Salón de la Fama: un acto de justicia y reparación de la memoria histórica

Salón de la Fama: un acto de justicia y reparación de la memoria histórica

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Félix Julio Alfonso, vicedecano del colegio de San Gerónimo
Félix Julio Alfonso, vicedecano del colegio de San Gerónimo

Tenemos 53 años de ausencia de elecciones de peloteros a lo que siempre me gustaría llamarle Salón de la Fama, para no romper con la tradición, porque así fue como se fundó.

Llamo la atención de no cometer la barbaridad de llamarle Hall de la Fama, porque uniríamos palabras de idiomas diferentes. Esto lo inventaron los norteamericanos y le pusieron Hall of Fame, que en la traducción significa Salón de la Fama, y lo hicieron en Cooperstown en 1939.

Los cubanos por ese espíritu norteamericanisante que existía en la República lo asumimos en 1939. Ya Cuba tenía su Salón de la Fama, pienso que también con el espíritu de reconocer la gloria deportiva de los atletas que en ese momento habían finalizado su carrera deportiva, y también las glorias del siglo XIX.

Si se fijan en las elecciones que se hicieron en la época prerrevolucionaria se elegían peloteros del siglo XIX y del siglo XX, en busca de un equilibrio que permitiera recuperar la memoria histórica y saldar cualquier injusticia que se hubiera podido cometer.

Pienso que en este caso es un acto de justicia y de reparación de la memoria histórica. Le debemos 53 años a las glorias deportivas del béisbol cubano para ser electas a este Salón, que tiene que ser en primerísimo lugar un homenaje al mérito y la grandeza deportivas de todos estos atletas.

El Salón de la Fama existe también en otros países, en Venezuela, en Puerto Rico, en la República Dominicana, en México, en Japón, es decir en todos esos lugares donde el béisbol forma parte sustantiva de la cultura y la identidad, de la tradición de esos países.

¿Por qué Cuba va a ser menos? ¿Por qué si ostentamos el primer lugar del ranking de la IBAF y hemos ganado todos los campeonatos habidos y por haber tenemos que seguir padeciendo la ausencia de un lugar donde sean reconocidos estos eminentes deportistas.

Y llamo la atención también de tener un espíritu ecuménico, de flexibilidad, de tener un pensamiento amplio, a la hora de escoger a los peloteros que sean representados a ese Salón, para no caer en el sectarismo, para no hacer lo mismo que hacen los de Miami que nos excluyen a nosotros en su Salón de la Fama del Béisbol Cubano “en el exilio”.

Allá se ha dicho que no incluyen a los peloteros de la serie nacional, me pregunto si seremos nosotros tan mezquinos y miserables para no incluir a los que allá, y no solamente allá, sino en México, Puerto Rico y otros lugares se mantuvieron jugando después del triunfo de la Revolución, sin meterse para nada en cuestiones políticas, jugando porque eran deportistas en activo y quisieron mantener sus carreras en esos países.

Me pregunto si no los vamos a elegir nosotros, o al menos mencionar en las propuestas a realizar. Después el comité de selección decidiría, pero tendremos que tener la suficiente amplitud y ser sensatos para proponer a todo aquel que lo merezca por el mérito deportivo, y que no haya tenido hecho de sangre, actitud contrarrevolucionaria verdaderamente probada, observada e irreversible. A todo aquel hay que incluirlo. ¡Cómo no vamos a incluir en esa propuesta a ese grandioso pelotero que fue Tony Oliva, dos veces champions bate de las Grandes Ligas y quien viene todos los años a Cuba, quien no ha manifestado hasta donde sabemos nada en contra de la Revolución y su deporte. Y mucho menos en contra de su Patria! Pongo ese ejemplo, quizás como el más ilustrativo.

Hay que tratar de darle continuidad en el nombre, no inventar un nombre nuevo para lo que se llama Salón de la Fama. Tratar de homologarlo con el resto de los países. No tenerle miedo a esa palabra. Víctor Joaquín Ortega ha invocado la gloria hace algunos minutos, él propone se llame Salón de la Gloria, pero decía Martí que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz. Démosle entonces realmente el lugar que merece con una mentalidad amplia, flexible, ecuménica, analicemos, sopesemos cada uno de los elementos que vamos a tomar en cuenta y logremos que se convierta en una institución permanente, que quede para siempre, y que todos los años se realice la nominación, las votaciones y las exaltaciones de los atletas.

No podemos sentirnos mal, por ejemplo, si tenemos atletas que son miembros del Salón de la Fama del Atletismo de otros países porque… ¿Tenemos en Cuba el Salón de la Fama del atletismo? No, y debemos hacerlo, y para otros deportes también en que Cuba ha tenido un gran desarrollo.

Fragmento de la intervención del Doctor Félix Julio Alfonso en el encuentro de historiadores del deporte del año 2013.

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