros campeones mundiales y olímpicos. Hay que recordar que nuestro giro ciclístico no ofrece grandes premios en metálico, pero sí constituye un referente continental por su calidad, la topografía del país y la excelente organización.
No hablo de empeñarnos en 13 o 15 etapas como llegamos a tener años atrás, pero sí de 8 a 9 segmentos de carrera, con salida en Santiago de Cuba o Baracoa —emblemáticos puntos de arrancada— y con paradas que me atrevo a proponer: Baracoa-Guantánamo/ Santiago de Cuba-Bayamo/ Holguín- Camagüey/ Camagüey-Ciego de Ávila/ Ciego de Ávila-Topes de Collantes/ Villa Clara-Cienfuegos/ Cienfuegos-Cárdenas/ Cárdenas- La Habana.
Claro que he saltado algunas provincias —las históricas de la Vuelta están—, pero a ellas pudiera arribar la caravana con otras competencias o si se prefiere alternarlas en el programa anual.
La Vuelta de todos es un concepto importante de asumir, más allá de bielas y pedales. Esta familia se ganó el corazón de los cubanos con los sprints y la gallardía de Pipián, Pilo Noriega, Raúl Vázquez, Aldo Arencibia, Eduardo Alonso, Pedro Pablo, Arnold Alcolea y una larga lista. ¿Será tan difícil festejar sus 50 años en carretera?
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el 2019. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.
