La heroicidad diaria

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Para Manuel Fernández Contreras, la familia nunca ha dejado de ser el centro de su vida, por eso en ella pensó primero cuando, en abril de este año, le dieron la noticia de que había sido seleccionado Héroe del Trabajo de la República de Cuba.

Apoyo, tranquilidad, comprensión y sacrificio ha tenido siempre en el seno familiar. De lo contrario no hubiera podido entregarse en cuerpo y alma a la vida militar, responsabilidad que escogió desde marzo de 1958, cuando decidió alzarse en la Sierra Maestra, y lo llevó a cumplir misión internacionalista en Angola.

«Estuve en el II Frente Oriental y entre las tropas que el ocho de enero de 1959 entraron a La Habana. Durante los primeros años de la Revolución cumplí varias responsabilidades, simultaneadas con cursos en escuelas militares. No paraba, iba de Oriente a Occidente. En mi hogar siempre entendieron mi trabajo. Ahora trato de ganarle al tiempo y son mis nietos los mayores beneficiarios.»

Afiliado número uno

Cuando era joven pertenecía a tres gremios, no sólo por la protección que pudieran darle, sino también para protestar contra las injusticias, manifestación de un espíritu rebelde, heredado de su padre, emigrante español y comunista de convicción y actuación, de quien asimiló la honradez como una de las principales virtudes.

De esta última me ejemplificó: «Con la confusión de aquellos primeros años del triunfo de la Revolución, cuando me preguntaron si quería ingresar a las filas del Partido Comunista de Cuba, dije que no, porque yo era anticomunista. Lejos de recibir rechazo, la comisión me enumeró medidas radicales adoptadas por el Gobierno como las reformas agraria y urbana, y me preguntó que quiénes las habían hecho y yo dije que nosotros, entonces me respondieron: eso es comunismo y no vacilé en aceptar.»

Manuel se considera fundador del Sindicato Nacional de Trabajadores Civiles de las FAR, que pronto pasará a ser de la Defensa, al integrar a los civiles del MININT, lo cual estima valioso «por las experiencias que pueden intercambiarse y la necesidad de una contrapartida no antagónica, que una voluntades para cumplir las misiones y profundizar en el trabajo político ideológico.

«La lucha en el plano de las ideas es hoy la principal tarea de todo cubano revolucionario y a ella estoy dispuesto a ofrecer toda mi contribución, que comienza con la entrega al trabajo.»

Con esa convicción dirige un colectivo abnegado, cuya labor es importante para la construcción de viviendas. Ahora su puesto está en la producción, donde cada día también se ganan pequeñas, pero decisivas batallas.

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