El tesoro más preciado

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El dique puede ser una gran piscina que abre o cierra sus compuertas según la faena que se haga. Ahora, en plena operación, los operarios y buzos efectúan la varada de seis embarcaciones que en breve comenzarán a repararse. Durante intensos días, en el sitio reposarán los navíos y los obreros aplicarán sus saberes.

“En los barcos todo es difícil, es un espacio cerrado, con mucho calor, y el operario tiene que permanecer ahí dentro, entre elementos, planchas…”, dijo Danilo Ramos, uno de los jefes de brigada de mecánica que en esos momentos estaba presente.

“Hay que organizar el trabajo, chequearlo, controlarlo; suministrar los materiales necesarios; darle solución a los problemas que se presenten y exigir disciplina, desde el inicio hasta el final”, dijo este especialista, quien muy joven llegó a CDC.

La operación es algo cotidiana en éste astillero, pionero en Cuba y primero en Latinoamérica en la implantación y certificación de su sistema de gestión de la calidad por la normas ISO 9000, lo cual lo colocó como una entidad de reconocido prestigio internacional en la región del Caribe.

Factores claves en el éxito

Desde que uno llega al astillero aprecia la organización que existe. El césped está impecable, la limpieza reina por doquier, y hasta los baños pueden competir con los de cualquier hotel. Los trabajadores visten sus típicos overoles y cascos, cada hombre o mujer lleva consigo los medios de seguridad y protección que exige el oficio.

Alejandro García, vicedirector de la empresa, lo dice sin titubeos: “La principal fortaleza que ha logrado esta empresa es el capital humano. Acumulamos una gran experiencia, tanto en los niveles de organización y control, como en los de producción”, subrayó.

Los 939 trabajadores que integran el colectivo, de ellos 107 mujeres, resultan claves para que esta sea una empresa de referencia nacional en la reparación naval.

“El sentido de pertenencia, la especialización y la disciplina de los obreros son tres factores, que bien combinados, dan lugar a los resultados que exhibimos hoy”, aseguró el directivo.

Durante el año 2012 la empresa ejecutó 163 proyectos, 129 pertenecientes a flotas nacionales y 34 a flotas extranjeras; los ciclos promedio de reparación fueron de 19,59 días; de ellos, 15,21 de varada.

Los ingresos por las actividades ejecutadas ascendieron a 31, 19 millones en moneda total, de los cuales 16,73 millones correspondieron a divisas ingresadas al país, lo cual representó el 53. 6 %.

Para el ingeniero Juan Manuel Sánchez, gerente de nuevas construcciones, la profesionalidad está muy relacionada con el sistema de gestión de la calidad implantado desde el 1996.

“Eso te obliga a evaluar siempre lo que haces. Ya es una filosofía, no solo de los especialistas, sino de los obreros, imprescindible porque la base del sistema de gestión de la calidad empieza cuando el trabajador está consciente de que su labor debe realizarla con la calidad requerida”, manifestó.

Resaltó el hecho de que toda la gestión de datos, procedimientos e información está en la red del centro. “La actividad productiva se lleva por horas: existe un sistema, el cual se nutre diariamente; por ahí nos guiamos a los efectos de calcular estimulación establecida en la entidad que es precisamente el ahorro del gasto de trabajo”, declaró Juan Manuel.

Jóvenes en primera línea

Deivis Rivero llegó a los astilleros en el 2007 y después de su adiestramiento como recién graduado, comenzó a laborar en el grupo de diseño de nuevas construcciones. Ahí tuvo la oportunidad de vincularse al proyecto de los remolcadores que comenzaron a construirse para Venezuela.

Desde fecha tan temprana como el 2004 el colectivo de CDC empezó a reparar los primeros buques tanqueros de PDVSA, así como potentes dragas. También han incursionado en el diseño y construcción de remolcadores azimutales de gran porte, con la última tecnología y únicos de su tipo en Cuba. En estos momentos ya se han entregado dos al Gobierno venezolano y cuatro están en distintas fases de construcción.

“Para mí fue un privilegio y orgullo, que al año y medio de graduado como ingeniero en construcción naval, se me diera la tarea de participar en el diseño del primer remolcador, fue materializar lo que había estudiado”, aseguró Deivis.

El también máximo representante de la UJC en el centro, señala que el universo juvenil está conformado por 150 jóvenes y 65 integran la organización.

“Los jóvenes aquí están en la primera línea de todos los trabajos productivos del astillero, los hay con cargos de responsabilidad y otros directamente vinculados a la producción. Una de las fortalezas de la empresa es la organización; si hay un joven soldador, ese quiere ser el mejor, tener la mayor cantidad de homologaciones posibles, lo cual es requisito imprescindible, y en esa medida aumentan su capacitación”, destacó.

El reto principal de los trabajadores de estos astilleros es mantener el nivel de respuesta a las necesidades del país, no obstante las restricciones que existen en el mercado para acceder a los insumos que necesita esta industria y que debido al bloqueo económico impuesto por Estados Unidos deben buscarse en mercados lejanos, lo cual encarece sus precios.

El viernes, cuando partimos de CDC, ya casi concluía la maniobra para varar las embarcaciones. En breve empezarán las reparaciones y todo funcionará como un reloj, signado por la disciplina y la organización que allí reina como su mayor divisa.

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