Retinopatía de la prematuridad: Dar luz en el comienzo de la vida

Retinopatía de la prematuridad: Dar luz en el comienzo de la vida

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El equipo integrado por neonatólogos, retinólogos y enfermeras examina minuciosamente a todo bebé prematuro.
El equipo integrado por neonatólogos, retinólogos y enfermeras examina minuciosamente a
todo bebé prematuro.

Parece indescifrable la expresión de tan diminutos seres tras el grueso cristal de la incubadora que los acoge en sus primeros tiempos de vida. Sin embargo, los neonatólogos, oftalmólogos y enfermeras encargados de velar por el desarrollo adecuado de la visión de un bebé pretérmino interpretan con sensibilidad magistral cada gesto, señal o movimiento.

“No necesitamos de ningún lenguaje para entenderlos, con solo mirarlos, percibimos su estado”, afirmó Otoniel Felipe Guardarrama, especialista en Neonatología y Máster en Atención Integral al Niño.

Rodeados de un halo angelical que solo los infantes confieren, en la sala de Neonatología del Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos, varios expertos dedican horas extras al seguimiento de los recién nacidos para garantizar el completo desarrollo de un sentido único: la vista.

Una labor humana por excelencia

Hacia 1947 fue descrita por primera vez la retinopatía de la prematuridad y una década después provocó el 50 % de toda la ceguera infantil en Estados Unidos y parte de Europa Occidental. En la actualidad prevalece, junto a la avitaminosis A, como detonante principal de la ausencia de visión en la niñez.

Desde hace unos años en el mundo se promueven programas para prevenir los daños visuales a edades tempranas. En Cuba comenzaron los entrenamientos de retinólogos y neonatólogos a partir del 2004 para dar seguimiento en cada provincia a los prematuros mediante la unión certera de un equipo multidisciplinario.

“Todos los bebés con un peso menor de los mil 700 gramos y nacidos antes de las 32 semanas son examinados minuciosamente dado el peligro que tienen de desarrollar una retinopatía de la prematuridad debido a que la formación embrionaria del ojo no se completa”, explicó Felipe Guardarrama, quien conforma el equipo de prevención en Sancti Spíritus.

Asociada fundamentalmente a la edad gestacional y el bajo peso, propios de los pretérminos, la afección a la membrana más susceptible a la luz clasifica como vasoproliferativa y responde a otros factores externos como la variación de las concentraciones de oxígeno, las transfusiones, infecciones y el síndrome de dificultad respiratoria provocado por la inmadurez pulmonar del recién nacido.

“Durante el tiempo que los neonatos permanecen en la sala nosotros evaluamos semanalmente a quienes pudieran padecer la patología mencionada. Hacemos un fondo de ojo con pupila dilatada y el empleo de la oftalmoscopia indirecta. Seguimos muy de cerca el proceso de formación de la retina que debió haber ocurrido dentro del útero y de ese modo definimos en qué grado de la afección, de los cinco descritos, se encuentra el paciente”, explicó la retinóloga Miriam Rodríguez.

La especialista advierte además, que si la enfermedad evoluciona hasta la tercera etapa se aplica tratamiento para evitar el desprendimiento de la retina, propio del último período y al que sobrevendría una ceguera total.

Así, el empleo de disparos con láser mediante una lupa a las zonas periféricas de la retina permite eliminar los vasos anormales capaces de afectar esa membrana. La duración de la mencionada práctica es de pocos minutos y puede hacerse en la propia incubadora del bebé. Según el doctor Guardarrama: “Los peligros de esta técnica son mínimos, pues resulta menos invasiva que otras empleadas en el pasado (crioterapia). La sedación del niño a través de la anestesia constituye una cuestión de cuidado, pero estamos capacitados para aplicar el procedimiento exitosamente, sobre todo ahora que ejecutamos la terapia en el territorio y no en la capital como ocurría antes del 2007”.

Todos los pacientes pesquisados, incluidos los que no llegan al grado III de la anomalía, reciben seguimiento por cinco años para corregir cualquier secuela, entre ellas la miopía o el astigmatismo. Extremar los cuidados durante el embarazo deviene forma única de evitar la enfermedad. Es recomendable asistir a las consultas con el obstetra, evadir las sepsis ginecológicas, las toxemias, la diabetes y todo aquello que pudiera provocar un parto antes del tiempo prestablecido.

En materia preventiva Cuba iguala los índices de países del primer mundo gracias al despliegue efectivo de personal capacitado para el control del desarrollo ocular del recién nacido. De 500 infantes en riesgo examinados en Sancti Spíritus, alrededor de 22 han recibido la terapia con láser desde los inicios del programa, en el 2004; ningún caso evolucionó hacia la ceguera.

La oftalmóloga Miriam Rodríguez reconoce la unión de enfermeras, neonatólogos y retinólogos como elemento imprescindible en la materialización de una labor esencialmente humana: “Salvar un sentido tan especial en la primera etapa de la existencia del bebé tiene un valor muy alto, debido a las implicaciones que tiene a nivel social, económico y psicológico, pero, sin duda, lo que más nos place es darle una nueva perspectiva al futuro de ese pequeño que apenas comienza a conocer el mundo. Este trabajo lo hacemos fuera de nuestras consultas habituales; sin embargo, vale la pena franquear toda la complejidad inherente a él porque al final seremos los responsables de conferir luz a los ojos de una vida que apenas florece”.

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