Aurelio es la cooperativa

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Hay hombres que adoptan el nombre de su centro de trabajo y pocas personas logran identificarlos por el propio; otras veces son los de los hombres los que identifican al colectivo. Este es el caso de “la UBPC de Aurelio”, en San Antonio de los Baños, donde nació un emporio justo en 1993, cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro vislumbró esta forma productiva para la agricultura.

Bajo la égida de Aurelio la UBPC fue 18 años consecutivos vanguardia nacional. Su sabiduría para cultivar tabaco y sus métodos de dirección son la clave del éxito.

La historia de cómo Jesús Aurelio Reyes Santiesteban llegó a ser administrador de la UBPC Batalla de las Guásimas, —el único que ha tenido—, superando los resultados productivos y económicos cada año y en busca siempre de nuevas motivaciones, quizás tenga que ver con aquella decisión de su padre de ponerlo al frente de la finca con solo 16 años.

“Él me decía ‘tú nos vas a orientar’, y yo ni siquiera era el mayor, pero tenía quinto grado en el capitalismo y aquello era un privilegio. Vivíamos en Pinar del Río y trabajábamos prácticamente como en una cooperativa familiar; eso lo he pensado muchas veces en estos tiempos, viendo los principios y la disciplina que aplicamos.

“De esa forma me fui ‘metiendo’ en el tabaco y desarrollando la finca, hasta que empezaron a atacar las plagas; participé en la Limpia del Escambray y en las guardias costeras en el sur de mi provincia natal, entonces me embullaron para venir a trabajar a San Antonio de los Baños. Como veguero comencé a dirigir grupos de trabajadores, hice el 9no. y el 12 grados, y comencé a estudiar ingeniería, pero esto se fue complicando, me dieron más responsabilidad y tuve que dejarla.

“El título de Héroe del Trabajo de la República de Cuba me reafirma para ser mejor en el tiempo que me queda de labor y de vida, más abnegado, más positivo para analizar cada situación en la cooperativa. No hay dinero que pague esa condecoración que te otorga la máxima dirección del país. He logrado los dos reconocimientos más grandes a que puede aspirar un tabacalero: ser Hombre Habano (2001) y Héroe del Trabajo (2012)”.

Métodos que dan eficiencia

Uno de los méritos de Aurelio es el de lograr la conducción eficiente de una UBPC con la mayoría de la fuerza laboral exógena, creando las condiciones y el clima de trabajo adecuados y tras la búsqueda de contenido para mantener al colectivo ocupado todo el año.

“La mayoría de los obreros lleva entre ocho y 14 años en la cooperativa, tienen derecho a las utilidades (repartían el 70 %, ahora pueden aumentarlo) y a todos los beneficios que ofrece esta organización productiva. Eso crea sentido de pertenencia, son dueños y guardianes de los bienes de la UBPC.

“En la campaña tabacalera pasada alcanzamos rendimientos de 400 quintales por caballería (120 q/cab. de capas de exportación), y eso se basa en el ahorro y el uso racional de los recursos. Trabajamos por seguir creciendo en la calidad, un elemento que aún puede mejorar los indicadores económicos; nos están pidiendo que sembremos más, sería superar las 100 hectáreas. Es mucho tabaco, pero los recursos son los mismos.

“¿Cómo se logra? Con la ejemplaridad

del jefe, con la imposición de la disciplina a partir de la propia, el enfrentamiento a lo mal hecho. Todavía tengo lucidez para dirigir la UBPC, pero cuando no pueda están mis sustitutos listos para asumir, los técnicos, los ingenieros, los economistas, quienes tienen la misión de continuar desarrollando la tecnología e introducir los adelantos de la ciencia. Yo no trabajo mirando el hoy, hoy ya pasó; con la vista en el futuro se levantó y perdurará esta cooperativa”.

Insatisfacciones y recompensa

Aurelio y Elizabeth: un matrimonio perfecto en la UBPC.

Aurelio es un eterno inconforme. Le preocupa que la agricultura no acabe de encontrar el camino hacia la eficiencia y que cada año les pidan más trabajo y les den menos recursos. “Esta campaña tabacalera la estamos haciendo sin piezas de repuesto para los tractores, no hay gomas para estos, ni para los camiones ni carros ligeros, tampoco motores de riego. No llega la madera para reparar las casas de curación.

“Los contratos que hacemos no tienen ninguna seriedad. Desde agosto para acá se nos han perdido más de 5 mil quintales de viandas que habíamos contratado en enero, porque el MINCIN dice que la población no las quería: plátano, boniato, yuca; perdimos 361 mil pesos por ese concepto. No ha habido ni una respuesta.

“Nosotros cobramos por factura y si no comercializamos los productos el Banco no nos paga. Con el tabaco pasa menos, se vende, pero los recursos llegan a destiempo; no entró la fórmula de fertilizantes que queríamos aplicar y tuvimos que usar otra.

“Es muy difícil laborar así, tienes que idear acciones que te llevan a una doble estrategia de trabajo. Quizás por la edad que uno tiene, por lo que ha vivido, la busca; los que no tienen experiencia no logran resultados como nosotros. Otro tanto sucede con el pago a los trabajadores en otras entidades: tengo un obrero aquí que se aburrió en otra UBPC porque llevaba 10 quincenas sin cobrar y vino para acá, ¡es increíble que trabajes y no te paguen!

“Otra cosa son los caprichos de la gente que a veces afectan a uno. Hace unos cinco años se hablaba mucho de nepotismo, y como mi esposa es la económica de la UBPC, nos querían separar —no la traje, nos casamos después de conocernos aquí—, y dije: pues si se tiene que ir uno, me voy yo que soy el más viejo, ella puede aportar muchos años más. Los trabajadores no entendían que si fuimos elegidos por la asamblea alguien de afuera nos separara; se negaron a aceptarlo, hubo mucho debate y nos dejaron, pero esos momentos me marcaron.

“Formar ética, moral y laboralmente a tanta gente es duro, tienes que predicar con el ejemplo, ser el primero en llegar, el último en irte, el primero en todo. Permanecer 20 años sin haber dado margen a un problema que te pueda señalar negativamente es muy difícil, tienes que ser ejemplo sin hacer las cosas por querer serlo, para cuando tengas que llamarle la atención a alguien no se quiera igualar contigo.

“Y sí tengo recompensas: hice una familia. Tengo tres hijas del primer matrimonio y cuando ni pensaba en un varón lo tuve con Elizabeth. La otra gran recompensa es contar con un colectivo de casi 300 trabajadores que no quieren que me vaya, no aceptan que me jubile. Un colectivo que no deja de plantearte problemas y así deben hacerlo, pero tienen confianza en mí. ¡Eso es tremendo!”

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