El crimen no quedó impune

El crimen no quedó impune

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Aracelio Iglesias, lider cubano de los trabajadores portuarios asesinado en 1948A defender los derechos de los trabajadores dedicó su vida  Aracelio Iglesias Díaz, secretario general del Sindicato de Estibadores y Jornaleros de la Bahía de La Habana, ante cuyo tesonero accionar las  empresas estadounidenses y cubanas radicadas en el puerto habanero se vieron obligadas a reconocer la explotación en que tenían sumidos a los obreros y, en correspondencia, a satisfacer las demandas de estos en busca de una solución al grave problema.

Por su constante presionar en la lucha por mejoras para el sector, se ganó la simpatía de sus compañeros de labor y el constante asedio del régimen y el odio desenfrenado de quienes engrosaban sus fortunas a costa del trabajo ajeno.

El 17 de octubre de 1948, en Oficios No. 259, en La Habana,  sede  del sindicato de los obreros portuarios de la Empresa Naviera de Cuba, Aracelio y sus compañeros ultimaron detalles acerca de un encuentro que sostendrían con el Ministro del Trabajo, con vistas a que este anulara la designación de Armando Galate como máximo dirigente sindical del puerto de La Habana, y la imposición de los jefes de interventores en la oficina de control de estibadores.

Aracelio se encontraba de espaldas a la puerta cuando cuatro balas se  alojaron en su cuerpo. Aún con conocimiento se lamentó de no haber tenido tiempo de ripostar la agresión, e identificó a los participantes en el ataque: el pistolero anarquista Joaquín Aubi, miembro del Buró e Investigaciones Policiales y agente el G-Men en Cuba; Eliécer Baudín Vázquez (el Cojo), jefe de los interventores de la citada oficina de control y confidente de la embajada de Estados Unidos, Alberto Gómez Quesada, traidor y rompehuelgas, y un grupo de matones encabezado por Rafael Soler Puig (el Muerto).

De la mano de la justicia

El oficial de la Seguridad del Estado Raúl Roque Luis, afirma que Aubi ni se defendió ni protestó cuando le dijo que estaba detenido por el asesinato de Aracelio Iglesias. Foto: César A. Rodríguez.
El oficial de la Seguridad del Estado Raúl Roque Luis, afirma que Aubi ni se defendió ni protestó cuando le dijo que estaba detenido por el asesinato de Aracelio Iglesias. Foto: César A. Rodríguez.

Se desconoce qué pasó con la totalidad de aquel grupo, mas al menos dos de ellos saldaron su deuda con la justicia: Rafael Soler Puig y Joaquín Aubi Casal. El primero participó en la invasión mercenaria por Playa Larga y Playa Girón en abril de 1961, ocasión en la cual fue capturado, sometido a juicio sumarísimo y condenado a la pena capital, en septiembre de ese año, junto con otros cuatro connotados criminales detenidos en iguales circunstancias.

En cuanto a lo acontecido con Aubi, quien tras el triunfo de la Revolución permanecía libre, nos habló el hoy teniente coronel retirado Raúl Roque Luis, el oficial David, del Departamento de la Seguridad del Estado, quien propició su detención:

“Calculo que esta se efectuó  a finales de 1962 o principios de 1963, en momentos en que yo trabajaba una situación vinculada con algunos españoles, y por esa razón tenía relaciones con varios militantes del Partido Comunista de España, veteranos de la guerra civil de ese país.

“Ellos, preocupados, me comentaron acerca de cómo era posible que estuviera en la calle un individuo que había dirigido el grupo que asesinó a Aracelio Iglesias. Aunque aquello me alarmó, en un principio no lo asumí porque estaba en otras cosas y aquella no era mi labor, pero siguieron insistiendo y me di a la tarea de precisar datos.

“Me entrevisté con ellos  y  otras personas más, incluidos trabajadores del puerto que me confirmaron la participación de Aubi en el asesinato. Incluso, en la sede de la CTC Nacional, conversé con un compañero del sindicato del puerto, cuyo nombre no recuerdo, quien hizo lo mismo y me enseñó periódicos con escritos sobre aquellos hechos.

“Con todos esos elementos coordiné con la Asesoría Jurídica de Villa Marista con vistas a detenerlo. Como Aubi era español lo cité para Inmigración, en La Habana Vieja, como si se tratara de problemas legales relacionados con su expediente. “Llegó muy calmado, muy tranquilo, e inmediatamente le dije: ‘Mire, usted está detenido por el asesinato de Aracelio Iglesias’. Ni se defendió ni protestó. Me viré hacia los compañeros de un carro de patrullas de Villa Marista que estaban conmigo y les indiqué trasladarlo”.

Así, el asesinato del recio dirigente sindical portuario no quedó del todo impune, pues la Revolución se encargó de hacer
justicia con los encartados que llegaron a sus manos.

Acerca del autor

Graduada de Licenciatura en Periodismo, en 1972.
Trabajó en el Centro de Estudios de Historia Militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en el desaparecido periódico Bastión, y como editora en la Casa Editorial Verde Olivo, ambos también de las FAR. Actualmente se desempeña como reportera en el periódico Trabajadores.
Ha publicado varios libros en calidad de autora y otros como coautora.
Especializada en temas de la historia de Cuba y del movimiento sindical cubano.

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2 comentarios en El crimen no quedó impune

  1. He visto en algún lugar que se habla de Aubí como participante también en la invasión de Playa Girón; o también como militar americano. Alguien me puede indicar alguna información al respecto?
    Gracias

  2. Lo malo de esta historia es que Aubi fue excarcelado y deportado por estados unidos donde recibió una paga y murió tranquilamente en su casa.

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