El II Congreso de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) comienza el jueves en La Habana, pero Luis Morlote, presidente de la organización, dice que en realidad empezó hace unos cuantos meses: “Se ha discutido en todo el país, en todos los territorios, en todas las organizaciones de base, con casi todos los asociados. Llegamos a La Habana con un gran folio de planteamientos, que cubren un espectro bien amplio de problemas. Algunos tienen que ver directamente con el funcionamiento de la AHS, otros con los retos de la creación artística y literaria (que es nuestra principal razón de ser: acompañar y promover la obra de los jóvenes artistas); se ha hablado también del modelo de éxito que tiene parte de la juventud contemporánea (es un tema polémico, con muchas aristas); y obviamente, se han hecho muchos reclamos al sistema institucional de la cultura, algunos trascienden el ámbito de la asociación, pero contribuiremos a visibilizarlos y canalizarlos”.
Es mucho. ¿Alcanzará un congreso para todo eso? Lo cierto es que la cita pondrá sobre el tapete buena parte de las inquietudes de “la vanguardia artística de la juventud cubana”. Se viven tiempos de cambios. El proyecto de país que se está fraguando exige que todas las instituciones miren hacia dentro. “Eso debe hacer este congreso —afirma Morlote—, tendrá la responsabilidad de trazar el camino de una organización que tiene que ser más efectiva en la promoción de lo mejor del arte y la literatura. Y cuando hablamos de promoción también hablamos de contribuir a la producción, a la inserción del artista en los circuitos, a la legitimación de expresiones que hasta cierto punto han sido consideradas alternativas”.
En ese sentido, la AHS tiene un historial respetable. Gracias a su empeño, a largas sesiones de debate y “concientización”, algunas manifestaciones de la música (el rap y el rock, por ejemplo) alcanzaron un reconocimiento institucional que ahora está consolidado. “Todavía hay que trabajar con otras, con la música electrónica y otras tendencias más actuales. Hasta hace poco algunos funcionarios incluían a los DJ (discjockeys) entre los sonidistas, ignorando su potencial creativo. Es una batalla que estamos ganando, pero falta”.
La ecuación no está completa: la AHS, además de legitimar tiene que legitimarse: “Tenemos que ganar terreno en manifestaciones más académicas del arte. Hay que lograr que los mejores bailarines del ballet y la danza contemporánea, los cantantes líricos, los jóvenes escritores y los artistas de las artes visuales y los medios, todos los que hacen propuestas interesantes, formen parte de la asociación”, añade Morlote.
Está claro que el Congreso no podrá dar respuesta inmediata a muchos de los planteamientos, aunque algunas cosas se han ido resolviendo. “Se ha discutido mucho sobre la situación de las casas del joven creador en las provincias: cada una de ellas recibió un módulo de los principales instrumentos musicales, de excelente calidad. También un equipo de audio de gran potencia”.
Este II Congreso debe renovar la dirección de la asociación. “Los que resulten elegidos —comenta Morlote— serán los encargados de liderear el proceso de cambios que necesariamente tendrá la AHS. Tenemos que revisar el sistema de premios y becas, hacer un estudio de la factibilidad y oportunidad de muchos de nuestros encuentros y festivales nacionales (algunos tienen ya muchos años y necesitan ajustes y otros han perdido razón de ser), hay que facilitar más el diálogo entre el artista y la institución, hay que asumir el creciente impacto de las nuevas tecnologías en el arte, debemos involucrarnos más en la superación de nuestros asociados, hay que encontrar vías más expeditas y funcionales para el financiamiento de los proyectos, hay que revisar el reglamento…”
La lista de asuntos es impresionante. El jueves comenzará el trabajo de las comisiones, que se extenderá hasta el viernes. El sábado, en el Palacio de Convenciones, tendrá lugar la sesión plenaria. La nueva dirección de la AHS comenzará a trabajar el lunes: por delante tendrá un camino incitante y complicado, para el cual harán falta fuerzas y deseos.