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Actualmente en Cuba está afiliado el 63 % de los trabajadores no estatales del sector del transporte y puertos inscriptos en el registro oficial de esas actividades, aseguró en Las Tunas Reynier Sánchez, organizador del sindicato nacional del ramo.
Dijo que esa cifra representa 41 mil 884 hombres y mujeres que están dando su aporte al desarrollo económico del país en prestaciones de servicios tan importantes como poncheras; instrucción de automovilismo; talleres de fregado y reparación; transporte de pasajeros en autos, camiones, motos, bicitaxis, botes y coches, entre otras modalidades.
El dirigente sindical confirmó que hasta el momento están organizados en alrededor de mil comités sindicales y 67 secciones sindicales puras, y explicó que estas últimas aumentarán este año hasta alcanzar las 259 previstas, pues la tendencia estratégica es que esta forma de organización sea la predominante, porque les da a los afiliados mayor protagonismo, más autonomía y la elección de sus representantes adquiere un carácter más democrático.
No es ocioso recordar que el trabajo no estatal en un futuro debe representar un porcentaje significativo de la fuerza laboral del país, un reto que exige al movimiento sindical perfeccionar sus estructuras, métodos y estilo de trabajo, hasta convertirse en un espacio imprescindible de debate, consulta y búsqueda de soluciones a los problemas que afectan a sus miembros.
Es por eso que los cambios apuntan hacia el objetivo de atraer a sus filas a todos los trabajadores cubanos: “Que vean al sindicato como la organización que puede canalizar sus inquietudes, preocupaciones, velar por sus derechos y conducirlos en sus aspiraciones”, enfatizó Reynier.
Palabras y hechos…
Sobre esos pilares se sustenta el optimismo de un grupo de trabajadores tuneros que están dedicados a labores de poncheros y fregadores de automóviles. Ellos fundaron una sección sindical, “la primera del país con esta composición”, al decir de Lázaro Cruz, miembro del Secretariado Nacional de ese sindicato.
La ponchera Labrada es ya todo un ícono de confort, buen servicio, respeto al cliente y “desenvolvimiento casi mágico”, al decir de algunos, para satisfacer las exigencias del necesitado.
Esta pulcra instalación, levantada sobre lo que fuera un vertedero de desechos sólidos a la entrada de la ciudad desde Camagüey, sirvió de sede al acto fundacional. Y Juan Carlos Labrada Figueredo, fue electo secretario general de la organización de base. Él dirigirá al colectivo junto al también ponchero Raudel Pascual y los fregadores César Góngora y Enrique Cuervo.
Ellos tienen claras las ventajas de la afiliación y las sintetizan con palabras transparentes:
Juan Carlos: “Da seguridad y confianza estar organizado en una sección sindical que nos represente ante cualquier conflicto. A mí, personalmente, me gusta hacer las cosas en colectivo para no sentirme aislado”.
César Góngora: “Tengo cuatro trabajadores y todos están afiliados. Yo mismo fui a buscar a los compañeros de la dirección del sindicato para incorporarnos, pues así contamos con una organización que nos guía, nos orienta. Para mí es un medio para canalizar nuestros criterios y buscarles soluciones a los problemas”.
Como muestra tangible de esos beneficios, César ejemplifica con dos asuntos tratados en las reuniones mensuales: las carencias de botas y capas de agua, y protectores de las vías respiratorias. Y afirma que por esas necesidades, cuya solución corresponde a la administración, está velando el sindicato.
