Si aumentan los rendimientos crecen los ingresos

Si aumentan los rendimientos crecen los ingresos

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José Luis muestra la buena germinación (sobrepasa el 96  %) de las plantaciones por yema. Foto: Jorge Pérez Cruz
José Luis muestra la buena germinación (sobrepasa el 96 %) de las plantaciones por yema. Foto: Jorge Pérez Cruz

Hace ya algunos años que los trabajadores de la UBPC Diego Felipe arrancaron de murales y discursos la reiterada consigna: Si aumentan los rendimientos crecen los ingresos, y la llevaron sobre sus hombros a los campos cañeros para disfrutar ahora los beneficios del trabajo cotidiano.

“Fíjese yo soy custodio y gano 800 pesos”, refiere Salvador Rojas Pupo como muestra tangible de los cambios experimentados en esta unidad adscripta a la empresa azucarera Antonio Guiteras, de Las Tunas. La cifra no incluye la estimulación en divisa. Las utilidades contabilizadas hasta junio sobrepasaron los 343 mil pesos. Entre junio del 2012 e igual mes del 2013 el anticipo promedio fue de 700 pesos.

Allí  es desfavorable el régimen lluvioso y la calidad de los suelos deja mucho que desear, solo la voluntad  de los 213 trabajadores y la tendencia al aprovechamiento de tecnologías para la siembra de caña han roto mitos y transformado el entorno.

Las tecnologías 

“No ha sido un salto, sino que paso a paso hemos ido creciendo y consolidando los avances”, sostiene el ingeniero agrónomo José Luis Jomarrón Cera, administrador de la UBPC, y afirma que en 1996 los rendimientos de caña no sobrepasaban las 13 toneladas por hectárea y terminaron la pasada zafra con 41,7.

Este año, los estimados con cierre 30 de junio contabilizaron un crecimiento de mil 800 toneladas de la gramínea y el ascenso en 1,5 toneladas por hectárea.

José Luis califica la constancia como la principal fortaleza, con la cual ponen énfasis en la protección y el mejoramiento de los depauperados suelos;  y el interés colectivo de aprehender tecnologías, no tan nuevas, pero inexplicablemente relegadas a ensayos que  trascienden el ámbito de los centros de investigación menos de lo que exige la economía del país.

Primero apostaron por aplicar la siembra en base ancha, método que utilizaron de forma experimental en 30,4 hectáreas, de las mil 21,7 destinadas al fomento cañero, cuyo corte reportó 51 toneladas por cada una de esas unidades de medida, muy por encima de las 45 atribuidas al potencial de los suelos incluidos en el patrimonio de la UBPC.

Motivados por los resultados, ahora han extendido a 81,2 hectáreas el sistema  de   base ancha, y en 30 de estas se confabula otro adelanto: la siembra por yema directa  y por yema trasplantada. Esas acciones están integradas a un programa que pretende alcanzar hasta diciembre las 157,4 y 106,2 hectáreas en ambas modalidades, respectivamente.

La base ancha ya demostró sus bondades y la siembra por yema va sellando los surcos con tanta fuerza que el colectivo confía en materializar los anhelos de seguir creciendo en los rendimientos cañeros, como vía que elevará los ingresos salariales, un premio a los resultados y la constancia.

Ambas tecnologías tienen entre sus impactos fundamentales   el aumento de la población en los campo-uno de los problemas más serios que enfrenta la producción azucarera en Cuba, porque frustra los estimados-, la reducción del consumo de combustible,  la humanización el trabajo y el crecimiento de la productividad de hombres y máquinas.

Los hombres…

El esmero con el cual atienden los suelos y las plantaciones es la mejor prueba del sentido de pertenencia de un colectivo bien atendido, que tiene  en el retorno al lote uno de sus principales baluartes: “Aquí mismo, muy cerquita del surco esta la casa de descanso, donde los obreros tienen asegurados desayuno, almuerzo y sombra suficiente para ´cargar las pilas´ y volver a sus faenas, sin tener que caminar como antes”, confirma  Norberto Hidalgo Reyes, al frente de una de las tres estructuras de este tipo con que cuenta la UBPC.

“Hay más cosas buenas”, enfatiza y habla de las ventas semanales de 20 libras de viandas por trabajador; del ansiado y recurrente plato fuerte en el menú, que salen de las fincas propias, donde proliferan aves de corral, conejos, chivos, ovejos, cerdos; del apoyo a los enfermos y cumpleañeros, y del orgullo de no ser una carga para el Estado en cuestiones de alimentación, pues solo requieren de sal y azúcar, “lo demás, incluido el aceite –obtienen hasta mil 200 litros al año a partir del cultivo del ajonjolí – ´lo sacamos´ de la tierra, del sudor y de la vergüenza de la gente que trabaja.”

Fórmula del éxito

El camino del éxito que disfrutan hoy los trabajadores de la UBPC Diego Felipe lo describe el Manual práctico de administración para las unidades productoras de caña. “En ese documento están las normas del trabajo técnico-organizativo. Nosotros lo estudiamos y ponemos en práctica sus postulados”, argumenta el ingeniero José Luis.

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